Oír las propias voces*
Oralia Bonilla Pedroza**
Cuando se habla de educación escolarizada todos tenemos una idea más o menos concreta sobre los que sucede en los planteles, pero en realidad se conoce muy poco de lo que habitualmente acontece en las aulas. La asesoría a profesores que promovieron los autores de este texto, constituye una oportunidad para acercarnos y conocer el trabajo habitual, mediante el desarrollo de estrategias de lectura y escritura en tres escuelas secundarias.
La asesoría, entendida como un proceso de ayuda sostenida y consentida (Antúnez, 2012), que, mediante el diálogo, analiza la práctica y potencia las competencias profesionales para la mejora de la enseñanza y del aprendizaje (Bonilla, 2011), implicó, en esta experiencia, promover el desarrollo de estrategias con maestros y estudiantes, a fin de que “leer y escribir fuera un motor para dialogar con otras voces y escuchar la propia”.
La aplicación de diversas estrategias, como la de recreación de textos literarios, por más sencillas que se piensen, implicaron la toma de decisiones de parte del maestro para elegir y combinar distintos elementos metodológicos, coherentes con los presupuestos que sostienen los procesos de enseñanza y aprendizaje de la lectura y escritura, siendo sus actividades el último eslabón en el que se concretaron.
Es crucial que se tome conciencia de que cada decisión adoptada por los maestros condicionó la siguiente, pues hay aprendizajes que están en la base del resto, posibilitando el acceso y manejo de los demás. En este sentido, trabajar con estrategias de lectura y escritura posibilita el dominio de herramientas para aprender y seguir aprendiendo.
Es así que estas actividades no fueron desprendidas de decisiones ingenuas, sino que plantearon importantes retos para docentes y estudiantes, especialmente en el nivel de secundaria, en el que tenemos un currículum kilométrico en cuanto a cantidad de contenidos, pero con muy escasa posibilidad de abordarlo con profundidad y capacidad de permanencia en el tiempo.
Desde hace más de una década, aunque aún no hemos tomado realmente conciencia de ello, se ha reconocido que el modelo educativo de la secundaria ha estado muy centrado en actividades rutinarias, predecibles y de escaso interés para los alumnos, así como en la reproducción de contenidos más que en enseñar al alumnado a pensar, a indagar, a expresarse, a aprender a aprender.
Para avanzar, este texto propone una nueva comprensión de la tarea docente. Imagina profesores capaces de diseñar estrategias variadas que incluyan elementos nuevos, además de realistas y desafiantes que conecten con los intereses y expectativas de los estudiantes, al mismo tiempo que con sus necesidades de seguir aprendiendo.
En este libro, la participación activa de maestros y estudiantes en la lectura y la escritura, para “oír sus propias voces”, nos sitúa en una experiencia novedosa que aprovecha “los textos corregidos por los alumnos y maestros en clase” como protagonistas de su aprendizaje.
Invito a leer este texto en ese mismo tenor, para aprender de la propia lectura, de lo que pasa en el aula y las posibilidades que tiene el docente para fortalecer su enseñanza. Considero que su principal aportación consiste en recuperar y presentar organizadamente los resultados de la implementación de estrategias didácticas de lectura y escritura, no como propuestas incuestionables, sino como un conjunto de “pistas” para que otros colegas se atrevan, “con criterio”, a andar el camino de la docencia, asumiendo el reto de promover para todas y todos sus estudiantes el mejor aprendizaje posible —desde la lectura y la escritura— para que sigan aprendiendo.
* Prólogo del libro: Construir nuestra voz. Estrategias y evidencias de lectura y escritura de
Artemio Ríos Rivera y Sandra Ortiz Martínez. Primera edición, Ciudad de México 2017. Editorial Cisnegro ] lectores de alto riesgo [ Edición y diseño: Andrés Cisnegro Imagen de portada: Orlando Díaz. Fotos Andrés Cisnegro.
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