REGISTRO DE OBSERVACIÓN DEL PROCESO DE TUTORÍA
EL VIENTO DISTANTE
Artemio Ríos Rivera
La relación tutora no consiste simplemente en aprender una
nueva técnica –aun cuando existen aspectos técnicos que es necesario aprender y
consolidar-. La relación tutora a la vez provoca y requiere de una nueva lógica
desde la cual se concibe y se practica la enseñanza, el aprendizaje y la
política educativa. En esta nueva lógica, nadie es más: el maestro está en
igualdad con el estudiante y la autoridad educativa está en igualdad con los
maestros y alumnos. Aquí reside, creemos nosotros, la novedad de la relación
tutora, no sólo como herramienta para el cambio educativo, sino para la
reconstitución del tejido social en nuestro país y para la creación de nuevas
instituciones en que autoridad y ciudadanía interactúen a favor de la equidad y
calidad educativa.
Santiago
Rincón-Gallardo
Telesecundaria Frida Kahlo Comunidad
de Guadalupe Victoria, Perote, Ver.
Del 14 al 18 de enero
de 2013
APRENDIZ:
José Alfredo Jiménez Vélez
TUTOR:
Ignacio de la Cruz Justo
OBSERVADOR: Artemio Ríos Rivera
Como parte del
proceso de certificación de tutores impulsado por la Secretaría de Educación de
Veracruz a través del ORACVER (Organismo Acreditador de Competencias Laborales
en Veracruz), hicimos un cuidadoso ejercicio de observación y evaluación de la
relación tutora.
Después de reunirnos, un equipo académico, a construir la
norma certificadora; una vez publicada en la Gaceta Oficial del Estado, de que
se han ido construyendo, revisando y piloteando los instrumentos de evaluación
y de encontrarse en proceso de construcción el Manual de Evaluación de
Tutorías, se hace necesario tener Certificados a los primeros expertos y
evaluadores de competencias tutoras.
En este marco trabajamos dos semanas, un grupo de 16
tutores, para ser evaluados. Me tocó observar y evaluar el desempeño para
certificar en la Norma Técnica en Tutoría Académica para el aprendizaje
autónomo a través de textos a Ignacio de la Cruz, integrante de la Sociedad
Civil Redes de Tutoría. Con los instrumentos a la mano, pero sobre todo con la
indicación de hacer un registro de proceso, empezamos a valorar las
competencias para promover el diálogo tutor de Nacho y el resto de los tutores
en procesos individualizados.
Aunque el propósito
del presente documento es registrar la observación del desempeño de Ignacio de
la Cruz, también se rescatan algunas situaciones breves que contextualizan el
trabajo en la escuela donde se realizó la actividad.
Primera Jornada:
Nacho presentó su catálogo a José Alfredo, alumno de tercer grado de
telesecundaria. Éste eligió trabajar la asignatura de español y el tema fue:
“El viento distante”, un cuento de José Emilio Pacheco en una versión aparecida
en los libros de Conceptos Básicos de Telesecundaria de los años 90; además, el
volumen de cuentos con el título de El viento distante está incluido en los
acervos de la Biblioteca Escolar, aunque la versión del cuento, en el libro, es
otra, corregida por el autor.
Empezó el diálogo
entre Nacho y su aprendiz, el primero formuló unas preguntas para explorar los
conocimientos previos de José Alfredo, comentándole que podía responder la que
quisiera o las dos.
Los cuestionamientos
fueron: ¿Qué idea tienes del contenido del cuento a partir del título?, ¿qué es
un cuento, cuáles son sus características?
El diálogo se centró
desde cuál de las preguntas realizar la anticipación. El alumno partió del
título; escribió un párrafo y leyó lo que pensaba de qué trataba el cuento. Más
adelante abordaron la otra pregunta; el tutorado escribe un poco menos que en
el primer caso. El tutor propone dejar la anticipación como está para retomarla
después y comparar.
Para crear un
ambiente de confianza y contextualizar el ejercicio, el tutor pregunta sobre
qué temas tiene el aprendiz en su catálogo y trata de relacionar contenidos
estudiados con el tema actual, buscando que José Alfredo recuerde las
características de los cuentos, por ejemplo. Para dar sentido al título, el tutor
pregunta sobre el viento, la definición, la experiencia con el viento,
ejemplifica con el viento que sentimos en ese momento en el patio de la escuela
telesecundaria. Con las respuestas del aprendiz, Nacho ayuda a rescatar la idea
de lenguaje figurado a partir de los comentarios de los temas estudiados por
José Alfredo.
El aprendiz no recuerda referencias sobre el autor del
cuento que va a leer. Nacho, un poco apresurado creo, le comenta que es el
mismo autor de la novela "Las batallas en el desierto", aunque Alfredo no
recuerda muy bien en qué grado leyó dicho texto. Enseguida dialogan sobre la
palabra distante. Una vez que aclaran el significado por contexto, Nacho le
entrega a José Alfredo una fotocopia del cuento para que lo lea. El aprendiz ya
tiene claridad sobre lo que invoca el título "Viento distante".
En algún momento, me
da la impresión, que al contextualizar Nacho, para encontrar definiciones sin
ir al diccionario adelanta elementos de respuesta al tutorado. Sin embargo
entiendo que es parte del diálogo para llegar a inferencias que aclaren y den
sentido al lenguaje.
La consigna ahora es
leer el cuento y hacer las anotaciones necesarias en la fotocopia.
Una vez terminada la
lectura. Se dialoga para ver cuántas historias hay en el cuento. Se aclara que
son dos historias, aunque José Alfredo parece no quedarle muy claro. Nacho le
pide que señale las palabras desconocidas, el método para dar significado a las
palabras sigue siendo la inferencia a partir de los referentes del aprendiz y
dando ejemplos por parte del tutor, además de ir al párrafo que contextualiza,
en el cuento, el uso de la palabra en cuestión.
José Alfredo comenta lo que entendió del cuento. Como yo no
entendí lo que entendió, me puse a leerlo, ya que es un cuento corto. Veo que el
cuento es corto (menos de dos páginas) pero que tiene sus dificultades de
comprensión. Aunque en sus primeras interpretaciones de las palabras o la
lectura, José Alfredo escribe o comenta muchas cosas imprecisas, Nacho en
ningún momento le dice que está mal, su frase es “está bien, pero vamos a ver”
y pasa a los cuestionamientos, a las inferencias, a los ejemplos y
comparaciones o a regresar a la lectura y tratar de comprender idea por idea,
párrafo por párrafo, historia por historia.
Una vez inferidos los
significados de un grupo de palabras desconocidas, después de que José Alfredo
toma notas al respecto compartiéndolas con su tutor, Nacho hace algunos
comentarios sobre el contenido de lo que se va escribiendo.
El aprendiz vuelve a leer
el cuento y localiza una nueva lista de palabras desconocidas, dialogan buscan
sinónimos dan significado sin acudir al diccionario.
Así se va
construyendo el sentido y contenido del cuento en José Alfredo. Se va dando
cuenta de lo que no había comprendido y lo que va entendiendo, va construyendo
su propio conocimiento.
Nacho lee en voz alta
el cuento para su aprendiz y va corroborando los niveles de comprensión.
Nuevamente José
Alfredo localiza una nueva lista de palabras desconocidas y se repite lo que
han ido haciendo. Van avanzando en la comprensión de la trama. Aunque hay
momentos de reto que son difíciles de superar para José Alfredo, Nacho no se
desespera ni trasluce ninguna actitud que pueda desanimar a su aprendiz, aunque
también me parece que no es muy emotivo para animar los logros de José Alfredo.
El tutor va tomando
notas y elaborando esquemas en su libreta para ayudar al alumno a comprender la
lectura. Las notas las va utilizando para anotar momentos significativos de la
tutoría para su registro de tutoría.
Nacho tenía a la mano
tres libros, uno era donde venía en cuento y los otros dos sobre conceptos
básicos de gramática, literatura, puntuación. Los tiene para consulta
emergente, casi no acude a ellos, el diálogo va resolviendo muchas cosas.
Platican sobre los
personajes. Aclaran cuáles son los párrafos que construyen cada una de las
historias.
Ahora Nacho pregunta
a José Alfredo sobre los verbos y le pide que localice algunos en el cuento.
Las palabras localizadas no son verbos en su mayoría. Recuperan la definición
de verbos, Nacho hace que Alfredo lo contraste con cada palabra enlistada, que
aplique la definición a las palabras que eligió. El tutor pide a su aprendiz
que vaya a la biblioteca para traer un libro donde investigue sobre los verbos,
Alfredo trae un diccionario, lee, ajusta su concepto, hace anotaciones en su
cuaderno. A partir del diálogo sobre los verbos conjugados localizados, Nacho
ayuda a José Alfredo a ir infiriendo qué son los pronombres, las personas
gramaticales, los tiempos verbales, las conjugaciones en singular y plural. El
intercambio es constante, permanente, paciente.
Después de dar sentido a los verbos le pide que compare
ahora lo que entiende con lo que entendía al principio, además de reflexionar
en lo que hicieron para llegar al nivel de comprensión en el que están. A la
hora de tratar de separar las dos historias el alumno recordó la importancia
del narrador en el cuento, Nacho se alegra del hallazgo y lo manifiesta.
Nacho orienta en cómo recuperar lo aprendido, cómo registrar
(escribir lo que se ha estado haciendo). Brinda información y hace que se
reflexione sobre algunos momentos significativos de la relación tutora
(conflictos cognitivos, forma de superarlos, lo que se aprendió, cómo se
aprendió, momentos en qué José Alfredo se sintió satisfecho).
Una parte difícil era
comprender y localizar las dos historias, dónde había un narrador y dónde otro,
en qué persona gramatical se enunciaban y cómo se tocaban y separaban las
historias. Todo se va resolviendo en el diálogo, en los ejemplos, los
cuestionamientos y las comparaciones. Nacho y José Alfredo se muestran
relajados ante las dificultades que se han ido localizando y resolviendo y el
tiempo no es factor, ninguno de los dos parece cansado o aburrido. Se respeta
el ritmo de aprendizaje del tutorado.
José Alfredo ahora ha identificado que una historia está
enunciada en presente y la otra en pasado; una historia se relata en tercera
persona y la otra en primera; cuáles son los personajes de una y otra. Nadie le
ha dado las respuestas, él ha encontrado esos elementos por sí mismo, con ayuda
del tutor.
Nacho vuelve a leer
en voz alta un cuento para que José Alfredo pueda comprender algunas frases.
Dialogan sobre El aire se ha detenido en la barraca, por ejemplo. Ha pasado una
jornada (de nueve de la mañana a dos de la tarde, aproximadamente). Nos
despedimos para continuar al siguiente día. El alumno lo toma con naturalidad.
Nacho le pide que relea en su casa lo que se trabajó y que escriba sobre lo
último que estuvieron haciendo.
Segunda jornada. Al
otro día Nacho lee lo que ha escrito su aprendiz, le pide reescriba retomando
los momentos de conflicto, y le ayuda a recordar cómo se superaron; Nacho
cuestiona a José Alfredo sobre lo que hicieron en cada caso.
Después de registrar,
Nacho vuelve a leer el cuento en voz alta, el aprendiz va siguiendo la lectura
en su fotocopia. Dialogan sobre las historias y de quién es personaje principal
en cada caso, la historia de quién es la que se cuenta.
Recuperan historia
por historia, hacen sinopsis de cada una. Ahora José Alfredo tiene argumentos
para comentar el cuento, su contenido y estructura, además de elementos
metodológicos de cómo lo estudió. Nacho lee un par de renglones a partir de lo
que José Alfredo ha dicho sobre la sinopsis del cuento, y pregunta qué se le
puede agregar, dialogan, acuerdan. Van agregando cosas a la sinopsis entre los
dos. Contrastan lo que se
tenía al principio con la sinopsis actual.
Nacho pregunta al aprendiz si ahora hay alguna frase o
párrafo del cuento que aún no entienda. José Alfredo revisa y lee un párrafo y
explica lo que entiende de la lectura, como duda de su interpretación la
comenta con el tutor; Nacho pregunta y a la vez comparte su opinión sobre el
párrafo. Pregunta sobre los sentimientos de los personajes en el párrafo
elegido, entre otras cosas.
Ahora la petición al
aprendiz es que escriba qué es un cuento a partir de todos los elementos que
han ido construyendo; que compare con otros tipos de textos consultando sus
libros de telesecundaria. José Alfredo piensa, revisa y se pone a reescribir;
sus escritos son revisados por Nacho, le dice que va a subrayar algunas partes
de su texto; ahora, con lo subrayado, van a buscar libros de Español de
telesecundaria para ver qué dicen sobre el cuento, contrastarlo con lo que
escribió el aprendiz y después pensarlo en función del cuento leído. Primero
revisó un libro de primer grado, después uno de segundo. Al explorar los libros
retoman definiciones breves, de tres renglones, sobre cuento, ambiente social y
otras características del cuento. Las van discutiendo a la luz del contenido
del cuento leído y José Alfredo empieza a reescribir lo que comprende, ahora
sobre la estructura y características del cuento. Revisan un cuadro que viene
en alguno de los libros de texto y José Alfredo va respondiendo de manera
verbal cada elemento que pide el cuadro, responde con facilidad y coherencia lo
que el libro solicita. Nacho le pide precisión sobre lo que dice, por ejemplo,
cuando Alfredo comenta que el personaje es una persona normal, Nacho le pide
que defina qué es una persona normal y por qué el personaje es una persona normal.
Todo el tiempo van regresando a lo que expresa el cuento para encontrar
características de los personajes u otro tipo de elementos.
Leyeron oración por
oración la primera interpretación que el aprendiz tenía del cuento y fueron
viendo cómo cambiaba la comprensión del mismo. Por ejemplo, platicaron la
diferencia entre barraca y barranca, ya que José Alfredo en su primera
interpretación hablaba de una barranca, cuando en el cuento decía barraca,
elemento desconocido para Alfredo. Así, el aprendiz va definiendo el ambiente,
contexto, tensión, personajes, sensaciones y más elementos del texto de José Emilio Pacheco.
Ahora hay una
digresión, un diálogo aparentemente sin importancia, informal, Alfredo es más
expresivo, hablan de Leonardo da Vinci, de cómo lo estudiado puede servir para
tener nociones en caso de escribir un cuento. Ambos hablan con bajo tono, hay
ruido en el salón, me cuesta trabajo seguir el tema de la conversación, pero
ambos, tutor y aprendiz, se ven interesados. Comentan sobre problemas de
álgebra, sobre resolver problemas, las habilidades para tomar decisiones en
diversas situaciones, en fin. De videojuegos, películas…
Ahora Nacho propone
que busque en un interactivo otras definiciones de las partes y características
del cuento, para tener una visión más amplia y flexible de su concepción al
respecto. Lo que investigue debe de pensarlo en función del cuento que leyó.
José Alfredo se ve contento, satisfecho. No está aburrido o cansado.
Es la una y media, casi el final de la segunda jornada,
Alfredo manifiesta un poco de cansancio, sin embargo investiga lo que le pide
su tutor, lee lo que escribió en su cuaderno. Dice que algunos elementos son
los mismos de lo que ya había investigado, pero hay cosas nuevas que si aplican
a su cuento. Recuerda un cuento que leyó en su infancia, para ubicar los textos
de acuerdo al público o lector al que está dirigido. Finalmente Nacho le
comenta que puede escribir en su registro las fichas bibliográficas de los
libros consultados, para que pueda localizarlos en caso de que los necesite
cuando vaya a tutorar el tema. Todas las fuentes están en su biblioteca escolar
o en la computadora de su salón de clases. Ahí hubo que ir comentando,
preguntando para que la ficha tuviera los datos necesarios para localizar el
libro en cualquier escuela o biblioteca.
Hasta aquí se terminó
el proceso de estudio.
Mañana se preparará
la demostración de lo aprendido.
El tutor pregunta al
aprendiz cómo se ha sentido con la tutoría, no alcanzo a escuchar la respuesta,
pero el lenguaje corporal habla de una réplica relajada. Ya para irnos de la
escuela en esta segunda jornada (son cerca de las dos de la tarde), Nacho
proporciona el libro donde se encuentra la segunda versión del cuento para que
la lea en voz alta José Alfredo; identifica que se trata de una versión
diferente, dialogan. Nacho lee la versión más reciente y Alfredo va siguiendo
la lectura en la versión anterior, con la que estuvo trabajando; hizo un
comentario comparativo de las dos versiones del cuento.
Tercera jornada, en los dos primeros días de visita a la
escuela el viento había sido frío con un cielo despejado y el sol quemante, el
día de hoy hay neblina, el frío es húmedo pero no muy intenso, la maestra
Cristina augura que en un rato saldrá el sol, yo lo dudo, así inicia la
jornada. A las diez de la mañana sale el
sol.
Nacho pregunta, ¿en
qué nos quedamos ayer?, Alfredo recapitula. Para cerrar, dice el tutor, ¿qué es
lo que te gustaría compartir con tus compañeros del tema? El cuento, responde
el estudiante, porque es interesante y me gustó. Nacho pregunta, ¿Has hecho
alguna demostración de lo aprendido, la has observado? Alfredo ha visto a
varios de sus compañeros demostrar, él no lo ha hecho. Nacho orienta sobre la
demostración proponiendo no dar a conocer todo el cuento; el aprendiz quiere
compartir algo que le ha gustado del relato, eso acuerdan, además de hablar
sobre las dificultades y cómo las resolvieron. Nacho le propone que si va a
presentar algún esquema, primero lo haga en el cuaderno, revisarlo y después
pasarlo a la cartulina que Alfredo trae para preparar su demostración. El
aprendiz revisa su registro y luego comenta específicamente lo que le gustaría
compartir con sus compañeros. Empieza a elaborar su esquema de exposición en el
cuaderno.
El alumno hizo un
mapa con nubes y flechas en su cuaderno, una nube al centro y cuatro alrededor,
las flechas van del centro hacia las nubes periféricas; cada nube tiene texto.
Llama a Nacho y le muestra, empiezan a dialogar sobre el esquema. Nacho
cuestiona sobre lo que hay y lo que falta, pregunta que temas fueron viendo,
Alfredo va enumerando. Nacho escribe y pregunta qué rescatar de cada tema. ¿Qué
más? Es la pregunta recurrente. El aprendiz responde enunciando las
características, los conceptos, los ejemplos, a partir de los cuestionamientos
del tutor. Nacho genera una lluvia de ideas de lo estudiado, escucha y
cuestiona de manera atenta, resalta lo importante. Apoya la reflexión sobre la
vivencia del aprendizaje; hace apuntes esquemáticos en su cuaderno a partir de
lo que Alfredo responde a sus cuestionamientos, la reflexión tiene un grado de
profundidad que poco acostumbramos los docentes de educación básica con
nuestros alumnos. Es claro que Alfredo domina el tema, no se arredra ante los
cuestionamientos, responde con soltura y eficiencia.
Después de discutir
sobre el esquema para la demostración, Nacho leyó un fragmento de un cuento de
Julio Cortázar para que José Alfredo identificara al narrador y en qué persona
gramatical estaba enunciado el texto. El razonamiento del alumno fue certero.
Ahora José Alfredo modifica su esquema a partir de la
revisión de los apuntes de Nacho.
El aprendiz recargó
su cuadro de información, lo revisan, discuten y la propuesta es que localice
las palabras claves de cada cosa que ha escrito en su proyecto de lámina para
que haga un cuadro sintético. Nacho explica la importancia de hacer un cuadro con
poco texto, propone detalles para preparar la demostración y sobre qué
elementos centrar la intervención.
Alfredo visualiza
cómo será su demostración, comenta en qué se va a apoyar y qué es lo que va a
explicar. Subraya en su texto y comenta con su tutor lo subrayado. Nacho revisa
y cuestiona. Le propone cambiar conectores. Corrigen ortografía, leen en voz
alta para localizar repeticiones y errores de concordancia. Las frases se
vuelven más cortas, sintéticas. Ahora José Alfredo pasará su borrador en una
lámina para exponer. Está listo para compartir lo que ha aprendido.
Para no violentar el
ritmo de la escuela y de las otras seis trinas que están en el proceso de
evaluación, las demostraciones se fueron haciendo al ritmo de cada tutorado y
con poca gente. Solicitamos que nos acompañe sólo la maestra de Alfredo, fue
sugerencia de él, se veía feliz cuando lo propuso, me pareció que se sentía
orgulloso de lo que había aprendido y quería que su maestra se sintiera
orgulloso de él.
Hicieron un ensayo de
la demostración. El alumno pegó su lámina en el patio, en una pared del salón;
expuso ante mí y su tutor, fue bastante fluido pero un poco corto. El viento
movía su lámina. Al final Nacho le hizo observaciones, desde pegar mejor su
lámina hasta cosas que habían comentado sobre el fondo del trabajo. Afinaron
cosas, Nacho volvió a preguntar ante quiénes demostrar, Alfredo dijo que con
los profesores; fue a invitar a los docentes. Nos concentramos alrededor de
ocho maestros a un lado de los salones, a pleno sol. La demostración fue muy
emotiva, fluida y clara. Contestó con mucha pertinencia a las diferentes
preguntas que le hicimos. Hubo varias preguntas sobre cómo apreciaba el
ejercicio y comparándolo con el trabajo cotidiano de tutoría en la escuela, sus
respuestas fueron muy atinadas, había claridad al señalar diferencias y
similitudes.
Alfredo flotaba, un rato después del ejercicio, platicaba
con sus compañeros en otras mesas, se notaba feliz, satisfecho; como si hubiera
ganado un premio. Preguntaba a quién iba a tutorar ahora.
Después de la
demostración Nacho le propuso hacer el guión de tutoría. Comentándole que
mañana tutoraría el tema a alguno de sus compañeros que él eligiera.
Empezó el diálogo
para ordenar los pasos, los elementos, lo que hay que prever para tutorar el
tema.
Todo el tiempo el
tutor estuvo observando de cerca el desempeño del aprendiz proponiéndole
diferentes maneras de avanzar y afinar su proceso, apoyando siempre el
desempeño del muchacho.
José Alfredo redactó
solo su guión. Fue leyéndolo con Nacho, otra vez el diálogo, el cuestionamiento
y la autocorrección.
Ahora la discusión se
centró en si se debía poner todo lo que se vio en su guión o solamente lo que
logró dominar. La reflexión concluye en que trabaje sólo sobre lo que se siente
seguro, sobre lo que domina del tema. Lo más conveniente es que su guión sólo
observe los elementos que logró dominar durante su proceso de estudio.
Discutieron sobre a
quién ofrecer el tema. Nacho le propuso que a algún alumno de cualquier grado,
Alfredo eligió tutorar a su maestra. Era ya la una y media de la tarde, hasta
ahí llegó la jornada, media hora no era aprovechable para iniciar el estudio
del tema. Mañana José Alfredo tutorará a la maestra Liliana Guadalupe.
Cuarta jornada.
Cuando llegamos a la escuela la directora tenía a los niños terminando su clase
de educación física, hacían algo así como condicionamiento físico general. El
frío era intenso. A las nueve y cuarto ya estábamos armando la red de tutoría.
La maestra Liliana tenía permiso para llegar tarde, hasta después del receso,
se optó porque José Alfredo tutorara a uno de sus compañeros; el elegido, antes
de iniciar el nuevo tema, tenía que hacer una demostración del contenido que
había estudiado el día de ayer. La demostración era en el patio ante todos los
alumnos. La escuela toma un tiempo por la mañana todos los jueves para que
algunos alumnos demuestren algunos de los temas que se tutoraron durante la
semana. Esperamos a que terminara para iniciar el trabajo de tutoría de Alfredo
y el acompañamiento de Nacho a ese nuevo proceso, éste último estaría al
pendiente del desempeño de Alfredo para apoyarlo de ser necesario.
Iniciamos casi a las 10 de la mañana, en el salón de tercer
grado. Eran tres los alumnos que querían ser tutorados.
Alfredo empezó con los tres, Nacho se sentó entre el grupo
de estudio. En este momento observar el trabajo de José Alfredo es muy
revelador, les dicta el tema a sus compañeros, les pregunta para explorar su
anticipación, etcétera.
Intentaré dedicarme a registrar y observar el desempeño de
Nacho como acompañante de José Alfredo como tutor. Este documento pretender
registrar el desempeño de un tutor experto, su acompañamiento y
retroalimentación a su aprendiz. Sin embargo, es necesario dar cuenta del
desempeño de José Alfredo para poder tener contexto de las intervenciones de
Nacho en el proceso.
Nacho observa y toma
notas. Sonríe porque los muchacho son un poco festivos, parece que son tres
juguetones, relajientos pues, sin embargo, sin problemas Alfredo logra imponer
un ritmo de estudio, en un momento dado decide separar, sin conflictos, sin
problemas, a sus tres compañeros para poderlos tutorar mejor y atenderlos de
manera personalizada.
Me parece interesante
hacer una digresión, más bien una pequeña observación. La telesecundaria Frida
Kahlo se encuentra a cuatro kilómetros de una Escuela Secundaria Técnica
Agropecuaria (ETA) situada entre Perote y la comunidad de Guadalupe Victoria.
Cada año, llegan a la telesecundaria uno o dos alumnos excluidos de la ETA o de
otra escuela de la ciudad, generalmente llegan a tercer grado. Los tres
tutorados de José Alfredo son precisamente alumnos que llegaron en este ciclo
escolar al tercer grado a esta telesecundaria rural, provenientes de escuelas
urbanas. Los tres aprendices son listos, uno de ellos, Juan que es repetidor de
un grado de primaria, tiene mucho menos dificultades de las que tuvo José
Alfredo al estudiar el tema. Es interesante ver cómo los jóvenes, que fueron
problemáticos o reprobadores de asignaturas en las escuelas de la que
provienen, se autorregulan y establecen una relación horizontal y de estudio
entre ellos. Los otros dos son Alejandro y Luis. La tutoría avanza en buenos
términos. Nacho no se aguanta las ganas y ayuda a tutorar a uno de los muchachos.
Alfredo se queda con dos aprendices. El proceso avanza con más fluidez.
Al terminar la
jornada Nacho y José Alfredo se reúnen, Nacho le comenta algunas cosas que
observó en la tutoría, le hace recomendaciones para continuar mañana.
Quinta jornada, la última
de este proceso, llegamos poco antes de las nueve, al entrar al patio de la
escuela vemos a José Alfredo y sus dos tutorados trabajando en el patio. Nos
acercamos y Nacho le entrega unas copias sobre los conceptos de la estructura
del cuento, para que se apoye en su tutoría. Alfredo utiliza apoyos
bibliográficos que presta a sus compañeros para que lean y encuentren
respuestas a las dudas que van surgiendo. Nacho se mantiene cerca y asiente con
la cabeza a las formas que usa Alfredo para trabajar con sus aprendices, esa
cercanía genera confianza.
A las once de la
mañana, aunque el ejercicio no ha terminado doy por concluido el proceso de
observación. Me parece que ya he sido bastante repetitivo. Para evaluar a
Ignacio de la Cruz es suficiente, aunque el registro da cuenta de muchas cosas
sobre las que se podría hacer una reflexión metacognitiva.
Comentario personal
José Alfredo es
alumno de tercer grado de telesecundaria en una comunidad rural como muchas en
el país, su voz es delgada, hay que estar muy atentos para escuchar lo que
dice; es un alumno al que le cuesta trabajo aprender, por eso lo mandó su
maestra a ser tutorado, no mandó al mejor alumno, sino a uno de bajo logro.
José Alfredo ya conoce la metodología, tiene su catálogo de
temas, ha tutorado. Pero esta experiencia ha sido muy enriquecedora.
José Alfredo es el
primero de cuatro hermanos; su padre es empleado en una vulcanizadora en la
carretera federal que va de Perote a Puebla; la mamá se dedica a las labores
domésticas; tienen un pequeño terreno donde siembran maíz de autoconsumo. Al
principio me dio la impresión de que no era posible que alcanzara el nivel de
comprensión del texto que logró al final de la tutoría. Pero su tutor no se
dedicó a decirle: lee, vuelve a leer y vuelve a leer y a ver qué entendiste. El
tutor lo ayudó a construir significados sin dar respuestas, fue paciente,
contribuyó a la construcción del conocimiento del aprendiz.
Nacho es un tutor
experto que ha entendido, a lo largo de más de diez años, que paciencia,
tolerancia, apertura y autocrítica en el proceso de construcción de
conocimientos con alguien más, son fundamentales para poder profundizar sobre
un tema sin que signifique una carga tediosa, sino una satisfacción y la
alegría por aprender. Planteó retos cognitivos que el alumno podría superar con apoyo.
Nacho en su trabajo fue poco expresivo pero amable,
comprometido y seguro sobre su desempeño, brindó al observador una lección
invaluable sobre la relación tutora. Nacho ha trabajado la tutoría en varios
estados de la República como en Zacatecas, Michoacán y Chiapas. En el estado de
Veracruz, eventualmente, nos ha acompañado en algunas actividades en los
últimos dos años. Sin decirlo, demuestra su conocimiento de los acervos que
existen en las escuelas primarias y secundarias del país.
Tutor y tutorado no
parecen ser personas “brillantes”, extrovertidas, su perfil es bajo, ambos
parecen tímidos, discretos. Pero ambos han mostrado un nivel de desempeño que a
simple vista nos parecería poco posible. Me queda claro que tutorar no
significa darle un texto a un aprendiz, preguntarle qué entendiste y lo que no,
investígalo y escribe lo que hiciste, esto podría funcionar cuando el aprendiz
es competente y el tema no le significa un verdadero reto cognitivo, aunque
bien pensado ni en esa forma se corresponde a lo que implica la metodología de
la relación tutora.
La tutoría tiene que ver con el diálogo pedagógico que nos
permite construir conocimientos al tutor, al tutorado y al observador del proceso. Tutorar no tiene que
ver con protagonismos sino con humildad intelectual. Es necesario preparar el
desarrollo del diálogo tutor, desarrollar ese diálogo, acompañar al aprendiz
para compartir una experiencia de aprendizaje y evaluar el proceso de tutoría y
el aprendizaje logrado, Nacho trabajó en eso, en desarrollar un proceso cuidado.
Se trata no sólo de solicitar al alumno que haga una
actividad, sino de acompañarlo en el camino, tratar de entender su lógica. El
acompañamiento debe basarse en una experiencia previa de haber andado el mismo
camino, de dominar el tema o la unidad de aprendizaje que se ofrece al alumno.
Al trabajar un solo tema en profundidad encontramos potenciada su
transversalidad, la podemos palpar sin que sea solamente una enunciación sin
fondo. Tal vez este cuidado es el que necesitamos para que la mayoría de las
diversas propuestas pedagógicas funcionen, manifiesten resultados palpables.
Sin embargo, la metodología que lo enuncia desde un primer momento es la
relación tutora. Pero no sólo es un buen deseo, hay un esfuerzo serio de muchos
tutores de predicar con el ejemplo, dominar el tema y trabajar en la diversidad
individualizando los procesos. Sin duda hay muchas cosas que debatir: el tiempo
en la escuela, la proporción maestro alumnos, la dosificación de contenidos de
acuerdo al programa de estudios, entre otras temáticas. No es el propósito de
este registro bordar al respecto, pero son elementos para los que la relación
tutora y sus practicantes tienen respuestas.
El trabajo ha sido largo, intenso, a profundidad, pero con
naturalidad, sin estridencias o presunciones por parte del tutor o el tutorado.
Altamente satisfactorio para todos.