EL TAMBOR Y EL ESPEJO
Esos que tienen el cerebro enorme
Pero están corazonados en pequeño;
…
esos,
depositarios del odio,
se han condenado solos
a no ver nunca
el sol
como yo lo estoy mirando.
Alejandro Aura
El que esté lleno de culpas
El que no pueda dormir habitado en fantasmas
Al que el rencor el sueño quite
A quien no sepa perdonarse
A quien se inmole en el martirologio masoquista
Y se regodee en el dolor mezquino de su pequeño mundo
Seguramente:
Con poco esfuerzo irá descubriendo suficientes piedras en el camino
Encontrará la fuerza suficiente para lanzarlas duro
Alcanzará argumentos para encontrar aliados y obligarlos
a pelear batallas ajenas como si fueran propias
Encontrara a Caín y Edipo en la vereda.
Atinará que siempre el costo alguien más se lo impuso
Que nunca ha sido por propia decisión.
Hasta el pálpito del tambor molestará su oído
Es la vida que grita: para tomar el ritmo del latido,
date un descanso.
No es un dejar pasar
Un argumento impío ante la crítica.
Siempre hará falta la reflexión certera,
la acción en consecuencia.
Pero cargar la culpa, sin entender al dios de los cristianos
Al ente del perdón y de la gloria.
Al dios que ríe cuando pecamos con alegría:
la gula, la lujuria, redimibles sean.
Al dios que sufre cuando pecamos con rencor:
ira, envidia, soberbia… cuanto dolor desborda tu costado.
El que esté lleno de culpas
Con poco esfuerzo irá descubriendo suficientes piedras en el camino
Encontrará la fuerza suficiente para lanzarlas duro
Pero al final del día
En la solitaria soledad de inconfesables yerros
habrá logrado justo: lapidar al espejo.
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