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miércoles, 11 de abril de 2018

México: el abono para un golpe de estado

México: el abono para un golpe de estado
Artemio Ríos Rivera y Sandra Ortiz Martínez

No somos gente de partido político, en todo caso hemos sido participantes de movimientos sociales y lo seguiremos siendo. Tenemos muy mala opinión de la clase política y una gran desconfianza en ella. En las coyunturas electorales nuestro dilema no es por quién votar, sino acudir o no a las urnas. A veces manifestamos opiniones sobre los procesos electorales motivados por una idea, equivoca tal vez, de equilibrio entre las fuerzas políticas, de equidad.  Nos indignan las  Fake News (noticias falsas), sobre todo el abuso de ellas por los estrategas electorales pagados con nuestros impuestos.

Quizás haya quien piense que somos alarmistas, pero hay elementos que flotan en el ambiente que pueden servir de pretexto para un golpe de Estado o para el actuar de un magnicida “solitario”. Uno se cansa de ver el golpeteo constante de quienes apenas ayer hacían, comprobadamente, lo que hoy critican sin comprobar. Los que a lo largo del siglo XX y lo que va del XXI no hicieron lo que siempre han prometido y, hoy más que nunca, reiteran sus promesas. Los que gritan “allá va el ladrón” mientras ellos se llenan los bolsillos de manera indebida y se burlan del país impunemente. Los que se aprovechan de la ignorancia, de la mala fe o de la necesidad no sólo de una despensa, sino de un nombramiento de confianza que se espera siga o mejore en status y prestaciones.

No creemos que vaya a darse un cambio radical en el país si gana quien está de puntero en las encuestas. Sí sería un acontecimiento histórico para la nación, sin duda sería un parteaguas en la historia del siglo XXI mexicano. Tampoco tenemos duda en que hay propuestas muy pragmáticas que tendrán un peso específico en el estilo de gobernar y marcarán una sensible diferencia con lo que hemos visto hasta hoy. Con toda seguridad decimos que las aristas más radicales del Movimiento que representa la opción puntera se han ido limando en estas últimas tres contiendas electorales, por ello el coctel tan disímbolo que presenta, por eso el pronunciamiento a su favor de personajes y sectores que antes no lo habrían hecho, por eso la cargada que arriba desde cualquier signo político o credo social. Digamos que se ha mediatizado la propuesta en aras de ganar la presidencia.

Sin embargo, los que sí son un peligro para México son quienes abonan para el linchamiento mediático del “Mesías Tropical”, del “Lagarto de Macuspana”, de “Lopitos”, en fin, pongan ustedes cualquier epíteto que hayan escuchado y piensen en quiénes y desde dónde han acuñado ese desprecio. No son del populacho quienes han acuñado esas descalificaciones, vienen de expresidentes, de intelectuales “orgánicos”, del CISEN. Los orígenes del desprecio, hacia el candidato y sus seguidores, definen en mucho su peso y función  social.  

Los estrategas del miedo actúan de forma irresponsable, con la edición de fotos, notas y videos que pretenden ser informativos y en realidad están hechos con la intención de aterrar a la población sobre la posibilidad de un cambio político en el país. Aquí se enmarcan las supuestas ofensas del candidato puntero a las fuerzas armadas, por ejemplo, con frases descontextualizadas. Con la falaz premisa de que es el “sentir de la tropa” abonan argumentos para que las fuerzas ligadas al fascismo promuevan asonadas militares en contra de la democracia. Tampoco creemos que vayan a prosperar, pero uno se equivoca muy seguido. No podemos actuar “inocentemente” promoviendo y defendiendo este tipo de discursos que ya mostraron, en Chile, en Brasil y otros países, su potencial autoritarismo armado y “legal”.

No es lo mismo el rencor social que se expresa vehementemente en las redes sociales, son ciudadanos motivados por el coraje de ver lo que a ojos vistos sucede y lo expresan de diferentes maneras, con memes y leyendas que contienen información como la que se enlista: “ Las masacres de 1968 y 71, el fraude electoral de 1988 y el robo de la partida secreta de Carlos Salinas, la venta de la Banca Nacional, las mineras y las telecomunicaciones, los aumentos al IVA, la aprobación del rescate bancario convertido en deuda pública, llamado FOBAPROA; las masacres de Acteal y Aguas Blancas, el asesinato de Colosio, las devaluaciones del peso, los desvíos del erario y lavado de dinero y asociación delictiva de Javier Duarte, Roberto Borge, César Duarte, Andrés Granier, Mario Villanueva, entre otros. Los 300 mil muertos, los 43 normalistas desaparecidos de Ayotzinapa, la masacre de Tlatlaya, las casas blancas de Peña y Videgaray, las fosas clandestinas a lo largo del país, los 25,648 mexicanos desaparecidos en la última década, los 125 periodistas asesinados y 20 desaparecidos, los feminicidios”. En fin, la lista de afrentas parece interminable.

Es decir, afirmamos que no es lo mismo la expresión desde abajo, casi espontánea, dispersa y a veces difusa con quienes desde arriba, desde el CISEN, Gobernación, las grandes corporaciones, fundaciones y partidos hacen causa común para, una vez más, burlar la voluntad popular o al menos intentarlo. Se proponen crear bolas de nieve que crezcan con la ignorancia y la conveniencia para arrasar con lo que les estorbe.

Hay fuerzas interesadas en que México siga por esa ruta. Que haya impunidad. Por eso abonan escenarios por desestabilizar un proceso y una sucesión si no les es favorable. Un poco de sentido común por favor. No nos importa por quien vayan a votar. Pero sí nos indigna que ofendan a la ciudadanía, que se expresen  con improperios de los seguidores de unos u otros. Nos ofende la “inocencia”, de gente inteligente, con que se abonan caminos hacia el fascimo, el magnicido o, cuando menos, a la desestabilización del país por los que no obtienen, de las elecciones, el poder que están dispuestos a no dejar, a tomar a toda costa, sin importarles lo que abajo suceda.

Un llamado a todos para reflexionar a quiénes conviene, en este momento, una polarización que abone caminos que no merecemos recorrer. Estos ambientes electorales no merecen la pena del distanciamiento entre los de abajo sin rehuir al debate. Mesura e inteligencia les pedimos a los otros, y a nosotros.   

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