El promotor
Artemio Ríos Rivera
El promotor coordina eventos de lectura en voz alta de poesía en una librería. La librería lleva a cabo, de manera regular, eventos culturales. Al promotor le corresponde lo que se organiza alrededor del círculo de lectura. En esta ocasión no será poesía lo que se leerá, pero se hablará sobre ese tipo de textos y sus escritores.
El dueño de la librería propone el tipo de texto a leer: epístolas, cartas. Entre ambos comentan, intercambian sobre lo que han leído al respecto. Se decide una lista de libros: “Querido Diego, te abraza Quiela” de la Poniatowska, “Cartas a un joven poeta” de Rilke, Cartas de Vincent Van Gogh, entre otras lecturas. Hacen una programación. Promueven por internet.
La hija del librero se encarga de hacer el cartel, enviarlo, promover y anotar en una lista a los participantes que se anotan para leer alguna carta durante el evento. Algunos traen sus libros en físico, otros (en su teléfono) el archivo electrónico que se les mandó, otros leeran en fotocopias.
El promotor y el librero portan sus propios ejemplares del libro. El librero una primera edición bilingüe del texto de Rilke, que no pone a la venta y forma parte de sus libros de colección. El promotor un ejemplar que compró en una librería de viejo cuando era estudiante, una edición barata, el libro estuvo guardado mucho tiempo sin ser leído.
El promotor, con su pareja, preparan la lectura para el día del evento, se leen las cartas entre ellos. Discuten, toman notas, investigan sobre Rilke ya que los participantes en el evento pueden preguntar. Además, es necesario dar contexto a la lectura al momento de iniciar. Él bromea sobre las "Cartas desde lejos" de Lenin, anticlimáticas para la ocasión, se carcajea ella. Ríen, se emocionan, imaginan cosas, juguetean… la noche se vuelve gozosa. Chanclas y playeras se esconden bajo el sofá.
La lectura produce emociones, varios de los convocados escriben poesía. El espacio es pequeño, muy cálido, los libros son un escenario excelente para la actividad, los asistentes son pocos pero están ahí por su propio pie, por voluntad, porque les gusta leer, escucharse leer en voz alta, escuchar y leer a los otros.
Algunos se miran autocríticamente en los consejos que da Rilke al joven poeta. Otros miran irónicamente a personas que no están ahí fisicamente, en ese momento, pero que les parece que la crítica que hace Rilke va dirigida a esos aspirantes a poetas. Sonríen para sí mismos con sutiles muecas.
Al terminar la lectura algunos participantes se quedan a platicar sobre el evento, beben una copa de vino, un poco de cerveza, la noche se hace fría y húmeda, la gente se va a sus casas. Ambos de rigurosa vestimenta negra, el promotor y su compañera se pierden en el bosque de niebla, el anochecer es una promesa.
Tiempo después, el promotor escribe sobre la lectura de esa fiesta crepuscular.
No hay comentarios:
Publicar un comentario