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miércoles, 6 de febrero de 2013

VIENTO DISTANTE


REGISTRO DE OBSERVACIÓN DEL PROCESO DE TUTORÍA
 EL VIENTO DISTANTE
 Artemio Ríos Rivera

La relación tutora no consiste simplemente en aprender una nueva técnica –aun cuando existen aspectos técnicos que es necesario aprender y consolidar-. La relación tutora a la vez provoca y requiere de una nueva lógica desde la cual se concibe y se practica la enseñanza, el aprendizaje y la política educativa. En esta nueva lógica, nadie es más: el maestro está en igualdad con el estudiante y la autoridad educativa está en igualdad con los maestros y alumnos. Aquí reside, creemos nosotros, la novedad de la relación tutora, no sólo como herramienta para el cambio educativo, sino para la reconstitución del tejido social en nuestro país y para la creación de nuevas instituciones en que autoridad y ciudadanía interactúen a favor de la equidad y calidad educativa.
 Santiago Rincón-Gallardo


 Telesecundaria Frida Kahlo                        Comunidad de Guadalupe Victoria, Perote, Ver.
 Del 14 al 18 de enero de 2013
APRENDIZ:                José Alfredo Jiménez Vélez
TUTOR:                      Ignacio de la Cruz Justo
OBSERVADOR:          Artemio Ríos Rivera

 Como parte del proceso de certificación de tutores impulsado por la Secretaría de Educación de Veracruz a través del ORACVER (Organismo Acreditador de Competencias Laborales en Veracruz), hicimos un cuidadoso ejercicio de observación y evaluación de la relación tutora.

Después de reunirnos, un equipo académico, a construir la norma certificadora; una vez publicada en la Gaceta Oficial del Estado, de que se han ido construyendo, revisando y piloteando los instrumentos de evaluación y de encontrarse en proceso de construcción el Manual de Evaluación de Tutorías, se hace necesario tener Certificados a los primeros expertos y evaluadores de competencias tutoras.

En este marco trabajamos dos semanas, un grupo de 16 tutores, para ser evaluados. Me tocó observar y evaluar el desempeño para certificar en la Norma Técnica en Tutoría Académica para el aprendizaje autónomo a través de textos a Ignacio de la Cruz, integrante de la Sociedad Civil Redes de Tutoría. Con los instrumentos a la mano, pero sobre todo con la indicación de hacer un registro de proceso, empezamos a valorar las competencias para promover el diálogo tutor de Nacho y el resto de los tutores en procesos individualizados.

Aunque el propósito del presente documento es registrar la observación del desempeño de Ignacio de la Cruz, también se rescatan algunas situaciones breves que contextualizan el trabajo en la escuela donde se realizó la actividad.
 
Primera Jornada: Nacho presentó su catálogo a José Alfredo, alumno de tercer grado de telesecundaria. Éste eligió trabajar la asignatura de español y el tema fue: “El viento distante”, un cuento de José Emilio Pacheco en una versión aparecida en los libros de Conceptos Básicos de Telesecundaria de los años 90; además, el volumen de cuentos con el título de El viento distante está incluido en los acervos de la Biblioteca Escolar, aunque la versión del cuento, en el libro, es otra, corregida por el autor.

 Empezó el diálogo entre Nacho y su aprendiz, el primero formuló unas preguntas para explorar los conocimientos previos de José Alfredo, comentándole que podía responder la que quisiera o las dos.

 Los cuestionamientos fueron: ¿Qué idea tienes del contenido del cuento a partir del título?, ¿qué es un cuento, cuáles son sus características?

 El diálogo se centró desde cuál de las preguntas realizar la anticipación. El alumno partió del título; escribió un párrafo y leyó lo que pensaba de qué trataba el cuento. Más adelante abordaron la otra pregunta; el tutorado escribe un poco menos que en el primer caso. El tutor propone dejar la anticipación como está para retomarla después y comparar.

 Para crear un ambiente de confianza y contextualizar el ejercicio, el tutor pregunta sobre qué temas tiene el aprendiz en su catálogo y trata de relacionar contenidos estudiados con el tema actual, buscando que José Alfredo recuerde las características de los cuentos, por ejemplo. Para dar sentido al título, el tutor pregunta sobre el viento, la definición, la experiencia con el viento, ejemplifica con el viento que sentimos en ese momento en el patio de la escuela telesecundaria. Con las respuestas del aprendiz, Nacho ayuda a rescatar la idea de lenguaje figurado a partir de los comentarios de los temas estudiados por José Alfredo.

El aprendiz no recuerda referencias sobre el autor del cuento que va a leer. Nacho, un poco apresurado creo, le comenta que es el mismo autor de la novela "Las batallas en el desierto", aunque Alfredo no recuerda muy bien en qué grado leyó dicho texto. Enseguida dialogan sobre la palabra distante. Una vez que aclaran el significado por contexto, Nacho le entrega a José Alfredo una fotocopia del cuento para que lo lea. El aprendiz ya tiene claridad sobre lo que invoca el título "Viento distante".

 En algún momento, me da la impresión, que al contextualizar Nacho, para encontrar definiciones sin ir al diccionario adelanta elementos de respuesta al tutorado. Sin embargo entiendo que es parte del diálogo para llegar a inferencias que aclaren y den sentido al lenguaje.

 La consigna ahora es leer el cuento y hacer las anotaciones necesarias en la fotocopia.
 Una vez terminada la lectura. Se dialoga para ver cuántas historias hay en el cuento. Se aclara que son dos historias, aunque José Alfredo parece no quedarle muy claro. Nacho le pide que señale las palabras desconocidas, el método para dar significado a las palabras sigue siendo la inferencia a partir de los referentes del aprendiz y dando ejemplos por parte del tutor, además de ir al párrafo que contextualiza, en el cuento, el uso de la palabra en cuestión.

José Alfredo comenta lo que entendió del cuento. Como yo no entendí lo que entendió, me puse a leerlo, ya que es un cuento corto. Veo que el cuento es corto (menos de dos páginas) pero que tiene sus dificultades de comprensión. Aunque en sus primeras interpretaciones de las palabras o la lectura, José Alfredo escribe o comenta muchas cosas imprecisas, Nacho en ningún momento le dice que está mal, su frase es “está bien, pero vamos a ver” y pasa a los cuestionamientos, a las inferencias, a los ejemplos y comparaciones o a regresar a la lectura y tratar de comprender idea por idea, párrafo por párrafo, historia por historia.

 Una vez inferidos los significados de un grupo de palabras desconocidas, después de que José Alfredo toma notas al respecto compartiéndolas con su tutor, Nacho hace algunos comentarios sobre el contenido de lo que se va escribiendo.

 El aprendiz vuelve a leer el cuento y localiza una nueva lista de palabras desconocidas, dialogan buscan sinónimos dan significado sin acudir al diccionario.

 Así se va construyendo el sentido y contenido del cuento en José Alfredo. Se va dando cuenta de lo que no había comprendido y lo que va entendiendo, va construyendo su propio conocimiento.

 Nacho lee en voz alta el cuento para su aprendiz y va corroborando los niveles de comprensión.

 Nuevamente José Alfredo localiza una nueva lista de palabras desconocidas y se repite lo que han ido haciendo. Van avanzando en la comprensión de la trama. Aunque hay momentos de reto que son difíciles de superar para José Alfredo, Nacho no se desespera ni trasluce ninguna actitud que pueda desanimar a su aprendiz, aunque también me parece que no es muy emotivo para animar los logros de José Alfredo.

 El tutor va tomando notas y elaborando esquemas en su libreta para ayudar al alumno a comprender la lectura. Las notas las va utilizando para anotar momentos significativos de la tutoría para su registro de tutoría.

 Nacho tenía a la mano tres libros, uno era donde venía en cuento y los otros dos sobre conceptos básicos de gramática, literatura, puntuación. Los tiene para consulta emergente, casi no acude a ellos, el diálogo va resolviendo muchas cosas.

 Platican sobre los personajes. Aclaran cuáles son los párrafos que construyen cada una de las historias.

 Ahora Nacho pregunta a José Alfredo sobre los verbos y le pide que localice algunos en el cuento. Las palabras localizadas no son verbos en su mayoría. Recuperan la definición de verbos, Nacho hace que Alfredo lo contraste con cada palabra enlistada, que aplique la definición a las palabras que eligió. El tutor pide a su aprendiz que vaya a la biblioteca para traer un libro donde investigue sobre los verbos, Alfredo trae un diccionario, lee, ajusta su concepto, hace anotaciones en su cuaderno. A partir del diálogo sobre los verbos conjugados localizados, Nacho ayuda a José Alfredo a ir infiriendo qué son los pronombres, las personas gramaticales, los tiempos verbales, las conjugaciones en singular y plural. El intercambio es constante, permanente, paciente.

Después de dar sentido a los verbos le pide que compare ahora lo que entiende con lo que entendía al principio, además de reflexionar en lo que hicieron para llegar al nivel de comprensión en el que están. A la hora de tratar de separar las dos historias el alumno recordó la importancia del narrador en el cuento, Nacho se alegra del hallazgo y lo manifiesta.

Nacho orienta en cómo recuperar lo aprendido, cómo registrar (escribir lo que se ha estado haciendo). Brinda información y hace que se reflexione sobre algunos momentos significativos de la relación tutora (conflictos cognitivos, forma de superarlos, lo que se aprendió, cómo se aprendió, momentos en qué José Alfredo se sintió satisfecho).

 Una parte difícil era comprender y localizar las dos historias, dónde había un narrador y dónde otro, en qué persona gramatical se enunciaban y cómo se tocaban y separaban las historias. Todo se va resolviendo en el diálogo, en los ejemplos, los cuestionamientos y las comparaciones. Nacho y José Alfredo se muestran relajados ante las dificultades que se han ido localizando y resolviendo y el tiempo no es factor, ninguno de los dos parece cansado o aburrido. Se respeta el ritmo de aprendizaje del tutorado.

José Alfredo ahora ha identificado que una historia está enunciada en presente y la otra en pasado; una historia se relata en tercera persona y la otra en primera; cuáles son los personajes de una y otra. Nadie le ha dado las respuestas, él ha encontrado esos elementos por sí mismo, con ayuda del tutor.

 Nacho vuelve a leer en voz alta un cuento para que José Alfredo pueda comprender algunas frases. Dialogan sobre El aire se ha detenido en la barraca, por ejemplo. Ha pasado una jornada (de nueve de la mañana a dos de la tarde, aproximadamente). Nos despedimos para continuar al siguiente día. El alumno lo toma con naturalidad. Nacho le pide que relea en su casa lo que se trabajó y que escriba sobre lo último que estuvieron haciendo.

 Segunda jornada. Al otro día Nacho lee lo que ha escrito su aprendiz, le pide reescriba retomando los momentos de conflicto, y le ayuda a recordar cómo se superaron; Nacho cuestiona a José Alfredo sobre lo que hicieron en cada caso.

 Después de registrar, Nacho vuelve a leer el cuento en voz alta, el aprendiz va siguiendo la lectura en su fotocopia. Dialogan sobre las historias y de quién es personaje principal en cada caso, la historia de quién es la que se cuenta.

Recuperan historia por historia, hacen sinopsis de cada una. Ahora José Alfredo tiene argumentos para comentar el cuento, su contenido y estructura, además de elementos metodológicos de cómo lo estudió. Nacho lee un par de renglones a partir de lo que José Alfredo ha dicho sobre la sinopsis del cuento, y pregunta qué se le puede agregar, dialogan, acuerdan. Van agregando cosas a la sinopsis entre los dos. Contrastan lo que se tenía al principio con la sinopsis actual.

Nacho pregunta al aprendiz si ahora hay alguna frase o párrafo del cuento que aún no entienda. José Alfredo revisa y lee un párrafo y explica lo que entiende de la lectura, como duda de su interpretación la comenta con el tutor; Nacho pregunta y a la vez comparte su opinión sobre el párrafo. Pregunta sobre los sentimientos de los personajes en el párrafo elegido, entre otras cosas.

 Ahora la petición al aprendiz es que escriba qué es un cuento a partir de todos los elementos que han ido construyendo; que compare con otros tipos de textos consultando sus libros de telesecundaria. José Alfredo piensa, revisa y se pone a reescribir; sus escritos son revisados por Nacho, le dice que va a subrayar algunas partes de su texto; ahora, con lo subrayado, van a buscar libros de Español de telesecundaria para ver qué dicen sobre el cuento, contrastarlo con lo que escribió el aprendiz y después pensarlo en función del cuento leído. Primero revisó un libro de primer grado, después uno de segundo. Al explorar los libros retoman definiciones breves, de tres renglones, sobre cuento, ambiente social y otras características del cuento. Las van discutiendo a la luz del contenido del cuento leído y José Alfredo empieza a reescribir lo que comprende, ahora sobre la estructura y características del cuento. Revisan un cuadro que viene en alguno de los libros de texto y José Alfredo va respondiendo de manera verbal cada elemento que pide el cuadro, responde con facilidad y coherencia lo que el libro solicita. Nacho le pide precisión sobre lo que dice, por ejemplo, cuando Alfredo comenta que el personaje es una persona normal, Nacho le pide que defina qué es una persona normal y por qué el personaje es una persona normal. Todo el tiempo van regresando a lo que expresa el cuento para encontrar características de los personajes u otro tipo de elementos.

 Leyeron oración por oración la primera interpretación que el aprendiz tenía del cuento y fueron viendo cómo cambiaba la comprensión del mismo. Por ejemplo, platicaron la diferencia entre barraca y barranca, ya que José Alfredo en su primera interpretación hablaba de una barranca, cuando en el cuento decía barraca, elemento desconocido para Alfredo. Así, el aprendiz va definiendo el ambiente, contexto, tensión, personajes, sensaciones y más elementos del texto de José Emilio Pacheco.

 Ahora hay una digresión, un diálogo aparentemente sin importancia, informal, Alfredo es más expresivo, hablan de Leonardo da Vinci, de cómo lo estudiado puede servir para tener nociones en caso de escribir un cuento. Ambos hablan con bajo tono, hay ruido en el salón, me cuesta trabajo seguir el tema de la conversación, pero ambos, tutor y aprendiz, se ven interesados. Comentan sobre problemas de álgebra, sobre resolver problemas, las habilidades para tomar decisiones en diversas situaciones, en fin. De videojuegos, películas…

 Ahora Nacho propone que busque en un interactivo otras definiciones de las partes y características del cuento, para tener una visión más amplia y flexible de su concepción al respecto. Lo que investigue debe de pensarlo en función del cuento que leyó. José Alfredo se ve contento, satisfecho. No está aburrido o cansado.

Es la una y media, casi el final de la segunda jornada, Alfredo manifiesta un poco de cansancio, sin embargo investiga lo que le pide su tutor, lee lo que escribió en su cuaderno. Dice que algunos elementos son los mismos de lo que ya había investigado, pero hay cosas nuevas que si aplican a su cuento. Recuerda un cuento que leyó en su infancia, para ubicar los textos de acuerdo al público o lector al que está dirigido. Finalmente Nacho le comenta que puede escribir en su registro las fichas bibliográficas de los libros consultados, para que pueda localizarlos en caso de que los necesite cuando vaya a tutorar el tema. Todas las fuentes están en su biblioteca escolar o en la computadora de su salón de clases. Ahí hubo que ir comentando, preguntando para que la ficha tuviera los datos necesarios para localizar el libro en cualquier escuela o biblioteca.

 Hasta aquí se terminó el proceso de estudio.

 Mañana se preparará la demostración de lo aprendido.

 El tutor pregunta al aprendiz cómo se ha sentido con la tutoría, no alcanzo a escuchar la respuesta, pero el lenguaje corporal habla de una réplica relajada. Ya para irnos de la escuela en esta segunda jornada (son cerca de las dos de la tarde), Nacho proporciona el libro donde se encuentra la segunda versión del cuento para que la lea en voz alta José Alfredo; identifica que se trata de una versión diferente, dialogan. Nacho lee la versión más reciente y Alfredo va siguiendo la lectura en la versión anterior, con la que estuvo trabajando; hizo un comentario comparativo de las dos versiones del cuento.

Tercera jornada, en los dos primeros días de visita a la escuela el viento había sido frío con un cielo despejado y el sol quemante, el día de hoy hay neblina, el frío es húmedo pero no muy intenso, la maestra Cristina augura que en un rato saldrá el sol, yo lo dudo, así inicia la jornada.  A las diez de la mañana sale el sol.

 Nacho pregunta, ¿en qué nos quedamos ayer?, Alfredo recapitula. Para cerrar, dice el tutor, ¿qué es lo que te gustaría compartir con tus compañeros del tema? El cuento, responde el estudiante, porque es interesante y me gustó. Nacho pregunta, ¿Has hecho alguna demostración de lo aprendido, la has observado? Alfredo ha visto a varios de sus compañeros demostrar, él no lo ha hecho. Nacho orienta sobre la demostración proponiendo no dar a conocer todo el cuento; el aprendiz quiere compartir algo que le ha gustado del relato, eso acuerdan, además de hablar sobre las dificultades y cómo las resolvieron. Nacho le propone que si va a presentar algún esquema, primero lo haga en el cuaderno, revisarlo y después pasarlo a la cartulina que Alfredo trae para preparar su demostración. El aprendiz revisa su registro y luego comenta específicamente lo que le gustaría compartir con sus compañeros. Empieza a elaborar su esquema de exposición en el cuaderno.

 El alumno hizo un mapa con nubes y flechas en su cuaderno, una nube al centro y cuatro alrededor, las flechas van del centro hacia las nubes periféricas; cada nube tiene texto. Llama a Nacho y le muestra, empiezan a dialogar sobre el esquema. Nacho cuestiona sobre lo que hay y lo que falta, pregunta que temas fueron viendo, Alfredo va enumerando. Nacho escribe y pregunta qué rescatar de cada tema. ¿Qué más? Es la pregunta recurrente. El aprendiz responde enunciando las características, los conceptos, los ejemplos, a partir de los cuestionamientos del tutor. Nacho genera una lluvia de ideas de lo estudiado, escucha y cuestiona de manera atenta, resalta lo importante. Apoya la reflexión sobre la vivencia del aprendizaje; hace apuntes esquemáticos en su cuaderno a partir de lo que Alfredo responde a sus cuestionamientos, la reflexión tiene un grado de profundidad que poco acostumbramos los docentes de educación básica con nuestros alumnos. Es claro que Alfredo domina el tema, no se arredra ante los cuestionamientos, responde con soltura y eficiencia.

 Después de discutir sobre el esquema para la demostración, Nacho leyó un fragmento de un cuento de Julio Cortázar para que José Alfredo identificara al narrador y en qué persona gramatical estaba enunciado el texto. El razonamiento del alumno fue certero.

Ahora José Alfredo modifica su esquema a partir de la revisión de los apuntes de Nacho.

 El aprendiz recargó su cuadro de información, lo revisan, discuten y la propuesta es que localice las palabras claves de cada cosa que ha escrito en su proyecto de lámina para que haga un cuadro sintético. Nacho explica la importancia de hacer un cuadro con poco texto, propone detalles para preparar la demostración y sobre qué elementos centrar la intervención.

 Alfredo visualiza cómo será su demostración, comenta en qué se va a apoyar y qué es lo que va a explicar. Subraya en su texto y comenta con su tutor lo subrayado. Nacho revisa y cuestiona. Le propone cambiar conectores. Corrigen ortografía, leen en voz alta para localizar repeticiones y errores de concordancia. Las frases se vuelven más cortas, sintéticas. Ahora José Alfredo pasará su borrador en una lámina para exponer. Está listo para compartir lo que ha aprendido.

 Para no violentar el ritmo de la escuela y de las otras seis trinas que están en el proceso de evaluación, las demostraciones se fueron haciendo al ritmo de cada tutorado y con poca gente. Solicitamos que nos acompañe sólo la maestra de Alfredo, fue sugerencia de él, se veía feliz cuando lo propuso, me pareció que se sentía orgulloso de lo que había aprendido y quería que su maestra se sintiera orgulloso de él.

 Hicieron un ensayo de la demostración. El alumno pegó su lámina en el patio, en una pared del salón; expuso ante mí y su tutor, fue bastante fluido pero un poco corto. El viento movía su lámina. Al final Nacho le hizo observaciones, desde pegar mejor su lámina hasta cosas que habían comentado sobre el fondo del trabajo. Afinaron cosas, Nacho volvió a preguntar ante quiénes demostrar, Alfredo dijo que con los profesores; fue a invitar a los docentes. Nos concentramos alrededor de ocho maestros a un lado de los salones, a pleno sol. La demostración fue muy emotiva, fluida y clara. Contestó con mucha pertinencia a las diferentes preguntas que le hicimos. Hubo varias preguntas sobre cómo apreciaba el ejercicio y comparándolo con el trabajo cotidiano de tutoría en la escuela, sus respuestas fueron muy atinadas, había claridad al señalar diferencias y similitudes.

Alfredo flotaba, un rato después del ejercicio, platicaba con sus compañeros en otras mesas, se notaba feliz, satisfecho; como si hubiera ganado un premio. Preguntaba a quién iba a tutorar ahora.

 Después de la demostración Nacho le propuso hacer el guión de tutoría. Comentándole que mañana tutoraría el tema a alguno de sus compañeros que él eligiera.

 Empezó el diálogo para ordenar los pasos, los elementos, lo que hay que prever para tutorar el tema.

 Todo el tiempo el tutor estuvo observando de cerca el desempeño del aprendiz proponiéndole diferentes maneras de avanzar y afinar su proceso, apoyando siempre el desempeño del muchacho.

 José Alfredo redactó solo su guión. Fue leyéndolo con Nacho, otra vez el diálogo, el cuestionamiento y la autocorrección.

 Ahora la discusión se centró en si se debía poner todo lo que se vio en su guión o solamente lo que logró dominar. La reflexión concluye en que trabaje sólo sobre lo que se siente seguro, sobre lo que domina del tema. Lo más conveniente es que su guión sólo observe los elementos que logró dominar durante su proceso de estudio.

 Discutieron sobre a quién ofrecer el tema. Nacho le propuso que a algún alumno de cualquier grado, Alfredo eligió tutorar a su maestra. Era ya la una y media de la tarde, hasta ahí llegó la jornada, media hora no era aprovechable para iniciar el estudio del tema. Mañana José Alfredo tutorará a la maestra Liliana Guadalupe.

 Cuarta jornada. Cuando llegamos a la escuela la directora tenía a los niños terminando su clase de educación física, hacían algo así como condicionamiento físico general. El frío era intenso. A las nueve y cuarto ya estábamos armando la red de tutoría. La maestra Liliana tenía permiso para llegar tarde, hasta después del receso, se optó porque José Alfredo tutorara a uno de sus compañeros; el elegido, antes de iniciar el nuevo tema, tenía que hacer una demostración del contenido que había estudiado el día de ayer. La demostración era en el patio ante todos los alumnos. La escuela toma un tiempo por la mañana todos los jueves para que algunos alumnos demuestren algunos de los temas que se tutoraron durante la semana. Esperamos a que terminara para iniciar el trabajo de tutoría de Alfredo y el acompañamiento de Nacho a ese nuevo proceso, éste último estaría al pendiente del desempeño de Alfredo para apoyarlo de ser necesario.

Iniciamos casi a las 10 de la mañana, en el salón de tercer grado. Eran tres los alumnos que querían ser tutorados.

Alfredo empezó con los tres, Nacho se sentó entre el grupo de estudio. En este momento observar el trabajo de José Alfredo es muy revelador, les dicta el tema a sus compañeros, les pregunta para explorar su anticipación, etcétera.

Intentaré dedicarme a registrar y observar el desempeño de Nacho como acompañante de José Alfredo como tutor. Este documento pretender registrar el desempeño de un tutor experto, su acompañamiento y retroalimentación a su aprendiz. Sin embargo, es necesario dar cuenta del desempeño de José Alfredo para poder tener contexto de las intervenciones de Nacho en el proceso.

 Nacho observa y toma notas. Sonríe porque los muchacho son un poco festivos, parece que son tres juguetones, relajientos pues, sin embargo, sin problemas Alfredo logra imponer un ritmo de estudio, en un momento dado decide separar, sin conflictos, sin problemas, a sus tres compañeros para poderlos tutorar mejor y atenderlos de manera personalizada.

 Me parece interesante hacer una digresión, más bien una pequeña observación. La telesecundaria Frida Kahlo se encuentra a cuatro kilómetros de una Escuela Secundaria Técnica Agropecuaria (ETA) situada entre Perote y la comunidad de Guadalupe Victoria. Cada año, llegan a la telesecundaria uno o dos alumnos excluidos de la ETA o de otra escuela de la ciudad, generalmente llegan a tercer grado. Los tres tutorados de José Alfredo son precisamente alumnos que llegaron en este ciclo escolar al tercer grado a esta telesecundaria rural, provenientes de escuelas urbanas. Los tres aprendices son listos, uno de ellos, Juan que es repetidor de un grado de primaria, tiene mucho menos dificultades de las que tuvo José Alfredo al estudiar el tema. Es interesante ver cómo los jóvenes, que fueron problemáticos o reprobadores de asignaturas en las escuelas de la que provienen, se autorregulan y establecen una relación horizontal y de estudio entre ellos. Los otros dos son Alejandro y Luis. La tutoría avanza en buenos términos. Nacho no se aguanta las ganas y ayuda a tutorar a uno de los muchachos. Alfredo se queda con dos aprendices. El proceso avanza con más fluidez.

 Al terminar la jornada Nacho y José Alfredo se reúnen, Nacho le comenta algunas cosas que observó en la tutoría, le hace recomendaciones para continuar mañana.

 Quinta jornada, la última de este proceso, llegamos poco antes de las nueve, al entrar al patio de la escuela vemos a José Alfredo y sus dos tutorados trabajando en el patio. Nos acercamos y Nacho le entrega unas copias sobre los conceptos de la estructura del cuento, para que se apoye en su tutoría. Alfredo utiliza apoyos bibliográficos que presta a sus compañeros para que lean y encuentren respuestas a las dudas que van surgiendo. Nacho se mantiene cerca y asiente con la cabeza a las formas que usa Alfredo para trabajar con sus aprendices, esa cercanía genera confianza.

 A las once de la mañana, aunque el ejercicio no ha terminado doy por concluido el proceso de observación. Me parece que ya he sido bastante repetitivo. Para evaluar a Ignacio de la Cruz es suficiente, aunque el registro da cuenta de muchas cosas sobre las que se podría hacer una reflexión metacognitiva.

 Comentario personal

 José Alfredo es alumno de tercer grado de telesecundaria en una comunidad rural como muchas en el país, su voz es delgada, hay que estar muy atentos para escuchar lo que dice; es un alumno al que le cuesta trabajo aprender, por eso lo mandó su maestra a ser tutorado, no mandó al mejor alumno, sino a uno de bajo logro.
José Alfredo ya conoce la metodología, tiene su catálogo de temas, ha tutorado. Pero esta experiencia ha sido muy enriquecedora.

 José Alfredo es el primero de cuatro hermanos; su padre es empleado en una vulcanizadora en la carretera federal que va de Perote a Puebla; la mamá se dedica a las labores domésticas; tienen un pequeño terreno donde siembran maíz de autoconsumo. Al principio me dio la impresión de que no era posible que alcanzara el nivel de comprensión del texto que logró al final de la tutoría. Pero su tutor no se dedicó a decirle: lee, vuelve a leer y vuelve a leer y a ver qué entendiste. El tutor lo ayudó a construir significados sin dar respuestas, fue paciente, contribuyó a la construcción del conocimiento del aprendiz.

 Nacho es un tutor experto que ha entendido, a lo largo de más de diez años, que paciencia, tolerancia, apertura y autocrítica en el proceso de construcción de conocimientos con alguien más, son fundamentales para poder profundizar sobre un tema sin que signifique una carga tediosa, sino una satisfacción y la alegría por aprender. Planteó retos cognitivos que el alumno podría superar con apoyo.

Nacho en su trabajo fue poco expresivo pero amable, comprometido y seguro sobre su desempeño, brindó al observador una lección invaluable sobre la relación tutora. Nacho ha trabajado la tutoría en varios estados de la República como en Zacatecas, Michoacán y Chiapas. En el estado de Veracruz, eventualmente, nos ha acompañado en algunas actividades en los últimos dos años. Sin decirlo, demuestra su conocimiento de los acervos que existen en las escuelas primarias y secundarias del país.

 Tutor y tutorado no parecen ser personas “brillantes”, extrovertidas, su perfil es bajo, ambos parecen tímidos, discretos. Pero ambos han mostrado un nivel de desempeño que a simple vista nos parecería poco posible. Me queda claro que tutorar no significa darle un texto a un aprendiz, preguntarle qué entendiste y lo que no, investígalo y escribe lo que hiciste, esto podría funcionar cuando el aprendiz es competente y el tema no le significa un verdadero reto cognitivo, aunque bien pensado ni en esa forma se corresponde a lo que implica la metodología de la relación tutora.

La tutoría tiene que ver con el diálogo pedagógico que nos permite construir conocimientos al tutor, al tutorado y al observador del proceso. Tutorar no tiene que ver con protagonismos sino con humildad intelectual. Es necesario preparar el desarrollo del diálogo tutor, desarrollar ese diálogo, acompañar al aprendiz para compartir una experiencia de aprendizaje y evaluar el proceso de tutoría y el aprendizaje logrado, Nacho trabajó en eso, en desarrollar un proceso cuidado.

Se trata no sólo de solicitar al alumno que haga una actividad, sino de acompañarlo en el camino, tratar de entender su lógica. El acompañamiento debe basarse en una experiencia previa de haber andado el mismo camino, de dominar el tema o la unidad de aprendizaje que se ofrece al alumno. Al trabajar un solo tema en profundidad encontramos potenciada su transversalidad, la podemos palpar sin que sea solamente una enunciación sin fondo. Tal vez este cuidado es el que necesitamos para que la mayoría de las diversas propuestas pedagógicas funcionen, manifiesten resultados palpables. Sin embargo, la metodología que lo enuncia desde un primer momento es la relación tutora. Pero no sólo es un buen deseo, hay un esfuerzo serio de muchos tutores de predicar con el ejemplo, dominar el tema y trabajar en la diversidad individualizando los procesos. Sin duda hay muchas cosas que debatir: el tiempo en la escuela, la proporción maestro alumnos, la dosificación de contenidos de acuerdo al programa de estudios, entre otras temáticas. No es el propósito de este registro bordar al respecto, pero son elementos para los que la relación tutora y sus practicantes tienen respuestas.

El trabajo ha sido largo, intenso, a profundidad, pero con naturalidad, sin estridencias o presunciones por parte del tutor o el tutorado. Altamente satisfactorio para todos.
 


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