Poética de la otredad
Artemio Ríos Rivera
…si no escribo, disparo…
…si no escribo, disparo…
Sup Marcos
Tentaciones al límite
Taimado proceder que se funde en vocablos
Palabra escrita como arma de fallidos suicidios
El azogue es irreal, disparo contra el otro
Vocación suicida: radical multihomicidio
La expresión poética que pretende masacre de pesadilla y
siesta
De sueño estival
Mirada
Tacto
Escucha
Y demás sinsentidos
implicados en habla
Yo y el otro, flagelaciones pías de agudas expresiones
Fénix fugaz, imperceptible muerte
La voz que nace y muere, pero queda en el
aire
En las respiraciones
En todo lo que mina lo real e imaginario
El Deicidio no es un exabruto:
Plan paciente que fondea
la oración
Asesinar al Dios para ocupar su trono
Fundirse en santidad con él para ser santo y
seña
Radical eliminación del sentido: ignorar su existencia
–ateos se dicen–
Si enuncio tu negación, te afirmo
Infame maldición que nunca libra a lo demás
Desarticular su identidad, raíz, tronco,
ramas
Impedir la existencia de su flor o su fruto
Enmudecer palabras parteras de creación
¿Prohibir a la palabra lo que nombra?
¿Eso implica crecer?
¿Ser otros?
¿Prohibir para ser libres?
¿Imprescindible matar a plomo para vivir?
¿Es sólo una metáfora?
Disparo si no escribo, incrusto una bala en mi discernimiento
Guerrilla de papel lapidaria del Fénix cotidiano
Lo mata en cada esquina
en cada debate o desacuerdo
Escribir para seguir en vida
Convalecientes
Comáticos
Destilando palabras por
los poros
Los otros nos afirman sin
nombrarnos
Esos que dicen escribir
pero no escriben
Que presumen palabra y
nunca hablan
Sólo duplican, al
infinito, lo machaconamente mediático
Erratas incomprensibles balbucean
por escrito
¿Su deber es morir?
¿Que callen para siempre?
Parricidas vergonzantes de incapaz exterminio
Así en la negación: ¿cómo matas las guías de
tus sueños?
¿Cómo acabar la pesadilla?
Exterminar al fragmentario
–al híbrido creador–
No, no a la carne y los enjutos huesos
de lúgubres paseos en tu
patio trasero. No.
Cómo matas imagen, palabra, símbolo.
El fraticidio no borró ni una línea sobre el
bíblico hermano
que camina indemne los
pasillos de fe
de los mundos que emergen
al pronunciar el nombre del verdugo
El otro: feto, macho, sacerdote, dios
La otra: autoridad, matria, fémina justiciera
que dispara al ausente
Para negarse, para afirmarse y doblemente ser
Y pretenderse madre, hija y el espíritu santo
Voz poética y otredad:
Amagar, sacar el arma con violencia
Y la línea porosa no se cruza
La tradición camina sus etapas
Sigilosamente separamos la carne y la palabra
la autonomía metodológicamente se afirma
de ese mundo que emerge
desde sí
¡Nadie es responsable!
Guías
Infantiles deidades, autoridad moral
Presente negación: ni dios ni diablo
Ni esperma ni óvulo
Sólo la palabra
La
creación
Sin carne como estigma de original pecado
La voz poética no encarnada
Pureza original
Fundadora de mundos
Verdades
Realidades que emergen
No hay soliloquio sin el otro
El otro dentro de nosotros mismos
Enquistado en la profundidad del ser
Nada
Una nada que existe y se afirma en negación
Guerrilla de palabras
Fuego: pica y huye
Provocación como principio identitario
No, no es simple retórica
Es buscar las semillas reciclables
De la verbalidad con denunciados
De entre el muladar de los discursos.
Ahora alguien dirá: el eterno retorno
Como si al reescribir en añicos quedaran “los
errores históricos”
Palabra: afirmación del yo o negación del
otro
La palabra es el otro
Alteridad como unidad y lucha de contrarios
Texto: un azogue maldito que nos devuelve el rostro deformado
Muchos yos, nosotros, los otros
en la mismidad de imagen y mirada.
¿Qué permanece?
La esperanza es sólo una la palabra.
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