Seguidores

viernes, 15 de enero de 2016

Diagnóstico educativo para la intervención docente. Apuntes

Diagnóstico educativo para la intervención docente. Apuntes



Sandra Ortiz Martínez/ Artemio Ríos Rivera


El Diagnóstico en Educación se diferencia de otras perspectivas por su interés en investigar las causas que impiden una transición progresiva a niveles de habilidad más complejos e inteligentes; por su interés en conseguir un enriquecimiento y desarrollo de los individuos y por su incidencia en la provocación de cambios en contextos externos cuando éstos no sean los más apropiados para el progreso de los individuos e, indirectamente, de la sociedad.
Ignacio Javier Alfaro Rocher



Introducción

Se considera una cuestión elemental que los docentes de educación básica conozcan a profundidad el marco normativo que regula el trabajo que se realiza en las escuelas; puesto que constituye el horizonte aspiracional de la sociedad, señala lo que se quiere construir como colectivo o lo que se intenta garantizar para cada ciudadano.

La Constitución y las leyes señalan los rumbos por los que las instituciones deben caminar para garantizar un mínimo operativo que, según ciertos criterios y parámetros, aseguren el cumplimiento  equitativo e igualitario del derecho a la educación. Ello, junto con las regulaciones y definiciones específicas plasmadas en el Plan y programas de estudio vigentes, conforman una visión sobre cómo es la sociedad en la que vivimos y a qué exigencias debemos responder.

Está claro, que el Plan y los programas de estudio buscan garantizar las competencias básicas para ejercer la ciudadanía y desarrollarse plenamente como individuo; no obstante, la aparición de una gran cantidad de programas compensatorios o complementarios a la curricula vigente, dejar ver que si bien el horizonte de llegada es claro, los puntos de partida y las articulaciones específicas de la escuela a la vida social en concreto, no.

“Nada es fijo, nada es para siempre, por eso la idea de la mejora continua”


Más allá de lo que normativa o institucionalmente se considera, sabemos que la educación es la base de la sociedad, sobre todo la educación básica; pues en ella se construyen o desarticulan los acuerdos de convivencia social, se promueve la crítica pero, también los consensos provisionales que serán revisados y cambiados cada vez que se considere necesario. Nada es fijo, nada es para siempre, por eso la idea de la mejora continua.

Trabajar en el sector educativo implica construir una mirada propia y crítica, asumir que, aún inconscientemente, muchas veces la institución educativa ha contribuido a la descomposición del tejido social, incluso pensando que actúa en sentido contrario.

La tarea de la escuela y el docente es fundamental, nos atreveríamos a decir que es la más importante sobre cualquier otra institución en términos de producción y reproducción de la vida social. En este marco, la tarea del docente resulta crucial, aunque la responsabilidad es compartida con todo el aparato educativo y los diferentes sectores de la sociedad.

En la actualidad, ante la inexistencia de centros, de verdades absolutas o fijas, el aumento exponencial de la complejidad social demanda afinar la labor educativa hacia espacios de tolerancia y respeto a la otredad. Debemos apostar a la autorregulación a partir de propuestas escolares que partan de un diagnóstico que recupere esta perspectiva amplia, flexible, informada y comprometida con una labor profesional.

“no es que aumente la exigencia, sino la necesidad de descentrar la mirada de lo normativo”

En ese sentido,  no es que aumente la exigencia, sino la necesidad de descentrar la mirada de lo normativo; ampliar la visión y hacer consciente lo inconsciente de nuestra labor, afinar lo que hacemos y saber sus consecuencias más allá del aula a partir de una reflexión que supere el sentido común y se articule a la didáctica, a las ciencias que definen el  por qué, el cómo y para qué del quehacer de la escuela y sus agentes. La reflexión debe ser permeada por la pedagogía, pero también por la sociología y otras ciencias que, sólo desde el sentido común, pudieran parecer ajenas al fenómeno educativo específico que emerge del aula. 

Esto implica que nuestra labor contribuye no solamente a la vida de los demás, al interesarnos en el alumno nos estamos metiendo –a nosotros mismos- en el mismo umbral de atención: si tenemos mejores alumnos, que encuentren en la escuela lo que no se les ofrece en otros espacios, estamos creando condiciones de convivencia habitable para nosotros mismos. Una buena práctica educativa contribuye a conservar y fortalecer elementos rescatables de la coexistencia social, al mismo tiempo que crea condiciones para cambiar lo que sea necesario, sin necesidad de enunciarlo. Interesarnos honestamente por el alumno potencializa el lugar que ocupamos en el concierto social.

En este sentido, es importante considerar el marco normativo como horizonte de derecho, pero también mirar con interés y compromiso la realidad específica que rodea la práctica, como punto de partida y donde nuestra función se articula directamente a la sociedad y nos posiciona como agentes de transformación.

Por ello, queremos destacar la necesidad de establecer un punto medio entre las propuestas de diagnóstico que pueden ser de una exigencia técnica mayor y la información inconexa que se pueda tener de la realidad. Proponemos un acercamiento sistemático y comprensivo a la realidad específica, que pueda ser sostenible para el trabajo cotidiano de los docentes.

Preámbulo metodológico

En el campo del diagnóstico educativo, se han desarrollado propuestas especializadas desde diferentes disciplinas, aunque en las últimas décadas se reconoce la necesidad de realizar diagnósticos integrales, que recuperen los elementos que se entrecruzan en el contexto del aula; así como la dinámica que socialmente existe y la transición permanente en la que se encuentran los alumnos (Alfaro, 2004).

“es común que dicha 
actividad se abandone, 
sustituyendo la comprensión 
por prejuicios que los alejan 
de los alumnos y muchas veces 
eliminan la posibilidad 
de construir empatía”

Se han diversificado los instrumentos, las técnicas, los esquemas de interpretación; los docentes tienen a mano una gran cantidad de recursos para realizar investigaciones profundas sobre su espacio de intervención. No obstante, está claro que el tiempo con el que cuentan no les permite desarrollar indagaciones profundas y, de manera desafortunada, es común que dicha actividad se abandone, sustituyendo la comprensión por prejuicios que los alejan de los alumnos y muchas veces eliminan la posibilidad de construir empatía.

Por ello, en este documento planteamos recomendaciones sencillas que permitan a los docentes integrar, interrogar y analizar la información con la que cuentan para comprender de mejor manera el contexto y al grupo con el cual trabajan. Se trata de tener un recordatorio sobre la cantidad de aspectos que se hacen presentes en el aula y son el referente más inmediato que influye y modifica las maneras en que los alumnos se articulan a la escuela.



Propuesta

Para desarrollar un diagnóstico educativo integral es necesario recuperar, analizar y problematizar toda la información con la que contamos -o tenemos a mano- del grupo escolar y lo que lo rodea, ya sea desde el entorno escolar o bien el comunitario, local, estatal e inclusive nacional.

Sistematizar y analizar la información sobre el contexto y el grupo es imprescindible para desarrollar una práctica oportuna. El docente, por su relación cotidiana con la escuela conoce de muchas maneras características específicas del entorno social y escolar que rodea la vida de sus alumnos, aunque muchas veces ese conocimiento es disperso o no se asume como relevante para tomar definiciones en el aula.

“aunque muchas veces ese 
conocimiento es disperso o
no se asume como relevante 
para tomar definiciones en el aula

Es fundamental que el docente reconozca los ámbitos que están relacionados con su práctica y sepa identificar los elementos que determinan una configuración de relaciones dentro del aula, pues su labor no sólo se desarrolla en ese marco, sino que debe recuperar dicha configuración para articularse crítica y significativamente a ella (Ilustración 1).





                           
                                                                                                                                         






Aunque su intervención toma en cuenta las necesidades de cada alumno particular: su nivel de desarrollo psíquico, emocional y afectivo, es necesario que considere también, las características del grupo que se conforma, pues las relaciones que se construyen ahí modifican significativamente el actuar de los alumnos y, generalmente, sus actividades están encaminadas a trabajar en grupo y de manera colaborativa.

Por ello se recomienda recuperar información en tres niveles: comunidad, escuela y aula. En éste último se integran las características particulares de sus alumnos y las de las relaciones que establecen en el espacio específico del aula como un microsistema social, que funciona con dinámicas específicas.

Hacer este recorrido significa también, reconocer que el aula es un espacio que refleja las relaciones sociales externas y al mismo tiempo es capaz de transformarlas (Ilustración 2).

La cantidad de información que al respecto podemos recuperar es mayúscula y, como es natural, no toda será útil en la definición de rutas, planes o estrategias; no obstante, sugerimos que el docente la tenga en consideración y la analice antes de decidir que no es relevante en su grupo escolar y para el curso o la asignatura particular que está planeando (Ilustración 3).


Los puntos señalados en la ilustración anterior se pueden trasladar a los siguientes indicadores.

Comunidad
Sociedad
Sectores sociales que integran la comunidad, características.
Relaciones de género que prevalecen.
Niveles de violencia, presencia de grupos delincuenciales.
Niveles de alcoholismo o drogadicción.
Espacios públicos y grupos que se encuentran en ellos.
Migración
La comunidad recibe a personas o las expulsa a otros lugares.
Sectores sociales que migran: hombres adultos, mujeres, jóvenes, niños, familias enteras.
Se van o llegan por periodos o de manera permanente.
Situaciones de relación que genera la migración.
Diversidad lingüística o cultural que produce.
Cultura
Lenguas que se hablan en la comunidad: indígenas, extranjeras, sólo español.
Fiestas religiosas, civiles, agrícolas o productivas que se practican.
Religiones que se practican.
Música y artes que se desarrollan (artesanía como arte popular).
Economía
Actividades productivas que desarrollan hombres y mujeres, estacionales o permanentes.
Niveles de ingreso.
Política
Nivel de marginalidad de la comunidad.
Cumplimiento de derechos: servicios de salud, educación y desarrollo social.
Formas de organización comunitaria: autoridades con cargos de elección popular, comisariado ejidal, asamblea comunal.
Escuela
Articulación con la comunidad
Participación de los padres de familia.
Trabajo con música y artes.
Proyectos productivos, de desarrollo social o salud.
Atención a la diversidad
Trabajo con lenguas nacionales y extranjeras.
Trabajo de género y atención a necesidades educativas especiales (NEE).
Desarrollo institucional
Líneas del plan de mejora escolar.
Líneas de desarrollo del Consejo Técnico Escolar.
Aula
Aspectos de diversidad
Estilos de aprendizaje.
Presencia de hablantes lenguas nacionales y extranjeras.
Presencia de alumnos con NEE.
Aspectos familiares
Escolarización de los padres y hermanos.
Herramientas con las que cuentan sus padres y hermanos para apoyar las tareas escolares.
Presencia de alumnos trabajadores.
Presencia de alumnos con familias desarticuladas.
Presencia de embarazo o madres adolescentes.
Relaciones interpersonales
Grupos de colaboración
Relaciones de solidaridad, camaradería, empatía.
Relaciones de genero.
Formación de bandas.
Prácticas de bullyng, marginación y discriminación.
Aspectos del desarrollo del joven
Edades de los alumnos.
Trayectorias escolares. Situación académica.
Características del desarrollo psíquico: temas de interés, sexualidad, conciencia de sí y de los otros.
Características del desarrollo emocional y afectivo: autoestima, empoderamiento, confianza y autoconcepto.


Se recomienda al docente tomar nota sobre los aspectos que pueda recuperar, hacer un registro escrito sencillo, que le permita ver con mayor claridad cómo es la realidad que lo rodea. Dicho escrito debe ser como mejor sirva al profesor: un texto en prosa, un mapa de relaciones, una tabla de dos o más entradas; lo importante es que le permita una panorámica inicial.

Al hacer el recorrido sobre los indicadores, es importante detenerse en aquella información con la que no cuenta y realizar un plan para identificarla, ya sea por medio de la consulta de periódicos y revistas locales o en entrevistas informales con miembros de la escuela o la comunidad.

El docente como un investigador, deberá tener una actitud de curiosidad y de indagación permanente, se preguntará sobre cómo vive la comunidad y cómo ello se relaciona con la vida interna de la escuela y del aula. También como investigador buscará mejores y confiables fuentes de información, intentando siempre mantener una actitud imparcial; pues no es su función juzgar las formas de vida comunitaria o familiar, sino conocerlas para comprender el escenario en el que realiza su labor.

Para mejorar la agudeza de sus diagnósticos, se recomienda al docente, ser un lector constante de los materiales y situaciones que le ofrecen información: publicidad, prensa, eventos sociales (civiles y religiosos), condiciones materiales de vivienda y alimentación, etcétera. Las charlas con sus alumnos también son una fuente importante y confiable de información, pues los jóvenes en la comunidad generalmente comparten una vida social intensa que los conecta a las preocupaciones e intereses de la comunidad.

Cuando el docente consiga la información que hacia falta puede integrarla a su escrito y completar un escenario con todos los matices que le parezcan necesarios y posibles.

Lo central no ha culminado, pues es imprescindible que el maestro interrogué la información y se pregunte ¿cómo impacta su labor?, ¿cómo su labor puede apoyar a los alumnos a modificar situaciones que afecten su desarrollo y la construcción de su autonomía? Se recomienda que tales reflexiones las asiente por escrito también y las tenga a mano para realizar sus planeaciones.


Bibliografía:

Alfaro, I. J. (2004) “Diagnóstico en educación y transiciones”.  REOP. 15 (1). Pp. 67-88. Disponible en: http://www.uned.es/reop/pdfs/2004/15-1-1%20-%20Ignacio%20Javier%20Alfaro%20Rocher.PDF

CGEIB-SEP (2004) Educar en y para la diversidad en el nivel Preescolar.  México: SEP. Disponible en: http://eib.sep.gob.mx/isbn/9685797536trabajo.pdf

CGEIB-SEP (2006). El enfoque intercultural en educación. Orientaciones para maestros de primaria. México: SEP. Disponible en: http://eib.sep.gob.mx/isbn/968592743X.pdf

Marí, R. (2007) “Propuesta de un modelo de diagnóstico en educación”. Bordón 59 (4). Pp. 611-626. Dispobible en: file:///Users/sandraortiz/Downloads/Dialnet-PropuestaDeUnModeloDeDiagnosticoEnEducacion-2582783.pdf

Martínez, A. (2002) “Procedimientos y técnicas del diagnóstico en educación”. Tendencias Pedagógicas 7. Pp. 97-116. Disponible en: http://www.tendenciaspedagogicas.com/Articulos/2002_07_03.pdf




No hay comentarios:

Publicar un comentario

Video del Ejido San José

Evidencia a mitad del proceso...