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domingo, 10 de noviembre de 2019

Fuera del círculo de tiza

 Fuera del círculo de tiza
Artemio Ríos Rivera
No había cumplido los tres años de edad. Mi padre trabajaba en la Junta local de Caminos. Probablemente estaba ocupado en la construcción de la carretera que une la capital del estado con la ciudad de Huatusco, pasando por el puente de Los Pescados hasta llegar al pueblo de Totutla. Era un hombre al que le gustaba caminar, caminaba mucho, imagino que en esos tiempos no había suficientes medios de transporte y ahorraba dinero caminando. Atravesaba cerros, arroyos y sembradíos durante horas y horas para desplazarse del trabajo a la casa, para ir y regresar al centro de la ciudad.
En el camino pepenaba lo que encontraba. Siempre que llegaba a casa se soltaba la algarabía para mirar lo que había encontrado en el camino: un tlacuache para los tamales, un armadillo para hacerlo de adobo, una culebra para asar, un racimo de plátanos, unas naranjas, algún pedazo de tronco que serviría después como banco o base de una lámpara, ciertas yerbas para comer o preparar una infusión.
Realmente viví poco tiempo con él. Para entonces ya se habían separado mis padres. Los recuerdos que tengo de mi progenitor no están asociados con la presencia de mi madre, sino con su ausencia, pero no de una separación dolorosa. Más bien con su inexistencia porque a esa edad no me preocupaba de su paradero. Ella se fue de la casa con mi hermana cuatro años mayor, yo me quedé en el hogar de mi predecesor. Ése fue el acuerdo que tuvieron.
No recuerdo cómo, pero en el poco tiempo que estuve con papá había otra mujer en casa, la que fue su compañera hasta que él murió. Vivíamos por la loma de la salida a Briones, muy cerca del campo. En la parte alta de la loma, a un costado de la escuela primaria, vivía mi abuela. Nosotros teníamos nuestra casa en la parte baja, en una falda de lo que entonces era una pequeña barranca.
Por las tardes me gustaba esperar la llegada de mi padre, pero no lo hacía abajo sino en la loma, en la banquetita que estaba junto a la puerta de la tienda que también era la casa de mi abuela. Le rogaba para que me fiara un vaso de tepache y un plátano que, cuando me daba, rebanaba a la mitad por lo largo y le ponía chile en polvo. No siempre se conmovía la abuela. Entonces, con plátano o sin él, me tiraba en la banqueta, subiendo los pies contra la pared y cantando canciones que ya han desaparecido de mi memoria.
La imagen que tengo de mi padre es la de un hombre joven, moreno, delgado, con un sombrero de palma en la cabeza, un bigote negro recortado como su cabello. Me parece que era alegre aunque no estoy seguro, en todo caso no era un hombre triste ni amargado. Creo que eventualmente me cargaba o abrazaba, pero tampoco estoy muy seguro de eso. Sin embargo, hay dos momentos que vienen a mi mente con nitidez.
El primero era de noche, ya muy avanzada, lloraba yo desconsoladamente porque me dolía un diente. De la penumbra alumbrada por una vela salió mi padre en calzoncillos y me cargó. Sentí su pecho cálido en el mío, yo también dormía sin piyama ni playera. Me estuvo consolando hasta que mitigó el dolor y volví a caer dormido. No tengo ningún otro recuerdo de ese dolor de muelas.
La segunda evocación tiene que ver también con dolencias y bálsamos. Era la tarde y jugaba hincado sobre la cama, creo que era un catre de costales, de esos que se usan en tierra caliente. Me recuerdo riendo a carcajadas. De repente caí de la cama y en mi frente se marcó una corcholata que estaba en el piso con la parte filosa hacia arriba. Sangré ligeramente. Lloraba adolorido cuando mi padre me tomó en sus brazos para consolarme. Tenía una camisa clara, húmeda de su transpiración, me estuvo mirando un buen rato hasta que pasó el dolor y volví a sonreír.
También me recuerdo alguna vez recostado en las piernas de su esposa, quien espulgaba piojos en mi cabeza, revisaba mi oído o quizá simplemente me acariciaba. Imagino que ella era muy joven y todavía no tenía hijos. Seguramente su instinto maternal y su amor por mi padre se transferían a un niño que no era suyo.
No había pasado mucho tiempo cuando mi madre me secuestró. Mi padre tomó una decisión a mi parecer inteligente: no buscó recuperar a su hijo. Me parece terrible la imagen del círculo de tiza, un cuento de Brecht, en el que dos mujeres reclaman la maternidad de una niña y tienen que tirar, cada una, de uno de los brazos de la pequeña, y quien la saque del círculo hacia sí misma será reconocida por el juez como la madre legítima. La verdadera madre no jala, suelta a su hija para no lastimarla, prefiere perderla que hacerle daño. Algo similar a la bíblica decisión del Rey Salomón: partir un hijo en dos para dar la mitad a cada uno de los padres, justamente lo que les corresponde ni más ni menos.
No conozco los motivos de mi padre para no correr en una lucha fratricida y encarnizada detrás de su hijo. Tal vez era comodidad. Nunca hablamos de eso, pero se lo agradezco profundamente. Creo que fue la mejor decisión.

martes, 29 de octubre de 2019

Audiorama

Audiorama

Artemio Ríos Rivera


Ahí estaba el paisaje
--inmemorial y nuevo--
todo audio
                 murmullos
                                  voces
estridencias metálicas
histéricos aullidos
                             canto de pájaros.

La imaginación de la imágenes se formó en el oido
coloridos sonidos 
contrastaban con lo sepia
                              oscuro
                                         blanco
altos contrastes.

El paisaje se vuelve territorio
                                      mapa  
rutas para acumularse
en bocanadas de aire.

El silencio regresa con la sonora ausencia
y reinventa el paisaje
la memoria auditiva recrea las atonías
entonces irrumpe el grito primitivo
son Euterpe, Polimnia y Terpsícore
pintando
               llenando de luz
                                        matizando el paisaje. 

Palabras hilvanadas

Palabras Hilvanadas

Artemio Ríos Rivera


Me miró decepcionada
tomó mis palabras
--apretadas en un puño-- 
las hizo bola
y aventó aquel bodoque 
a la rivera del río.

Las pepené letra a letra
tomé los signos cuidadosamente
limpié
          pulí
                clasifiqué
y me dispuse a hacerle
un nuevo discurso amoroso.

En esa posibilidad de reconstrucción infinita
en ese Fénix de fonemas y grafías
--pensé--
está el poder de las palabras
la reinvención del amor
la realidad
                 la ficción
                                la vida.

miércoles, 9 de octubre de 2019

Reflexiones sobre las tensiones laborales de una Promotora de Lectura

Reflexiones sobre las tensiones laborales de una Promotora de Lectura

Artemio Ríos Rivera


Hola estimada maestra:

Perdona que no haya contestado pronto a las preguntas que me haces sobre tu situación laboral, he andado muy ocupado y no quería darte una respuesta simple o simplista, creo que nos merecemos un poco de reflexión sobre lo que planteas.

Sí, como tú afirmas, en el pasado he tenido algunos problemas con mis superiores y los he ido sorteando de alguna forma. Como muchos he atravesado por ciertas tensiones laborales y de otro tipo. Me parece que es un poco normal, que es parte de “de jugar a la vida”.

Me pides consejo porque tú te encuentras en una situación problemática en tu trabajo, no sé si pueda darte consejos, tampoco conozco tu situación a fondo, aunque he visto reacciones tuyas que me permiten pensar sobre algunas cosas. Tenemos cosas en común: somos docentes comprometidos y nos pretendemos promotores de lectura, creo que eso te ha despertado cierta confianza en mí.

Te comento algunos sucesos de mi experiencia personal, tal vez te sirvan para mirar desde otra perspectiva tu propia situación, tal vez te ayuden a buscar alternativas o definitivamente te lleven a reafirmar lo que piensas y tu actuar en consecuencia.

Primero, he tratado siempre que mis disputas laborales no afecten mis relaciones personales más cercanas, mi familia, esto no quiere decir que lo haya logrado. Más bien he buscado que afecten lo menos posible, una forma es: no poner siempre sobre la mesa, en la casa, las discusiones con el hígado a flor de piel. Podemos analizar eventualmente nuestras broncas laborales para encontrar consuelo en la familia, pero no debemos rumiarlo todo el tiempo y pedirles que sientan la misma indignación que nosotros ante determinados eventos. Ellos tendrán su forma propia de sentir, la debemos respetar, que nos puede ayudar a destensar nuestros fantasmas. Nuestra familia no nos traiciona si no siente exactamente lo que nosotros ante nuestras situaciones conflictivas. 

Una pareja que tuve me presionaba para que yo me involucrará en sus problemas escolares y sindicales, no quiero decir que no me sentía solidario con ella y coincidía en algunos puntos, sin embargo, yo no veía las cosas exactamente igual que ella, no tuve el valor para desmarcarme e hice lo que ella quería más de una vez: escribí, gestioné, me movilicé, en fin. Esta fue una de las cosas que abrió un gran abismo entre los dos, visto desde mi orilla personal, tal vez ella ni siquiera se dio cuenta de eso. A veces somos dulcemente autoritarios, manipuladores.
         
         Otras veces, mi pareja ha sido mi compañera de trabajo (en la misma escuela) y en ese sentido estábamos involucrados juntos y ni modo, así se abordaban las dificultades, nos fortalecía el encuentro. Aunque estructuralmente los hijos estaban involucrados, tratábamos de discutir las situaciones en su ausencia, sin embargo, la ósmosis es ineludible y a veces las situaciones negativas permearon el ser de los pequeños.

Cuando digo que no afecte a tu familia quiero decir que no los metas a tú problemática laboral. Si son difíciles y cansados para uno los inconvenientes, meterlos a ellos implica potenciar las molestias y compartirles nuestros sentimientos más ingratos, creo que ellos no lo merecen. No se trata de hacerlos a un lado, la idea es involucrarlos sin afectarlos, sin obligarlos.

No digo que alguien haga eso, digo lo que he tratado de evitar. Esto me ha ayudado a no envenenarme la vida cotidiana y superar algunos problemas sin mayores costos emocionales. Cuando las broncas con las instituciones, mis jefes (el poder) o mis compañeros de trabajo envenenan mi vida familiar, me han vencido rotundamente. Por eso, no deben quitarnos la sonrisa y la alegría cotidiana. Relativizar algunas situaciones ya es un triunfo personal. Eso no quebranta nuestros principios.

He enfrentado de diferentes maneras mi forma de relacionarme con los demás, la más adecuada, para mí, ha sido hacerlo o intentarlo de forma horizontal y respetuosa, en el marco de acuerdos mutuos, consensos, desacuerdos, respeto a las diferencias y rupturas cuando ha sido necesario. Pero cada situación no determina lo que sigue, no me permito que esté presente en los nuevos ciclos, claro cuando se trata de resabios negativos. El saldo positivo siempre es bueno incorporarlo a las nuevas cuentas, aunque nada garantiza que todo irá bien; siempre debemos tener márgenes para los inconvenientes, para la derrota; de esta forma no andamos frustrados, malhumorados, tristes y derrotados. Los problemas se pueden enfrentar de manera personal, también como colectivo si nos afecta a varios y podemos construir acuerdos. Los acuerdos no son camisas de fuerza, se pueden revisar, cambiar o abandonar… de común acuerdo.

Sin duda estoy planteando las contradicciones de manera muy chata, hay problemas estructurales que nos afectan y se expresan en situaciones micro, pero tienen que ver con las posiciones de poder, con las preferencias políticas e ideológicas, con las divisiones sociales en grupos de interés.

Cuando digo que los problemas no afecten a los seres más cercanos me refiero también a los amigos o a quienes están positivamente interesados en nosotros y lo que hacemos. Por ejemplo, como promotores de lectura, cuando yo publico evidencias de mi trabajo, trato de hacerlo de la manera más natural y orgánica, muestro lo que sucedió centralmente, de acuerdo a los propósitos que yo y la gente con la que trabajo acordamos. 

Creo que se trata de una actitud ante la vida, por ejemplo: prefiero las fotos de los chicos en la actividad de lo que promuevo a una selfie; prefiero y agradezco una foto que dé testimonio de lo que hago a una foto posada; prefiero publicar evidencias que hablen por sí solas a poner yo calificativos, cuando pongo calificativos trato que sean positivos sobre lo que hacen los otros, los evito sobre lo que yo hago; muestro lo que sucede, resalto cosas, pero evito calificarlas. No podemos hacer las cosas esperando reconocimiento, no quiero decir que no sea eso una motivación; me parece que no podemos actuar en función de eso. Un elemento central es la satisfacción del deber cumplido, punto. Puede ser que el reconocimiento venga por añadidura. Yo reconozco sobre todo a la gente que aporta con humildad, cuando es evidente que alguien quiere  reconocimiento me cuesta trabajo expresarlo. Si me conminan a reconocer o me obligan, no me siento cómodo. Me parece que buscar el reconocimiento es innato al ser humano, no está mal, pero tenemos que saber manejar estás pulsiones instintivas para que no nos dominen.

En general mi compromiso como Asesor Técnico-Pedagógico y promotor de lectura tiene que ver con mi zona escolar y lo que mis superiores me propongan y acordemos. Tú sabes que hago mucho trabajo voluntario, gratuito, con algunas escuelas y zonas escolares. Generalmente las cosas salen bien: los talleres, las capacitaciones, el trabajo con los alumnos, el diálogo con los docentes, el intercambio, la facilitación, la obtención de productos, en fin. Sin embargo, en los entretelones, algunas veces, suceden muchas cosas no muy gratas, por ejemplo: viajas lejos y no te dieron bien de comer; sólo te dieron para la gasolina y tú tuviste que pagar las casetas; perdiste material; no se entendió la propuesta; los docentes no te tratan como su par, solidario, sino como una autoridad que tiene la obligación de…; a veces promueves tus publicaciones y nadie se interesa en ellas o te compran una como si te hicieran un favor o las tienes que regalar; te pasa como a los artistas que van a las escuelas, no reconocemos en ellos un esfuerzo solidario, los tratamos como si les hiciéramos un favor al invitarlos a trabajar gratuitamente; hay a quienes conoces de años, sabes de su poco compromiso y sin embargo descalifican públicamente tu trabajo y tú callas humildemente para no envenenar la actividad colectiva que se está llevando a cabo; en fin. Por otro lado, cuando hacemos promoción de lectura callejera, cargamos con nuestro sonido, nuestros libros y equipo, pagamos los gastos, nadie nos da nada y no nos quejamos, incluso cuando nos usan políticamente para fines mezquinos o de plano nos ponen dificultades para estar en un lugar público, aguantamos vara porque el propósito es promover la lectura, la escritura, contribuir a restaurar el tejido social. 

El propósito no es promovernos nosotros. Eso no sería profesional. Eso, desde mi punto de vista, sería demasiado ególatra. Muchas de las cosas que hago, y hacen quienes me rodean y apoyan, lo hacemos para contribuir con nuestra patria, no para la promoción personal. No quiero decir que esto último no suceda y no disfrute uno del prestigio y el reconocimiento, pero eso viene por añadidura, no actuamos en función de ello, es secundario.

Ojo, digo que estas situaciones ingratas suceden algunas veces, pocas por fortuna. La mayoría de las ocasiones, sobre todo cuando nos invitan formalmente algunas instituciones, nos pagan bien los viáticos, hay un trato profesional, a veces hasta toca una gratificación, sobre todo encuentras amigos, gente linda, comprometida y solidaria. Además, no se diga de las invitaciones de los amigos, siempre son muy generosos. Por otro lado, la reacción positiva de la gente, de los adolescentes y de los maestros es una gratificación inconmensurable que borra cualquier mal sabor de boca. Pero, no olvidemos que no siempre hacemos bien las cosas. Miro en retrospectiva y me doy cuenta que algunas cosas que he hecho, con la mayor buena fe y empeño, han sido bastante malitas. Las cosas no son buenas nada más porque las estamos haciendo nosotros. Hay que ser autocríticos, ser pausados para escuchar las críticas, ser reflexivos. No todos los que nos critican o no están de acuerdo con nosotros es porque nos quieren hacer daño.

Bien, las situaciones embarazosas que te estoy poniendo de ejemplo no las ventilo públicamente, los puedo platicar en casa, bromear sobre ellas con los amigos alrededor de una cerveza, pero no me envenenan el aire, no me impiden respirar. No antepongo las dificultades para hacer las cosas que considero correctas, no saco las dificultades y las vuelvo a sacar a la menor provocación o sin ella. No las ignoro, pero hay que relativizarlas, no hay que dejar que nos impidan ser libres, plenos, felices.

     Parece que mi discurso es muy “positivo”, “conformista”. El que parezca que me conformo, y que humildemente me conforme, no quiere decir que sea yo un conformista o un sumiso. Hoy, mi rebeldía la expreso haciendo bien lo que considero que otros hacen mal. Ganándome éticamente cierto liderazgo sin exigirlo. Trato de poner al otro, a la otredad, en horizontalidad conmigo, no arriba o abajo, a la misma altura. Estoy convencido de que lo que hago es por un radical compromiso con la liberación de la humanidad, con mi liberación personal y social. También tengo claro que mi contribución es modesta, muy modesta.

Tú sabes algunas cosas de mi persona, por eso me escribiste, pero te cometo otras situaciones de mi pasado no tan reciente, algunas un poco extremas: he participado, desde la izquierda, en la lucha sindical-magisterial; me he puesto en huelga de hambre en la puerta de alguna Supervisión Escolar; me he desnudado públicamente para exigir el cumplimiento de cosas vencidas; he amagado con prenderle fuego a algún lugar, como parte de la acción directa, cuando institucionalmente sientes que todo está perdido; he publicado cosas que cuestionan la forma en que se abusa de los beneficios del estado, como la que hizo a una supervisora escolar de telesecundarias decir que si ella quería me podía meter a un tambo con cemento; he participado en movimientos sociales, como el zapatismo entre otros, que nos han significado persecución y amenazas, a mi hermano le habló la policía por teléfono para decirle que me iban a desaparecer; me han tocado corretizas y golpes de la policía; me han puesto “marca personal” en congresos políticos y académicos; me han negado reconocimientos institucionales por ser un “resentido social”, un problemático; me han mandado anónimos que han envenenado mi vida familiar; he marchado muchas veces y dormido en plantones en las calles; pero, paremos de contar. Te comento lo anterior porque algunas son formas de enfrentar las problemáticas laborales, desde la acción directa individual hasta la organización gremial

No te platico todo esto para parecer un héroe o algo así.  Te lo platico para que no dejes que las contradicciones con tus superiores o con algún compañero te envenenen la vida cotidiana. Como te decía al principio, te comento algunos sucesos de mi experiencia personal que tal vez te sirvan para mirar desde otra perspectiva tu propia situación. Creo que eres una persona muy importante, inquieta y comprometida. Sé que eres una buena madre de familia y amas a tu pareja. Define tus prioridades en este momento de tu vida y actúa en consecuencia, con humildad y sin dejar de pensar en los otros. Recuerda, no soy yo, somos nosotricos, es decir yo soy yo y nosotros y los otros.

Un abrazo solidario y ojalá podamos coincidir en el futuro cercano. 

miércoles, 28 de agosto de 2019

INTENSA CONSONANCIA


Intensa consonancia[1]

                                                Artemio Ríos Rivera


Proyectar el futuro es asomarse al caos
                                   o regodearse en la autocomplacencia

Conversar con la posteridad, sin hablar
escuchar desde el silencio
mutismo simbólico
               poderoso
                            ejemplar

Con ver-sar
polifonía que se trenza en incomprensiones
             monólogos que imponen su falacia
                               ruido que se evidencia en el silencio
                            supremacías arbitrarias sin concesión

Mi red primaria ya no tiene eslabones
soledad construida en la huida del otro
              miedo al contagio
                         no hay partido
                              ya estoy hecho añicos
                                     no sé dónde mirar
fragmentado en astillas que no se reconocen
reciclaje perenne de mis desarticulaciones

Me estoy buscando Fenix
agraviado de un pasado
                                     que se hace presente
y me pone en el desfiladero apocalíptico 
                                  de lo que he fomentado
y que me piden ser

Aún así, somos una promesa
seguimos siendo los mismos y otros
aprendemos
                   desaprendemos
                                            vamos y regresamos
      nos movemos en las posibilidades subjetivas

Armar la reconstrucción
redimensionar la caricia
                            el abrazo que abrasa y no quema
                            estrujón que acerca, valora, confirma el ser
       el estar en el mundo
juntos, sin concesiones
desde el no-poder
desde el servilismo voluntario
desde sentirse nadie
                                  y buscar afirmarse en el brillo de un otro

Construir nuestras relaciones
más allá de la geometría política
de las filias y fobias insustanciales

Fortalecer
restaurar los vínculos
regresar al origen
renacer colectivo
multitud amorosa
de brazo en brazo
abrazo que vincula
y reconstruye en cálida matria
                                                o patria, qué más da

Leer pantallas ausentes
         hojas en blanco
                  vidrios rotos
                               pálidas láminas volátiles
                               que nos recuerdan la incertidumbre,
                     nadie es imprescindible,
epistemología cibernética
tutoriales como docencia de futuro
mostrar caminos sin prebenda
solo estar, nada me debes

Yo soy cuando tú eres
                                 no soy sin ti
¿Quién enseña a quién?
                                     ¿Quién aprende de quién?
horizontalidad de relaciones poderosas
vivimos y convivimos
                vemos y somos vistos
                              somos amantes y nos aman

¿Y el odio?
                     ¿Y la soberbia?
Ahí están, agazapados,
queriendo rebasar nuestros sentidos
hacernos sinsentidos
bipolaridad y paranoia cotidiana,
nos necesitamos
                         pero nos negamos
nos amamos
                   pero…, no sé,
en verdad no lo sé

Condiciones materiales inverosímiles
diezmada población en la violencia
autorregulación que no salva al planeta
reconstrucción del tejido social desde la célula básica:
                                                el individuo relacionado
                                        en equipo
                              con metas

Relaciones asépticas
empáticas
vencer barreras organizativas
                          táctiles
                          sonoras
de abstraídas miradas

Regresar sin miedo a la rutina.
Cotidiana labor de la abeja
sin más reina que nosotros
                                  todos
construidos en redes
                        nodos que se anudan
y desconfiguran a la brevedad
                        para acercar nuevos tejidos

Enredarse
en red darse
a sí mismos
al otro
a nosótricos

Coinspiradores
de efectos mariposa
--no más defectos volátiles--
del aleteo que abraza
presenta
representa a los otros
a nosotros
                 larvas de oruga
                                              que buscan volar
ingrávidas anémonas con membranas de miel

Incubar y construir
hilos de relación
seda de manos que acarician
de voces que potencian tolerancia
                                       benevolencia
                                       sensibilidad

Detrás de nosotros estamos ustedes
--se escucha un frágil eco--
de tras de nos otros
                        está la satisfacción del deber cumplido
¿En el futuro?
                    ¿Ahora?
                                ¿Quiénes son futuro?
¿Los adultos, los niños, los jóvenes, las mujeres, las mariposas?

Tatuajes indelebles
              palabras que se impregnan de piel
                                    caricias que perforan el alma

¿Quién enseña a quién?
            ¿Quién aprende de quién, de qué?
                       ¿Qué se enseña, dónde?
                               ¿Qué se aprende, cómo?
¿Para qué?

Me miro
             te veo
                         nos reconozco
             somos tan simples y complejos
tan iguales y diferentes
tan indiferentes de la voz del otro
que es necesario abrir
                                     muchísimas más preguntas
                                                                                  aunque no haya respuestas.




[1] Informe sobre lo aprendido en la pasantía sobre Nueva Educación, desarrollada en Chile por el Instituto Relacional, como parte del Premio ABC, maestros de los que aprendemos.


domingo, 18 de agosto de 2019

Maestros ABC de México en Chile



Maestros de los que aprendemos, Premio ABC 2018.
Estancia en Chile, julio de 2019.



viernes, 2 de agosto de 2019

Miradas en penumbra

Miradas en penumbra
                        
                                         Para la Mica, la Pai y el Coque                   

Artemio Ríos Rivera

He sentido miradas
que te tocan el alma
no me dejan hablar
azolvan la garganta

Son un nudo gordiano 
de llanto remansado
feliz
eufórico
extraordinario

He observado tus ojos
como hojas de parra
que desbordan ternura
y me dejan perdido
confuso
descentrado

Diálogo polifónico
que rebasa pasiones
me voy perdiendo
en un desierto dulce
de íntima soledad

Son páramos floridos
que sustentan
la esperanza de ser
y perder el sentido

Arrogancia vencida
por dos simples pupilas
sencillas
nítidas
transparentes

Estados de ánimo renovados
re-sentidos
se asoman a mi inseguridad
saltan y asaltan resentimientos dóciles
más allá de mí mismo se pierde tu mirada

Te busco con temor primitivo
tu contemplación me abrasa
me estrecho a tu pecho
ardo en espiras boreales

Me abrazas 
recibimiento a corazón abierto
burbuja de refugio
regazo en que me ovillo
remembranza de origen

Entre tus blancos, largos dedos
se confiesa mi fragilidad
y me rompo en astillas
en cristales de mar
de alegría sensorial

Me reconfiguran sus contemplaciones
otro soy
            y nunca más yo mismo

Efímera eternidad,
ya nunca más 
me tendrán sus miradas
me disuelvo en el polvo
de la humífera tierra
de distancia y olvido

He sentido miradas
que me tocan el alma
así los siento
así te soy
así me recuperan 
en su energía vital.

jueves, 1 de agosto de 2019

Decálogo efímero

Decálogo efímero

                                                Artemio Ríos Rivera

I

Animal mimético
            tornasolada policromía
                                que desafía a la cracia
Configuración física
                        imaginaria geografía
Locus concreto
                       que confronta creencias 

De las certezas
habla una experiencia
tocado de caravana egotética

Sin estrado
el poder se ejerce
El amor controla
El benévolo Dios
se muestra gran tirano


II

Plumajes sin historia
desaprender
para significar

Declaración desahuciada:
no hay solución
Problemas entreverados
en modelos sin respuestas
sin preguntas
sin continente o contenido

Mutación mutante
no hay necesidad
las cosas existen
son
los mundos posibles
o imposibles
coexisten


III

Estándares eternizados
la muerte ni siquiera acecha
repta en los altares
de semidioses envanecidos
como vieja semilla
Decrépita infección
que inocula
el verbo
para ahogar palabras

Encantar las serpientes
con un oboe que calla
los bífidos enhiestos
como amapolas 
de pétalos tan sueltos  
como alas que circulan
en medio del jardín


IV

No hay tiempo de volar
el futuro no empieza
hoy vive en el ayer
Distinción e ignorancia
de perenes equívocos
Marginar
para dar distinción
La primavera no me devolvió la risa del idiota
el pasmado soy yo 


V

Los ojos eminentes 
inminentes
Mesocorteza 
del inframundo
Mirada
lenguaje de la vida

básicos supuestos
superpuestos
Construcción del finito
que eclipsa la mirada
queda fuera de foco
sintoniza el silencio
con matices de loco
esquizofrénico
            multipolar


VI

Buscábamos llegar
navegando en la nieve
en el quemante invierno
que mata la desilusión


VII

Bahía
arriar los mástiles
árboles en declive
belleza ausente
sólo la muerte
narración parcelaria
como una roca lisa
sin glifos ni palabras
como una piedra inerte
en rivera de río


VIII

Nominación paciente
palabra agazapada
Hoja de cálculo
de desbalances llanos

Equidistancia asimétrica
descentrar a la nada
empírica mirada
de ausencia sensorial


Portal dramático
de la risa vacía
desestructuración atemporal
Perversa multitud
que versa en el anverso
de la mutante dominación 
Maquinaria que invoca edenes
de gula narcisista
y militante pereza de autoelogio


IX

Te quiero universal
caótica
asísmica
temerosa de nada
de insegura certeza y novedad


X

Así nos percibimos
Dos
Cuatro
Seis
dentadas
carcajadas expertas
dominantes
per secula seculorum
El animal cambia de piel
un sencillo ejercicio de la sobrevivencia.

Video del Ejido San José

Evidencia a mitad del proceso...