El supremo
Artemio Ríos Rivera
I
Autocomplacencia
Inexistencia del otro
La paja en el sentido ajeno
Los postes son pilares de la egolatría
Es el fundamento fundador de la mismidad
Somos el huevo y la serpiente
Fatua acracia, subordinación impuesta
¿Cómo desgobernar sin colonialismos?
II
La impune impunidad impone la sordera
Fuerte hablar sin escucha
Sin enterar qué dice la palabra
¡Escúchame!
Aunque el Yo no atienda otros discursos.
Estamos bien:
La malquerencia viene de terceros.
Todo es en mí justificado
Los demás son suicidas
Mi mano es justiciera
-De rectitud sublime-
Ejecuta sentencia.
III
Desinstalada conciencia de la soledad
Gobernador de vidas
Ser y poder
Hombre y materia
Decrépito patriarca:
Implacablemente dadivoso
Enigmáticamente oscuro
Ignominiosa bondad
Tan transparentes sinrazones
de percepción invisible
Páter: duro vocablo en soliloquio
de opaca emergencia poética
IV
Como Supremo y Dios
Siempre sectario
Intransigente
Fanático a su ser
Doctrinario
La estrategia es ácrata
Atea
Crítica
El Supremo niega
Toda deidad
Todo poder
Menos lo suyo
Para imponer su realidad
Descalifica
Purga
Ortodoxo intolerante
Sólo odia lo odiable
Lo que se acerque a
Lo que huela
Lo que sea sospechoso
Hay que asumir la nueva antidroctina doctrinaria
Ante el espejo:
Todos supremos
El otro
-siempre-
un pobre diablo
V
Entre libertos anda el despotismo
Maquiavélica persuasión
Todo se justifica en ambos lados
"Cada quien su verdad"
Sin la otra mirada: El Supremo soy yo
Engendrado de eternas soledades
Templado en apatías
en menosprecios al borde del camino
Militancia de suicidas
parricidas sin vocación
VI
Enarbola filialidad el fraticida
Argumentos de amor como fatuo fulgor
Escudo de invisibles visiones
Aparente desprecio por doblones
Mientras la mano hurgando las talegas anda
Chingar chingando
Materialidad inmanente
Inminentes tensiones y rupturas
Nada pide el fraticida
Exige
Clama su voz:
Del otro es la obligación, del otro
Que no debe forzarme
Perpetua deuda debes
No correspondo
¿Dónde dice que debo?
Caín también usaba falda
y paría a la orilla del río.
VII
La voz suprema sentencia:
No piensa el otro
hablan los traumas
carencias
frustraciones
Despreciable rencor,
descalifica la voz al disidente
Fuerte supremacía
Invicto emocional
Hipócrita espectáculo de tristezas falaces
condenar homicidios
sembrando ágoras de difuntos
haciendo de los templos camposantos
campanarios sin badajo
Confesarles amor
Como quien reparte albricias a los huérfanos
En el fondo la única emoción es la soberbia
Egolatría
Narcicismo
Vanidad
No hay emoción
Solo glándulas que secretan agrios fluidos
Mortales secrecías que no incluyen el yo
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