Cuento, poesía y ensayo. Literatura, educación y vida cotidiana son las temáticas bordadas en los diversos textos encontrados en el presente blog.
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jueves, 25 de febrero de 2010
Presentación de "Voces del ejido"
Presentación de “Voces del ejido”
Artemio Ríos
Rivera
Presentación
Una reflexión necesaria
Un proyecto implica la elaboración de un producto tangible, por lo que hay que contemplar el tiempo que lleva el proceso de producción y las acciones necesarias para que éste sea posible.
María Laura Galaburri
En el periodo escolar 2008-2009, los alumnos de la escuela Telesecundaria: 30DTV1613V, zona 77, sector 21, de la comunidad de Ejido San José, Tlacolulan, Ver., escribieron la monografía comunitaria titulada, Voces del Ejido. Ésta como producto de las actividades de una propuesta de innovación pedagógica, enmarcada en los Programas Nacional y Estatal de Lectura. El producto de ese esfuerzo se presenta en esta publicación.
La actividad tiene sus antecedentes desde el ciclo 2005-2006, con las actividades desarrolladas por el Sector 21 de telesecundarias en pro de la formación entre los alumnos de telesecundarias, de lectores y escritores autónomos. La región centro del estado de Veracruz ha sido el escenario de este esfuerzo colectivo; las telesecundarias de las localidades de Chiconquiaco, Mazatepec (en Acajete), Toxtlacoaya (en las Vigas) y la Colonia 21 de Marzo (en Xalapa) han formado parte de esta experiencia.
En el Ejido San José durante el periodo 2007-2008 se llevó a cabo un taller de lectura que obtuvo un producto escrito, el cual formó parte de una antología que incluyó los trabajos de otras tres escuelas(1). Con diferentes grados de compromiso, ritmos de trabajo y tipos de productos, la actividad de alumnos, docentes y personal de apoyo, han hecho posible estas producciones escritas y otras evidencias(2).
El proyecto específico Voces del Ejido surge a petición de los padres de familia del centro educativo en cuestión. Después de conocer los resultados del taller de lectura y escritura, hacen la propuesta, misma que fue analizada por alumnos y maestros, y aceptada por unanimidad.
El trabajo de los alumnos y la elaboración de dicho documento contó con el acompañamiento colaborativo del asesor técnico pedagógico del sector 21, Maestro Artemio Ríos Rivera; con la participación incondicional de la residente comunitaria de CONAFE(3), Lucía Cazares Bustamante; y la coordinación de la Profesora Susana García Hernández, encargada del segundo y tercer grado, responsable del Programa de Lectura en el plantel.
Pedagógicamente el trabajo implicó varios retos: definir las prácticas sociales del lenguaje que se tomarían como referencia, así como el ámbito correspondiente marcado por el programa de estudio(4). No se trataba de una planeación mecánica, se pretendía desarrollar actividades que propiciaran la adquisición de un conocimiento significativo. El desarrollo del compromiso nos mostró, en los hechos, la fragilidad de las fronteras entre una práctica social del lenguaje y otra, entre los distintos ámbitos y las diferentes áreas del conocimiento. No queremos decir con esto que el ordenamiento de las asignaturas académicas no sea el adecuado, al contrario, reconocemos la necesidad metodológica de sistematizar y dosificar los conocimientos como se plantea a partir de la Reforma de la Educación Secundaria de 2006, lo que queremos apuntar, es la naturaleza transversal de la monografía: Voces del Ejido.
Además, era necesario analizar las situaciones comunicativas que se iban a generar en la interacción de los muchachos con diversas fuentes de información, a las que acudirían para recabar datos que alimentarían la historia escrita de su localidad. Por ejemplo, no se trataba solamente de elaborar una encuesta, recabar información, interpretarla y organizarla en diferentes formatos para su presentación, sobre todo había que definir sus propósitos, pensar en los encuestados, propiciar un diálogo abierto, lo que implicaría el desarrollo de competencias comunicativas en los estudiantes(5).
Buscar, seleccionar, analizar, evaluar y utilizar la información proveniente de diversas fuentes, es uno de los Rasgos del Perfil de Egreso de la Educación Básica(6) íntimamente ligado al proyecto llevado a cabo en la Telesecundaria del Ejido San José de Tlacolulan. Esto en la vía del desarrollo de competencias para el aprendizaje permanente y para el manejo de la información.
Es necesario señalar, que este documento está estructurado en cinco apartados fundamentales y algunos anexos, quedando de la siguiente manera: 1. Perfil histórico-cultural, 2. Medio físico y geográfico, 3. Marco social, 4. Marco económico, 5. Gobierno y administración. Como Anexos, se incluyen recetas de cocina, de plantas curativas de la región, las encuestas aplicadas y cuadros que concentran la información recabada. En el transcurso del trabajo se exponen ordenadores de información, mapas, fotografías y otros elementos gráficos que enriquecen el texto y su comprensión. Escritos expositivos como el resumen, el pie de foto, los listados y reportes de entrevista, son los tipos de texto que elaboraron los alumnos para conformar el presente volumen. Cada uno de los capítulos de la monografía implicó un equipo de trabajo, cada equipo era responsable de una “línea de investigación”, pero la revisión, reflexión y toma de decisiones siempre fue con la convergencia de todos.
Más específicamente, hagamos un apunte de la manera en que está escrita la monografía. El primer capítulo tiene varios estilos de escritura: la parte prehispánica y colonial está trabajada con base en resúmenes, podríamos decir que es un pasaje un tanto frío; los apartados sobre la dotación de terrenos, San José y el Ejido cobran relevancia al tratar de manera respetuosa y equilibrada un conflicto intercomunitario que acaeció casi con la fundación del pueblo; en las fiestas populares, tradiciones y costumbres se hace presente la narración en primera persona, el carácter etnográfico es evidente y hay pasajes muy vivos de aparente simpleza, pero que le dan gran riqueza a la escritura de los jóvenes y su interpretación de la realidad más inmediata a ellos. El segundo capítulo aporta, entre otras cosas, un croquis comunitario y el mapa del municipio que ubica la localización del Ejido. La tercera sección fundamentalmente se alimenta de los datos arrojados por las encuestas y entrevistas aplicadas por los muchachos, el escrito es ilustrado por cuadros y gráficas. En los últimos dos apartados sobresalen un cuadro de la producción ganadera, un organigrama de la autoridad local, la cronología de los agentes municipales y las fotografías de las obras comunitarias de beneficio social.
Por el grado de formalidad que tendrían los escritos, la mayoría elaborados en binas, fue necesario definir varios filtros antes de la publicación: autorrevisión, correvisión, lectura en voz alta, valoración colectiva y reescritura; todo esto tomando en cuenta la situación en la que se generó el capítulo y los propósitos generales y específicos.
El problema planteado implicaba escribir la historia de la comunidad, una monografía, esa fue la idea que dirigió la acción del proyecto. Hubo que definir un grupo de textos que se leerían o consultarían durante el desarrollo de la empresa. Inicialmente se pretendía escribir, además, historias de vida; eso ya no fue posible pero se eligió y leyó bibliografía para reflexionar al respecto(7). La naturaleza del trabajo llevó a los alumnos a consultar determinados archivos (escolar, municipal, parroquial, entre otros registros).
Es necesario señalar que el plan de acción tuvo que ser revisado en diferentes momentos, replantear actividades y tiempos para llevarlas a cabo. Sin embargo, llegamos al producto final y eso es muy alentador, no sólo para los alumnos, sino también, para la gente de la comunidad. Fue necesario definir e ir dosificando la intervención de la docente, de la residente comunitaria y del asesor técnico pedagógico. En el aula, la maestra Susana definió, con los muchachos, los momentos convenientes para la reflexión sobre la escritura, lectura y la producción de los textos; esto se llevó a cabo en pequeños grupos, colectiva o de manera individual. Se observó qué contenidos podrían convertirse en objeto de reflexión y se incorporaron al proceso y al producto esperado.
Todo lo anterior, sin menoscabo de los Programas de Estudio de las diferentes asignaturas, en todo caso, tratando de encontrar los momentos pertinentes para ligarlos entre si. Ya que con las actividades realizadas se implicaron contenidos temáticos de español, educación cívica, geografía, ciencias, matemáticas e historia, lo que le da un valor muy significativo al trabajo por proyectos, concretando de manera tangible la transversalidad de los conocimientos en el aula y fuera de ella.
Los resultados obtenidos son, presumimos, profesionales desde una perspectiva pedagógica. No obstante, sabemos que tienen sus limitaciones, pero ese rubro lo dejamos en manos de los lectores, en su momento recibiremos las críticas pertinentes con atención y con la mejor intención de valorarlas y tomarlas en cuenta para mejorar nuestra práctica docente.
No era el propósito escribir LA HISTORIA con mayúsculas de la comunidad, se trataba de hacer un estudio monográfico. Era importante el producto, pero nos interesaba enormemente el proceso. No estamos ante un fruto acabado, sin duda tiene sus debilidades. Sin embargo, los aprendizajes significativos adquiridos por los alumnos mediante la experiencia de la elaboración de textos con diferentes temáticas (históricas, cívicas, geográficas, literarias y matemáticas); la lectura de diversa bibliografía y su interpretación; la investigación en diversas fuentes (orales, escritas o electrónicas); la realización de entrevistas locales y externas; la aplicación de encuestas y otros, han permiten a los jóvenes desarrollar competencias comunicativas y para la vida, así como habilidades que serán de gran utilidad en su desempeño cotidiano y profesional. Creemos que investigar, escribir y reflexionar sobre nuestras raíces posibilita objetivamente un alto sentido identitario con la comunidad y una interacción con el medio de manera responsable. No se trata de catequizar, sino de que los jóvenes descubran el sentido ético de la convivencia comunitaria.
Otro elemento trascendente tiene que ver con el uso de las Tecnologías de Información y Comunicación (TICs). Hay medios y recursos que propician el aprendizaje y desarrollo de los estudiantes. Aunque, en este caso, es extremadamente limitada la existencia de computadoras en casa de los alumnos y prácticamente nulo su acceso a Internet, la incorporación de las TICs al proceso educativo hizo sentir un impacto práctico en la telesecundaria del Ejido. Las dos computadoras existentes en la escuela han mejorado las condiciones de trabajo en el aula, así como el reconocimiento de la necesidad de acceder a estos bienes tecnológicos. Los muchachos hicieron uso del procesador de textos, de programas como Excel, así mismo usaron cámaras digitales para capturar imágenes de la flora y la fauna de su medio. Para personas que se desenvuelven en el medio urbano, lo anterior puede parecerles poca cosa; nuestra experiencia docente en el medio rural nos indica que no son procesos que deban ser menospreciados.
Finalmente, es necesario señalar que no están aquí todos los escritos de los alumnos de la telesecundaria del Ejido San José. En el caso de 2° y 3° grados fue necesario dejar fuera trabajos que no pasaron el filtro de selección o que ya no se consideró pertinente incluirlos. En el caso de los alumnos de 1° grado, editarán, a la par de este volumen, una breve antología de sus escritos, esa actividad es coordinada por la maestra Martha, directora del plantel. No podemos cerrar este apartado sin agradecer a Consuelo Niembro su apoyo en la revisión final del documento y sus comentarios al proceso.
Sea el trabajo de los alumnos de la telesecundaria del Ejido San José un aliento para las prácticas educativas innovadoras y comprometidas con la formación de los jóvenes de educación básica.
Ríos, Artemio (Coordinador), (2009). Voces del Ejido. Innovación educativa: Estudio monográfico delEjido San José, Municipio de Tlacolulan, Ver. Secretaría de Educación de Veracruz-Sector 21 de telesecundarias, (Mimeo). Xalapa, Ver., 2009.
NOTAS:
1. García Hernández, Susana, “Bitácora para un taller de LECTURA, reporte de caso: telesecundaria del Ejido San José, Tlacolulan”, en Ríos Rivera, Artemio (coordinador) (2008), Primero la palabra. Formación de lectores y escritores autónomos experiencia en cuatro centros escolares de telesecundarias en la región centro del Estado de Veracruz, Mimeo, Xalapa.
2. Ver en internet el video “Voces del Ejido”: www.youtube.com/watch?v=4KYnSkEV_Vk
3. Consejo Nacional de Fomento Educativo
4. Secretaría de Educación Pública (2006), Español. Educación básica. Secundaria. Programa de Estudio 2006, Conaliteg, México.
5. En una breve definición de competencias comunicativas específicas Antoni y Arnau señalan que los estudiantes deben: “Conversar cómoda y adecuadamente, en todo tipo de situaciones de la vida personal o social, para desarrollar una buena comunicación interpersonal respetando a los demás y evitando el uso de estereotipos que marquen cualquier clase de discriminación”. Zabala Antoni y Laia Arnau, Cómo aprender y enseñar competencias, Barcelona, Graó, 2008. P. 104.
6. Secretaría de Educación Pública (2006), Plan de Estudios 2006. Educación Básica. Secundaria, Conaliteg, México.
7. Benita Galeana y Juan Pérez Jolote, ver bibliografía. En este aspecto es importante mencionar la colaboración de Mariano Bonilla Espejo quien, por sus múltiples ocupaciones, no pudo acompañar todo el proceso.
martes, 23 de febrero de 2010
Poncho Fernández: una verdad en la falsedad de los años.
Poncho Fernández: una verdad en la falsedad de los años.
Artemio Ríos Rivera
El enigma de la historia no está en la razón sino en el deseo: no en el trabajo sino en el amor.
Norman O. Brown
El presente ensayo tiene como objetivo abordar la novela Los años falsos de Josefina Vicens, considero que, de dicha novela se desprende una fuerte crítica social hacia la figura masculina como ente dominante, machista, como patriarca; es sobre la base de esta consideración como se desarrolla el trabajo; además, metodológicamente, el abordaje se intenta a partir de un acercamiento psicoanalítico al personaje principal del relato: Poncho Fernández, quien encarna la figura paterna, autoritaria e impositiva. El sustento teórico de esta aproximación se da, fundamentalmente, a partir de los elementos manejados en el estudio filosófico que Marcuse realizó sobre Freud en los años cincuenta del siglo XX: Eros y civilización. Sea este pretendido análisis literario desde la perspectiva psicoanalítica la búsqueda de unos años que pueden no ser auténticos para la familia Fernández, pero que sin duda -dentro del mundo que emerge de la ficción-, son verdaderos para Poncho Fernández, el personaje que nos ocupa.
La novela dura lo mismo que una visita al panteón; que el rezo de un rosario; el arreglo floral de una tumba en un aniversario luctuoso. Todo es una evocación, el recuerdo de los últimos 15 años, la niñez de Luis Alfonso, su admiración al padre, la muerte de éste y las herencias que el todopoderoso Poncho(1) ha dejado al hijo.
Marcuse (1981:104) señala que la figura del padre es, generalmente, la de un déspota animal que prohíbe la gratificación pero además es el sabio orden que asegura los bienes y servicios para la progresiva satisfacción de las necesidades; Poncho, el macho, es una figura que se impone (a Luis Alfonso, a la esposa y sus hijas), por ser el hombre de la casa, el que trabaja y lleva el sustento a la familia, lo que le da derecho a instaurar un orden que le permita situarse en la cúpula del mismo, el patriarca puede ordenar despóticamente, pero no puede recibir ordenes de sus dependientes.
Pero, ¿quién es Poncho Fernández?
Nuestro personaje es un tipo cuarentón, clasemediero, un hombre común, como muchos de los hombres de una sociedad como la nuestra: mexicana del último cuarto del siglo XX. Es, pues, un hombre de nuestros tiempos, digamos: un producto de la cultura patriarcal contemporánea. Poncho es un hombre de hogar, de quien una sociedad como ésta se debiera sentir orgullosa. Poncho como padre “es principalmente una figura hostil” (Marcuse. p. 235), puede ser un ejemplo de padre, de amigo, de subordinado, de marido trabajador y de amante; Poncho representa la perseverancia de quien quiere “pisar fuerte y llegar alto” (Vicens: 40). Sin embargo no es un personaje que actúe completamente de motu propio; de algún modo esta dominado por su mundo: es víctima y villano de sus propias circunstancias, contradicción dialéctica que lo hace ser él mismo y no. El personaje actúa, pero lo hace inmerso en un mundo que lo define y se le impone; es un dominador de su microuniverso, es un dominador inmerso en un mundo que lo domina y somete, reproduce los modelos, los mecanismos; para esta situación encontramos una explicación en la teoría psicoanalítica que “reconoce que la enfermedad del individuo es en última instancia provocada y sostenida por la enfermedad de su civilización” (Marcuse: 251).
Poncho no quiere ser un Don Nadie; debe tener un nombre; por eso usa las tarjetas de presentación, como forma de afirmación narcisista de su yo(2), como una forma de dejarse grabado en los demás: las letras y los números son grandes, de complicado trazo, para resaltar el nombre, el supuesto cargo; para que el apelativo luzca, no se olvide. La tarjeta contiene el domicilio y varios teléfonos, ya que, pensando en nuestros tiempos, de ordenadores y aparatos de comunicación satelital, es posible suponer que: el que no tiene teléfono (¿celular?) es un perro sin dueño, sin amo que le busque y le grite sus órdenes dondequiera que esté para que sean inmediatamente atendidas; un hombre sin teléfono es alguien que no le hace falta a nadie. Quien tiene un solo número telefónico es un pobre diablo, las oficinas importantes tienen varios teléfonos, varias líneas, mucha gente a quien atender. Tarjetas de presentación, varios cientos, si no pagan bien el trabajo(3) cuando menos hay material en abundancia, muchas tarjetas para dárselas a todo el mundo, a los poderosos para que sepan que está para servirles y se acuerden de él; al populacho, a los vecinos, al conocido de ocasión para que vea que Poncho sí es importante, influyente. En las tarjetas el macho encuentra una existencia a su inexistencia, a su nulidad, con el tarjetazo Poncho trata de esconder su mediocridad.
Luis Alfonso Fernández, Poncho Fernández, no tiene riquezas que heredar, sin embargo tiene sus tarjetas; el traje negro para las fiestas de alta categoría; la cadena con sus llaves para que vean que tiene casa, oficina y tal vez algo más -la consabida casa chica de todo macho que se precie de serlo-; su pistola Colt pavonada (que de tanto acariciarla tuvo una eyaculación precoz; se vació en el cuerpo de la mano que la acaricia y acabó con la vida de su orgulloso posesionario), su pistola símbolo de poder, de hombría, de fuerza agresiva y destructiva manipulable desde su poseedor; Poncho podía no tener casa propia, pero tenía una pistola del tamaño del miedo(4).
Poncho además tenía vehículo, no propio, pero como si lo fuera. Tuvo vehículo desde antes de ser ayudante del Diputado, desde que era cobrador de una cadena comercial.
El automóvil es también un símbolo de poder, de importancia personal, de hombría; con esos vehículos podía presumir, correr atrás de los carros de bomberos o de las ambulancias; total: pareciera que para carro ajeno no hay camino malo, menos para carro oficial (¿las camionetas del Diputado pertenecen a la legislatura?; ¿son del partido?) donde se puede derrochar la gasolina y demás insumos, ya que si no es así como cobrar el justo precio del trabajo que Poncho desempeña.
El metal, fuerte, brilloso, el regalo “desinteresado”, las espuelas de plata que le dieron en Guadalajara son un tesoro invaluable, más que por su valor de cambio, más que por su valor de uso, por el significado: un regalo costoso implicaba que se iban dando cuenta de su importancia, de lo influyente que era, de los favores que gozaba del Diputado -personaje para el que trabajaba Poncho-; las espuelas son un símbolo de virilidad; las utilizan los charros para controlar a la bestia que está entre sus piernas; usa espuelas el que puede montar yeguas, potrancas de ancas prominentes y rítmico galope.
Pero Poncho no sólo tenía esas posesiones materiales, también tenía gente que lo rodeaba y lo “quería”, Poncho tenía una familia que le pertenecía(5). Su mujer, esa catedral vacía y sola, lo respetaba, lo esperaba, le creía porque él sabía ser un jefe de familia, a ella y a sus hijos jamás les había faltado el techo o el pan de la boca, que más podía querer o esperar. Poncho había sabido ordenar los dos mundos: el prepotente y ruidoso mundo de los hombres y el sumiso y mínimo de las mujeres (Vicens: 23).
Molestias de su esposa(6) por sus aventuras, parrandas o dispendios; celos por el segundo frente, no, no existían razones para ello. Poncho guardaba las formas y siempre había cumplido como marido, como hombre, como padre de familia. De acuerdo con un mundo de dominación masculina; de moral entre el ser en privado y el parecer en público (deseos –reprimidos- privados y virtudes –impuestas- públicas), él no daba malos ejemplos en la casa, además adoraba a su hijo; que más podía pedirle una mujer decente, de su casa, a un hombre cumplidor como Poncho.
Elena !ah¡, Elena, la joven y querida Elena, ponerle apartamento, sí. Pasar con ella el tiempo, sí. Presumirla como parte de la afirmación de la masculinidad, de la posesión de las mujeres por el patriarca, también. Casarse jamás, él era casado y la moral –las reglas del matrimonio de su civilización- no le permitían divorciarse, Elena siempre sería la casa chica. Aunque realmente la amara, por eso la controlaba, porque la amaba, no se podía mostrar débil ante esa mujer, para qué, para que lo mangoneara, para que lo hiciera cornudo, no. Era mejor que entendiera el miedo de engañar a un hombre chingón capaz, de responder con la violencia ante el abandono o el engaño, a que viera en él a un hombre enamorado que pidiera con ternura y por amor fidelidad; la fidelidad se impone por medio del terror, de la represión(7). Las mujeres se acumulan, no se cambian, pareciera ser esa la verdadera motivación del macho para no entablar una relación monogámica -según el deber ser de nuestra cultura-, la ausencia del divorcio, para la mujer un divorcio es un fracaso, ¿lo será también para el hombre? La primera mujer del patriarca no se cambia, se acumula, se guarda en un rincón polvoso y sucio, se desecha pero no se tira, se arrumba: para algo ha de servir al paso de los años.
Las hijas, mujeres(8), las que pueden ayudar a la mamá a atender a los hombres de la casa -las que pueden acompañar a la madre en su soledad-; viejas al fin, nada tienen que ver con el mundo de los hombres, las gemelas tenían dos marcas de origen: ser niñas y ser de la casa. Pareciera que las mujeres dignas de mirarse, de cortejarse, de pensar en ellas son las ajenas, las de la calle, las de los anuncios comerciales o del prostíbulo. Las gemelas sólo sirvieron para que los amigos vieran que la infertilidad de años, Poncho la pagaba doble, tenía muchos, y los ponía donde debía, de un solo disparo había engendrado dos pájaras. Es posible que el macho se cuestione: para qué encariñarse con las hijas si después se iban a perder, si después (posiblemente) tenía que andar cuidando su virginidad y su decencia, no, ese era asunto de la madre, allá ella si entregaba malas cuentas. Si el hijo preñaba a alguna mujer, para eso era hombre (por algo Luis Alfonso tenía dos novias al mismo tiempo), si las hijas salían con su domingo siete, deshonraban a la familia y no les quedaba otro camino que la calle, la lógica probable en el mundo machista: ¿para qué dar a las mujeres más importancia de la que tenían?
Además, si de cumplir sueños se trata, las mujeres son desechables, se les puede abandonar y largarse a viajar y a vivir; abandonar la realidad para instalarse en el principio del placer, mostrarle al hijo el mundo, que viva, que goce, que disfrute la vida y no que se case joven como su padre; las hijas se tienen que casar antes que el hombre aunque éste sea mayor, a las hijas hay que entregarlas a la puerta de la iglesia y así cumplir, al hijo hay que entregarlo a los brazos de una puta, que sea desvirgado las veces que sea necesario, así se cumple como hombre y como padre, al machito hay que enseñarle la vida para que sepa lo que es vivir.
El hijo debe tener el mismo nombre y apellido, debe preservar la casta, por fortuna Luis Alfonso además de hombre es primogénito, como buen hijo hay que hacerlo a imagen y semejanza del padre. Por eso, Poncho lo que más quería en el mundo era a su hijo, en el parecido se satisface el placer narcisista de saber que se admira a sí mismo, a su obra, a quien a de sucederlo en el trono de su pequeño reino, quien heredará su mundo, quien cumplirá sus fantasías, Narciso es tan bello, tan perfecto que se niega a morir, busca en quien reencarnar y se ama en ese ser que trascenderá su muerte.
Que el hijo alcance lo que Poncho deseaba para sí, lo que descubrió tarde, porque -posiblemente- no tuvo un padre como él que le orientara y le explicara el mundo de los hombres y… el de las viejas. Explicación que se encargarán los amigos de transmitir, verbalmente y en los hechos. Que aprenda a mandar, a caminar erguido, como su padre, para eso es hombre, pero también que sepa que su padre era leal y sabía respetar (¿tapar, aguantar?) a sus amigos y a sus superiores.
Poncho tenía amigos, cuates con los que él era bien reata, a toda madre, con quienes podía actuar de hombre a hombre. Apostar, tomar, compartir confidencias, jugar dominó, todo, de hombre a hombre. Con ellos Poncho siempre fue el más macho, el más atravesado, el más disparador. Poncho se chingaba a todos, le ganaba al Quelite (su compañero de trabajo y de juergas) dinero en las vencidas, un dinero etéreo, fácil: lo del agua al agua. “El dinero es para gastarlo y los que ahorran son unos coyones que le tienen miedo a la vida”(Vicens: 46), dice el personaje. Un macho prepotente como nuestro protagonista se sabe entregar en la parranda a las pulsiones de la vida, a disfrutar del placer, del placer que compra el dinero, de la carga libidinal que se convierte en descarga al irse de putas, las prostitutas son para el placer no para la responsabilidad. Era el primero en sacar la cartera, gastaba en una parranda lo que ganaba en un mes, él sí sabía vivir, nos dice la autora.
El sueño(9), el deseo reprimido tenía dos puertos, dos puntos de partida, dos rutas: el mapa para un míticoTour en Europa y el futurismo político, el cálculo conspirativo, la posibilidad objetiva que podía llevar al Diputado a la Oficina Principal de una Secretaría de Estado.
Viajar, disfrutar de la vida, sin responsabilidades, sin mujer, sin hijas, con un cómplice, con un doble para que el placer narcisista (una vez más) sea doble; un deseo que es constantemente reprimido y que tiene que irse matizando: cuando el hijo sea un poco más grande; mejor cuando termine la secundaria; tal vez cuando las hermanas se casen; primero solos Poncho y Luis Alfonso; eventualmente con la madre. Aquí se manifiesta la “antítesis entre moral y vida {que} se produce primariamente porque en esencia esta es pulsión (eminentemente sexual) que busca la pura satisfacción egoísta del sujeto, mientras que la moral es precisamente lo opuesto: impele a lo social” (González: 64), y lo social para Poncho es la familia que le impone una moral, no puede abandonarlas a su suerte, su pulsión egoísta de viajar es reprimida por el principio de realidad: la imposibilidad económica y su posible responsabilidad con la familia.
El otro sueño: que el Diputado sea Ministro; potenciar las influencias de sus subordinados, de sus guaruras, de sus celestinos, de los ayudantes que no estaban para vestir santos pero sí para desvestir borrachos y velarles el sueño, si estos eran Jefes. Lo aprendió del Diputado, con los de arriba como siervo, con los de abajo como patrón. Pero ser influyente es no tener y tenerlo todo, hoy se es influyente, mañana no, para qué atesorar dinero si se pueden heredar las in fluencias y un nombre.
Aún ante la muerte no hay humildad. Poncho recomienda, sabe aprovechar la coyuntura, da órdenes: exige a los amigos que le prometan, que le juren. ¿Quién podía negarle algo a alguien que se encuentra en su lecho de muerte? Trata de alargar el poder para erigirse en tótem, su figura tendrá que presidir el tótem a su muerte, pero esto sólo es posible si él designa a su heredero sin ser despojado, sin ser sacrificado por Edipo, su hijo no lo niega, no llega al parricidio, Poncho se afirma en Alfonso, como Dios padre desaparece para heredar su reino al Dios hijo y dejarlo en el cerebros de los vivos (Alfonso, Elena, la madre, las hijas y los amigos) para seguir reinando como Dios, el espíritu santo(10).
El patriarca trasciende su propia muerte; su influencia de viva voz designa a su sucesor (como lo sabe hacer un presidente), define las cosas mas allá de su muerte, le pasa su pequeño reino al hijo, al primogénito, al heredero, a su reencarnación: “¿cómo se ordenó todo, súbitamente con tu último aliento, y cada uno supo lo que le había pedido que hiciera y lo que te había prometido hacer?” (Vicens: 28).
La casa, como el claustro materno es para descansar, para dormir por eso el hombre se cansa fuera y regresa a su hogar matriz, abandonar el hogar es abandonar la tibieza vaginal materna, por eso Poncho ni siquiera se plantea esa posibilidad, a pesar de tener una casa chica en mejores condiciones.
Todos los elementos de configuración tanto física como sicológica del personaje no permiten la concepción de la ternura, la debilidad, o el amor. Físicamente sus manos son velludas, fuertes, las uñas estriadas y disparejas. En su discurso es demagogo (como muchos de los hombres y los políticos es mentiroso), echa el rollo (los bomberos valerosos, sacrificados, temerarios, merecen estatua, dice Poncho), elogia para ser elogiado.
Es un ser neurótico con comportamientos bivalentes, es voluble: con el diputado se hacía el simpático, con la familia el duro. Es un ser voraz por el poder, por el dinero. En la casa no da explicaciones, no se excusa. A la esposa no la saca a pasear, no le da regalos, le grita. Otra de las manifestaciones neuróticas se da con relación al dinero: por un lado piensa hacerse rico a cualquier precio, entre otras formas ahorrando. Por otro resulta que el dinero se hizo para gastarlo, para derrocharlo.
A pesar de todo Poncho no necesita justificarse, él es un hombre y con eso basta, así nos lo hacen saber los otros hombres: “No nos hagamos pendejos. Tu papá era hombre ¿no? pues con eso esta dicho todo” dice el Quelite a Luis Alfonso, con relación a Elena. Su comportamiento es el de todo un macho: trasnochador y autoritario; le gustan las viejas elegantes, el chínguere importado y el colchón de resortes.
Concluyendo, como hemos visto a lo largo del trabajo, finalmente podemos considerar que de cada una de las acciones de Poncho y de los personajes que lo rodean y lo definen, se desprende una fuerte crítica social hacia la figura masculina, al macho prepotente e impositivo: al patriarca. En este sentido, el despotismo patriarcal instaura un orden e impone una forma de organización, por él y a su pesar, axial: “El patriarca, el padre y tirano en uno, une el sexo y el orden, el placer y la realidad; evoca el amor y el odio; garantiza las bases biológicas y sociológicas de las que depende la historia de la humanidad”, en el microcosmos será la historia familiar la dependiente y, paradójicamente, la determinante, además a los ojos de la familia la “aniquilación de su persona amenaza con liquidar la misma vida duradera de grupo” (Marcuse: 77), por eso en Luis Alfonso “los derechos históricos del padre original son restaurados”(P. 79), convirtiéndose -el hijo- en víctima de sus propias circunstancias para, más adelante, ser el victimario del mundo femenino y débil que lo rodea. De este modo podemos decir que los hombres de Los años falsos viven sus propias vidas, pero realmente lo que hacen es realizar funciones preestablecidas: ni Poncho ni Luis Alfonso se rebelan nunca ante su realidad, hay conformidad y su neurosis los aísla.
De algún modo la conclusión del trabajo, debido a su fuerte carga de subjetividad, se ha ido configurando a lo largo del mismo ensayo: más allá de la cuestión literaria, el texto invita a la reflexión autocrítica del lector como individuo, independientemente de que nos encontremos ante personajes y realidades ficticias, no podemos negar que esa ficción tiene una interrelación dialéctica con los elementos de nuestra realidad cotidiana de aquí y ahora.
Poncho Fernández, ese tigre de papel, es una figura arquetípica que es posible encontrar a la vuelta de la esquina, muchos Ponchos caminan nuestras calles y, hasta es posible que habiten nuestros sueños fundiéndose con nosotros.
NOTAS:
1. En el transcurso de la novela Poncho realiza sus acciones en la evocación de Luis Alfonso, su hijo; en realidad Poncho esta más allá del bien y el mal: se encuentra en el Nirvana, en ese estado donde no hay tensión o necesidad: en la muerte. Al respecto nos dice Marcuse (p.241), “el instinto de la muerte opera bajo el principio del Nirvana”.
2. Marcuse (p.178) plantea que el narcisismo es un síntoma de neurosis, pero también un elemento constitutivo de la construcción de la realidad del individuo “generalmente entendido como un escape egoísta de la realidad”, así cuando Poncho hace uso de sus tarjetas establece una relación antagónica entre su ego y la realidad exterior (su intrascendencia en la vida), trata de afirmarse en el papel y en los demás.
3. Ya que el trabajo como actividad tiene que ver con el principio de realidad, niega por su propia naturaleza al principio del placer (aunque es posible hacer trabajo creativo), en este sentido es “trabajo para el procuramiento e intensificación de las necesidades de vida (…) este trabajo no produce satisfacción en sí mismo” (Marcuse. p.94), por lo mismo hay que sacarle cosas al trabajo o a quien lo impone: el patrón. Para Poncho, una actividad compensatoria en la búsqueda del placer es el sentirse influyente (las tarjetas ayudan a este sentimiento), así se contrapone a la realidad: el Diputado no es su amigo, es su patrón.
4. Marcuse (p.77) señala que: “El patriarca, el padre y tirano en uno, une el sexo y el orden”, en este sentido podemos considerar que la superposición entre sexualidad masculina y arma de fuego es válida, ya que son en sí mismos elementos para imponer el sexo y el orden represivo. Así como una arma de fuego puede ser elemento del suicidio, de la misma forma la sexualidad regida únicamente por el principio del placer puede llevar a la autodestrucción del individuo.
5. En cuanto al papel del padre en una familia donde la vida se organiza por medio de la dominación masculina, Marcuse (p.74) plantea: “…el hombre que logró dominar a los demás era el padre (…) El padre monopolizaba para sí mismo a las mujeres (el placer supremo) y sometía a los demás miembros de la horda a su poder”. Aunque Marcuse nos habla en estas líneas de un remoto patriarcado, estos elementos de dominación se repiten en la familia de Poncho, donde él, como patriarca es poseedor de su mujer, las hijas y, principalmente, de Luis Alfonso su primogénito.
6. Si bien es cierto en el texto de Eros y civilización, su autor no habla explícitamente del papel de la mujer en la familia y en la sociedad, es entendible, por contraposición, al hablar de un mundo de dominación masculina y patriarcal que los dominados son las mujeres y los hijos. En este sentido en Los años falsos el papel de las mujeres es de completa sumisión ante la figura avasalladora del padre-marido, tan es así que fuera del personaje de la amante (Elena) el resto de las mujeres carecen de nombre, como carecen de autonomía y configuración propia, existen en cuanto apéndices del patriarca: Poncho.
7. “…los controles represivos (…) perpetúan, en la misma estructura instintiva, la dominación del hombre por el hombre.” (Marcuse.p.262)
8. Sobre las mujeres, Marcuse (p.172), hablando de Pandora y citando a Norman Brown nos plantea que en el mundo masculinista el principio femenino aparece como una maldición destructiva y destructora; las mujeres son improductivas, zánganos inútiles, como un objeto de lujo en el presupuesto de un pobre: “La belleza de la mujer, y la felicidad que promete son fatales en el mundo de trabajo de la civilización”.
9. Efectivamente los sueños son deseos reprimidos, insatisfechos y así se manifiestan en los planes utópicos de Poncho, en este sentido, “El sueño es entonces testimonio del conflicto, del choque entre las dos tendencias más opuestas del alma: la fuerza que tira hacia el ego y su placer, y la que impulsa u obliga hacia los otros y el deber” (Juliana González .1986:65).
10. Marx en El 18 Brumario plantea que los hombres hacen su propia historia pero no a su libre arbitrio, sino bajo las circunstancias que les hereda el pasado, esto parece ser aplicable en estos personajes de papel.
Bibliografía
GONZÁLEZ, Juliana (1986). El malestar en la moral. Freud y la crisis de la ética. México. Editorial Joaquín Mortiz.
MARCUSE, Herbert (1981). Eros y civilización. Una investigación filosófica sobre Freud. México. Editorial Joaquín Mortiz.
VICENS, Josefina (1985). Los años Falsos. México. Martín Casillas Editores.
Artemio Ríos Rivera
El enigma de la historia no está en la razón sino en el deseo: no en el trabajo sino en el amor.
Norman O. Brown
El presente ensayo tiene como objetivo abordar la novela Los años falsos de Josefina Vicens, considero que, de dicha novela se desprende una fuerte crítica social hacia la figura masculina como ente dominante, machista, como patriarca; es sobre la base de esta consideración como se desarrolla el trabajo; además, metodológicamente, el abordaje se intenta a partir de un acercamiento psicoanalítico al personaje principal del relato: Poncho Fernández, quien encarna la figura paterna, autoritaria e impositiva. El sustento teórico de esta aproximación se da, fundamentalmente, a partir de los elementos manejados en el estudio filosófico que Marcuse realizó sobre Freud en los años cincuenta del siglo XX: Eros y civilización. Sea este pretendido análisis literario desde la perspectiva psicoanalítica la búsqueda de unos años que pueden no ser auténticos para la familia Fernández, pero que sin duda -dentro del mundo que emerge de la ficción-, son verdaderos para Poncho Fernández, el personaje que nos ocupa.
La novela dura lo mismo que una visita al panteón; que el rezo de un rosario; el arreglo floral de una tumba en un aniversario luctuoso. Todo es una evocación, el recuerdo de los últimos 15 años, la niñez de Luis Alfonso, su admiración al padre, la muerte de éste y las herencias que el todopoderoso Poncho(1) ha dejado al hijo.
Marcuse (1981:104) señala que la figura del padre es, generalmente, la de un déspota animal que prohíbe la gratificación pero además es el sabio orden que asegura los bienes y servicios para la progresiva satisfacción de las necesidades; Poncho, el macho, es una figura que se impone (a Luis Alfonso, a la esposa y sus hijas), por ser el hombre de la casa, el que trabaja y lleva el sustento a la familia, lo que le da derecho a instaurar un orden que le permita situarse en la cúpula del mismo, el patriarca puede ordenar despóticamente, pero no puede recibir ordenes de sus dependientes.
Pero, ¿quién es Poncho Fernández?
Nuestro personaje es un tipo cuarentón, clasemediero, un hombre común, como muchos de los hombres de una sociedad como la nuestra: mexicana del último cuarto del siglo XX. Es, pues, un hombre de nuestros tiempos, digamos: un producto de la cultura patriarcal contemporánea. Poncho es un hombre de hogar, de quien una sociedad como ésta se debiera sentir orgullosa. Poncho como padre “es principalmente una figura hostil” (Marcuse. p. 235), puede ser un ejemplo de padre, de amigo, de subordinado, de marido trabajador y de amante; Poncho representa la perseverancia de quien quiere “pisar fuerte y llegar alto” (Vicens: 40). Sin embargo no es un personaje que actúe completamente de motu propio; de algún modo esta dominado por su mundo: es víctima y villano de sus propias circunstancias, contradicción dialéctica que lo hace ser él mismo y no. El personaje actúa, pero lo hace inmerso en un mundo que lo define y se le impone; es un dominador de su microuniverso, es un dominador inmerso en un mundo que lo domina y somete, reproduce los modelos, los mecanismos; para esta situación encontramos una explicación en la teoría psicoanalítica que “reconoce que la enfermedad del individuo es en última instancia provocada y sostenida por la enfermedad de su civilización” (Marcuse: 251).
Poncho no quiere ser un Don Nadie; debe tener un nombre; por eso usa las tarjetas de presentación, como forma de afirmación narcisista de su yo(2), como una forma de dejarse grabado en los demás: las letras y los números son grandes, de complicado trazo, para resaltar el nombre, el supuesto cargo; para que el apelativo luzca, no se olvide. La tarjeta contiene el domicilio y varios teléfonos, ya que, pensando en nuestros tiempos, de ordenadores y aparatos de comunicación satelital, es posible suponer que: el que no tiene teléfono (¿celular?) es un perro sin dueño, sin amo que le busque y le grite sus órdenes dondequiera que esté para que sean inmediatamente atendidas; un hombre sin teléfono es alguien que no le hace falta a nadie. Quien tiene un solo número telefónico es un pobre diablo, las oficinas importantes tienen varios teléfonos, varias líneas, mucha gente a quien atender. Tarjetas de presentación, varios cientos, si no pagan bien el trabajo(3) cuando menos hay material en abundancia, muchas tarjetas para dárselas a todo el mundo, a los poderosos para que sepan que está para servirles y se acuerden de él; al populacho, a los vecinos, al conocido de ocasión para que vea que Poncho sí es importante, influyente. En las tarjetas el macho encuentra una existencia a su inexistencia, a su nulidad, con el tarjetazo Poncho trata de esconder su mediocridad.
Luis Alfonso Fernández, Poncho Fernández, no tiene riquezas que heredar, sin embargo tiene sus tarjetas; el traje negro para las fiestas de alta categoría; la cadena con sus llaves para que vean que tiene casa, oficina y tal vez algo más -la consabida casa chica de todo macho que se precie de serlo-; su pistola Colt pavonada (que de tanto acariciarla tuvo una eyaculación precoz; se vació en el cuerpo de la mano que la acaricia y acabó con la vida de su orgulloso posesionario), su pistola símbolo de poder, de hombría, de fuerza agresiva y destructiva manipulable desde su poseedor; Poncho podía no tener casa propia, pero tenía una pistola del tamaño del miedo(4).
Poncho además tenía vehículo, no propio, pero como si lo fuera. Tuvo vehículo desde antes de ser ayudante del Diputado, desde que era cobrador de una cadena comercial.
El automóvil es también un símbolo de poder, de importancia personal, de hombría; con esos vehículos podía presumir, correr atrás de los carros de bomberos o de las ambulancias; total: pareciera que para carro ajeno no hay camino malo, menos para carro oficial (¿las camionetas del Diputado pertenecen a la legislatura?; ¿son del partido?) donde se puede derrochar la gasolina y demás insumos, ya que si no es así como cobrar el justo precio del trabajo que Poncho desempeña.
El metal, fuerte, brilloso, el regalo “desinteresado”, las espuelas de plata que le dieron en Guadalajara son un tesoro invaluable, más que por su valor de cambio, más que por su valor de uso, por el significado: un regalo costoso implicaba que se iban dando cuenta de su importancia, de lo influyente que era, de los favores que gozaba del Diputado -personaje para el que trabajaba Poncho-; las espuelas son un símbolo de virilidad; las utilizan los charros para controlar a la bestia que está entre sus piernas; usa espuelas el que puede montar yeguas, potrancas de ancas prominentes y rítmico galope.
Pero Poncho no sólo tenía esas posesiones materiales, también tenía gente que lo rodeaba y lo “quería”, Poncho tenía una familia que le pertenecía(5). Su mujer, esa catedral vacía y sola, lo respetaba, lo esperaba, le creía porque él sabía ser un jefe de familia, a ella y a sus hijos jamás les había faltado el techo o el pan de la boca, que más podía querer o esperar. Poncho había sabido ordenar los dos mundos: el prepotente y ruidoso mundo de los hombres y el sumiso y mínimo de las mujeres (Vicens: 23).
Molestias de su esposa(6) por sus aventuras, parrandas o dispendios; celos por el segundo frente, no, no existían razones para ello. Poncho guardaba las formas y siempre había cumplido como marido, como hombre, como padre de familia. De acuerdo con un mundo de dominación masculina; de moral entre el ser en privado y el parecer en público (deseos –reprimidos- privados y virtudes –impuestas- públicas), él no daba malos ejemplos en la casa, además adoraba a su hijo; que más podía pedirle una mujer decente, de su casa, a un hombre cumplidor como Poncho.
Elena !ah¡, Elena, la joven y querida Elena, ponerle apartamento, sí. Pasar con ella el tiempo, sí. Presumirla como parte de la afirmación de la masculinidad, de la posesión de las mujeres por el patriarca, también. Casarse jamás, él era casado y la moral –las reglas del matrimonio de su civilización- no le permitían divorciarse, Elena siempre sería la casa chica. Aunque realmente la amara, por eso la controlaba, porque la amaba, no se podía mostrar débil ante esa mujer, para qué, para que lo mangoneara, para que lo hiciera cornudo, no. Era mejor que entendiera el miedo de engañar a un hombre chingón capaz, de responder con la violencia ante el abandono o el engaño, a que viera en él a un hombre enamorado que pidiera con ternura y por amor fidelidad; la fidelidad se impone por medio del terror, de la represión(7). Las mujeres se acumulan, no se cambian, pareciera ser esa la verdadera motivación del macho para no entablar una relación monogámica -según el deber ser de nuestra cultura-, la ausencia del divorcio, para la mujer un divorcio es un fracaso, ¿lo será también para el hombre? La primera mujer del patriarca no se cambia, se acumula, se guarda en un rincón polvoso y sucio, se desecha pero no se tira, se arrumba: para algo ha de servir al paso de los años.
Las hijas, mujeres(8), las que pueden ayudar a la mamá a atender a los hombres de la casa -las que pueden acompañar a la madre en su soledad-; viejas al fin, nada tienen que ver con el mundo de los hombres, las gemelas tenían dos marcas de origen: ser niñas y ser de la casa. Pareciera que las mujeres dignas de mirarse, de cortejarse, de pensar en ellas son las ajenas, las de la calle, las de los anuncios comerciales o del prostíbulo. Las gemelas sólo sirvieron para que los amigos vieran que la infertilidad de años, Poncho la pagaba doble, tenía muchos, y los ponía donde debía, de un solo disparo había engendrado dos pájaras. Es posible que el macho se cuestione: para qué encariñarse con las hijas si después se iban a perder, si después (posiblemente) tenía que andar cuidando su virginidad y su decencia, no, ese era asunto de la madre, allá ella si entregaba malas cuentas. Si el hijo preñaba a alguna mujer, para eso era hombre (por algo Luis Alfonso tenía dos novias al mismo tiempo), si las hijas salían con su domingo siete, deshonraban a la familia y no les quedaba otro camino que la calle, la lógica probable en el mundo machista: ¿para qué dar a las mujeres más importancia de la que tenían?
Además, si de cumplir sueños se trata, las mujeres son desechables, se les puede abandonar y largarse a viajar y a vivir; abandonar la realidad para instalarse en el principio del placer, mostrarle al hijo el mundo, que viva, que goce, que disfrute la vida y no que se case joven como su padre; las hijas se tienen que casar antes que el hombre aunque éste sea mayor, a las hijas hay que entregarlas a la puerta de la iglesia y así cumplir, al hijo hay que entregarlo a los brazos de una puta, que sea desvirgado las veces que sea necesario, así se cumple como hombre y como padre, al machito hay que enseñarle la vida para que sepa lo que es vivir.
El hijo debe tener el mismo nombre y apellido, debe preservar la casta, por fortuna Luis Alfonso además de hombre es primogénito, como buen hijo hay que hacerlo a imagen y semejanza del padre. Por eso, Poncho lo que más quería en el mundo era a su hijo, en el parecido se satisface el placer narcisista de saber que se admira a sí mismo, a su obra, a quien a de sucederlo en el trono de su pequeño reino, quien heredará su mundo, quien cumplirá sus fantasías, Narciso es tan bello, tan perfecto que se niega a morir, busca en quien reencarnar y se ama en ese ser que trascenderá su muerte.
Que el hijo alcance lo que Poncho deseaba para sí, lo que descubrió tarde, porque -posiblemente- no tuvo un padre como él que le orientara y le explicara el mundo de los hombres y… el de las viejas. Explicación que se encargarán los amigos de transmitir, verbalmente y en los hechos. Que aprenda a mandar, a caminar erguido, como su padre, para eso es hombre, pero también que sepa que su padre era leal y sabía respetar (¿tapar, aguantar?) a sus amigos y a sus superiores.
Poncho tenía amigos, cuates con los que él era bien reata, a toda madre, con quienes podía actuar de hombre a hombre. Apostar, tomar, compartir confidencias, jugar dominó, todo, de hombre a hombre. Con ellos Poncho siempre fue el más macho, el más atravesado, el más disparador. Poncho se chingaba a todos, le ganaba al Quelite (su compañero de trabajo y de juergas) dinero en las vencidas, un dinero etéreo, fácil: lo del agua al agua. “El dinero es para gastarlo y los que ahorran son unos coyones que le tienen miedo a la vida”(Vicens: 46), dice el personaje. Un macho prepotente como nuestro protagonista se sabe entregar en la parranda a las pulsiones de la vida, a disfrutar del placer, del placer que compra el dinero, de la carga libidinal que se convierte en descarga al irse de putas, las prostitutas son para el placer no para la responsabilidad. Era el primero en sacar la cartera, gastaba en una parranda lo que ganaba en un mes, él sí sabía vivir, nos dice la autora.
El sueño(9), el deseo reprimido tenía dos puertos, dos puntos de partida, dos rutas: el mapa para un míticoTour en Europa y el futurismo político, el cálculo conspirativo, la posibilidad objetiva que podía llevar al Diputado a la Oficina Principal de una Secretaría de Estado.
Viajar, disfrutar de la vida, sin responsabilidades, sin mujer, sin hijas, con un cómplice, con un doble para que el placer narcisista (una vez más) sea doble; un deseo que es constantemente reprimido y que tiene que irse matizando: cuando el hijo sea un poco más grande; mejor cuando termine la secundaria; tal vez cuando las hermanas se casen; primero solos Poncho y Luis Alfonso; eventualmente con la madre. Aquí se manifiesta la “antítesis entre moral y vida {que} se produce primariamente porque en esencia esta es pulsión (eminentemente sexual) que busca la pura satisfacción egoísta del sujeto, mientras que la moral es precisamente lo opuesto: impele a lo social” (González: 64), y lo social para Poncho es la familia que le impone una moral, no puede abandonarlas a su suerte, su pulsión egoísta de viajar es reprimida por el principio de realidad: la imposibilidad económica y su posible responsabilidad con la familia.
El otro sueño: que el Diputado sea Ministro; potenciar las influencias de sus subordinados, de sus guaruras, de sus celestinos, de los ayudantes que no estaban para vestir santos pero sí para desvestir borrachos y velarles el sueño, si estos eran Jefes. Lo aprendió del Diputado, con los de arriba como siervo, con los de abajo como patrón. Pero ser influyente es no tener y tenerlo todo, hoy se es influyente, mañana no, para qué atesorar dinero si se pueden heredar las in fluencias y un nombre.
Aún ante la muerte no hay humildad. Poncho recomienda, sabe aprovechar la coyuntura, da órdenes: exige a los amigos que le prometan, que le juren. ¿Quién podía negarle algo a alguien que se encuentra en su lecho de muerte? Trata de alargar el poder para erigirse en tótem, su figura tendrá que presidir el tótem a su muerte, pero esto sólo es posible si él designa a su heredero sin ser despojado, sin ser sacrificado por Edipo, su hijo no lo niega, no llega al parricidio, Poncho se afirma en Alfonso, como Dios padre desaparece para heredar su reino al Dios hijo y dejarlo en el cerebros de los vivos (Alfonso, Elena, la madre, las hijas y los amigos) para seguir reinando como Dios, el espíritu santo(10).
El patriarca trasciende su propia muerte; su influencia de viva voz designa a su sucesor (como lo sabe hacer un presidente), define las cosas mas allá de su muerte, le pasa su pequeño reino al hijo, al primogénito, al heredero, a su reencarnación: “¿cómo se ordenó todo, súbitamente con tu último aliento, y cada uno supo lo que le había pedido que hiciera y lo que te había prometido hacer?” (Vicens: 28).
La casa, como el claustro materno es para descansar, para dormir por eso el hombre se cansa fuera y regresa a su hogar matriz, abandonar el hogar es abandonar la tibieza vaginal materna, por eso Poncho ni siquiera se plantea esa posibilidad, a pesar de tener una casa chica en mejores condiciones.
Todos los elementos de configuración tanto física como sicológica del personaje no permiten la concepción de la ternura, la debilidad, o el amor. Físicamente sus manos son velludas, fuertes, las uñas estriadas y disparejas. En su discurso es demagogo (como muchos de los hombres y los políticos es mentiroso), echa el rollo (los bomberos valerosos, sacrificados, temerarios, merecen estatua, dice Poncho), elogia para ser elogiado.
Es un ser neurótico con comportamientos bivalentes, es voluble: con el diputado se hacía el simpático, con la familia el duro. Es un ser voraz por el poder, por el dinero. En la casa no da explicaciones, no se excusa. A la esposa no la saca a pasear, no le da regalos, le grita. Otra de las manifestaciones neuróticas se da con relación al dinero: por un lado piensa hacerse rico a cualquier precio, entre otras formas ahorrando. Por otro resulta que el dinero se hizo para gastarlo, para derrocharlo.
A pesar de todo Poncho no necesita justificarse, él es un hombre y con eso basta, así nos lo hacen saber los otros hombres: “No nos hagamos pendejos. Tu papá era hombre ¿no? pues con eso esta dicho todo” dice el Quelite a Luis Alfonso, con relación a Elena. Su comportamiento es el de todo un macho: trasnochador y autoritario; le gustan las viejas elegantes, el chínguere importado y el colchón de resortes.
Concluyendo, como hemos visto a lo largo del trabajo, finalmente podemos considerar que de cada una de las acciones de Poncho y de los personajes que lo rodean y lo definen, se desprende una fuerte crítica social hacia la figura masculina, al macho prepotente e impositivo: al patriarca. En este sentido, el despotismo patriarcal instaura un orden e impone una forma de organización, por él y a su pesar, axial: “El patriarca, el padre y tirano en uno, une el sexo y el orden, el placer y la realidad; evoca el amor y el odio; garantiza las bases biológicas y sociológicas de las que depende la historia de la humanidad”, en el microcosmos será la historia familiar la dependiente y, paradójicamente, la determinante, además a los ojos de la familia la “aniquilación de su persona amenaza con liquidar la misma vida duradera de grupo” (Marcuse: 77), por eso en Luis Alfonso “los derechos históricos del padre original son restaurados”(P. 79), convirtiéndose -el hijo- en víctima de sus propias circunstancias para, más adelante, ser el victimario del mundo femenino y débil que lo rodea. De este modo podemos decir que los hombres de Los años falsos viven sus propias vidas, pero realmente lo que hacen es realizar funciones preestablecidas: ni Poncho ni Luis Alfonso se rebelan nunca ante su realidad, hay conformidad y su neurosis los aísla.
De algún modo la conclusión del trabajo, debido a su fuerte carga de subjetividad, se ha ido configurando a lo largo del mismo ensayo: más allá de la cuestión literaria, el texto invita a la reflexión autocrítica del lector como individuo, independientemente de que nos encontremos ante personajes y realidades ficticias, no podemos negar que esa ficción tiene una interrelación dialéctica con los elementos de nuestra realidad cotidiana de aquí y ahora.
Poncho Fernández, ese tigre de papel, es una figura arquetípica que es posible encontrar a la vuelta de la esquina, muchos Ponchos caminan nuestras calles y, hasta es posible que habiten nuestros sueños fundiéndose con nosotros.
NOTAS:
1. En el transcurso de la novela Poncho realiza sus acciones en la evocación de Luis Alfonso, su hijo; en realidad Poncho esta más allá del bien y el mal: se encuentra en el Nirvana, en ese estado donde no hay tensión o necesidad: en la muerte. Al respecto nos dice Marcuse (p.241), “el instinto de la muerte opera bajo el principio del Nirvana”.
2. Marcuse (p.178) plantea que el narcisismo es un síntoma de neurosis, pero también un elemento constitutivo de la construcción de la realidad del individuo “generalmente entendido como un escape egoísta de la realidad”, así cuando Poncho hace uso de sus tarjetas establece una relación antagónica entre su ego y la realidad exterior (su intrascendencia en la vida), trata de afirmarse en el papel y en los demás.
3. Ya que el trabajo como actividad tiene que ver con el principio de realidad, niega por su propia naturaleza al principio del placer (aunque es posible hacer trabajo creativo), en este sentido es “trabajo para el procuramiento e intensificación de las necesidades de vida (…) este trabajo no produce satisfacción en sí mismo” (Marcuse. p.94), por lo mismo hay que sacarle cosas al trabajo o a quien lo impone: el patrón. Para Poncho, una actividad compensatoria en la búsqueda del placer es el sentirse influyente (las tarjetas ayudan a este sentimiento), así se contrapone a la realidad: el Diputado no es su amigo, es su patrón.
4. Marcuse (p.77) señala que: “El patriarca, el padre y tirano en uno, une el sexo y el orden”, en este sentido podemos considerar que la superposición entre sexualidad masculina y arma de fuego es válida, ya que son en sí mismos elementos para imponer el sexo y el orden represivo. Así como una arma de fuego puede ser elemento del suicidio, de la misma forma la sexualidad regida únicamente por el principio del placer puede llevar a la autodestrucción del individuo.
5. En cuanto al papel del padre en una familia donde la vida se organiza por medio de la dominación masculina, Marcuse (p.74) plantea: “…el hombre que logró dominar a los demás era el padre (…) El padre monopolizaba para sí mismo a las mujeres (el placer supremo) y sometía a los demás miembros de la horda a su poder”. Aunque Marcuse nos habla en estas líneas de un remoto patriarcado, estos elementos de dominación se repiten en la familia de Poncho, donde él, como patriarca es poseedor de su mujer, las hijas y, principalmente, de Luis Alfonso su primogénito.
6. Si bien es cierto en el texto de Eros y civilización, su autor no habla explícitamente del papel de la mujer en la familia y en la sociedad, es entendible, por contraposición, al hablar de un mundo de dominación masculina y patriarcal que los dominados son las mujeres y los hijos. En este sentido en Los años falsos el papel de las mujeres es de completa sumisión ante la figura avasalladora del padre-marido, tan es así que fuera del personaje de la amante (Elena) el resto de las mujeres carecen de nombre, como carecen de autonomía y configuración propia, existen en cuanto apéndices del patriarca: Poncho.
7. “…los controles represivos (…) perpetúan, en la misma estructura instintiva, la dominación del hombre por el hombre.” (Marcuse.p.262)
8. Sobre las mujeres, Marcuse (p.172), hablando de Pandora y citando a Norman Brown nos plantea que en el mundo masculinista el principio femenino aparece como una maldición destructiva y destructora; las mujeres son improductivas, zánganos inútiles, como un objeto de lujo en el presupuesto de un pobre: “La belleza de la mujer, y la felicidad que promete son fatales en el mundo de trabajo de la civilización”.
9. Efectivamente los sueños son deseos reprimidos, insatisfechos y así se manifiestan en los planes utópicos de Poncho, en este sentido, “El sueño es entonces testimonio del conflicto, del choque entre las dos tendencias más opuestas del alma: la fuerza que tira hacia el ego y su placer, y la que impulsa u obliga hacia los otros y el deber” (Juliana González .1986:65).
10. Marx en El 18 Brumario plantea que los hombres hacen su propia historia pero no a su libre arbitrio, sino bajo las circunstancias que les hereda el pasado, esto parece ser aplicable en estos personajes de papel.
Bibliografía
GONZÁLEZ, Juliana (1986). El malestar en la moral. Freud y la crisis de la ética. México. Editorial Joaquín Mortiz.
MARCUSE, Herbert (1981). Eros y civilización. Una investigación filosófica sobre Freud. México. Editorial Joaquín Mortiz.
VICENS, Josefina (1985). Los años Falsos. México. Martín Casillas Editores.
El teatro en la escuela telesecundaria. Propuesta didáctica.
El teatro en la escuela telesecundaria. Propuesta didáctica.
Primer avance de investigación.
1. Introducción
En las últimas cuatro décadas del siglo XX, la escuela telesecundaria a jugado un papel fundamental como alternativa educativa en el nivel medio básico. Pudiera pensarse que en sus inicios la telesecundaria se metió por la puerta trasera de la educación media básica, sin embargo la viabilidad del proyecto se ha reflejado en su consolidación, los números no mienten, en el ciclo escolar 2000-2001 “Las escuelas telesecundarias inscribieron el 49.2% del ingreso en el nivel de secundaria” en todo el país (Early Beau Buenfild, 2001: 46). Aunque el dato es de hace una década, no deja de ser significativo.
Sin duda la telesecundaria a rebasado su objetivo inicial de brindar oportunidades educativas a los grupos rurales y urbanos marginados, este sigue siendo su objetivo fundamental , sin embargo el comportamiento del desarrollo demográfico y el crecimiento de las ciudades ha llevado a que muchas de nuestras escuelas queden ubicadas en zonas urbanas “céntricas”, que inicialmente eran espacios exclusivos de las secundarias técnicas, generales y de las escuelas privadas
Plantear una propuesta didáctica en cualquiera de las actividades de desarrollo implementadas en nuestra modalidad educativa implica recuperar nuestra experiencia y responder a las necesidades específicas del contexto de desarrollo de nuestras escuelas, todo esto sin perder de vista los nuevos escenarios que involucran la convivencia urbana de la escuela telesecundaria con otros subsistemas educativos, nuestros alumnos son hijos de campesinos en su mayoría, sin embargo también acuden a nuestras aulas los jóvenes urbanos enlazados en tradiciones culturales nuevas que, a pesar de todo conservan vasos comunicantes con nuestras raíces campesinas.
Lo anterior implica que al proponer el presente catalogo de fichas técnicas (por llamarles de alguna manera) de obras de teatro de la segunda mitad del siglo XX, que pueden servir de guía para que el maestro de telesecundarias oriente su elección para una puesta en escena en la escuela y en la comunidad, debemos considerar una serie de variantes que comprometen realizar ciertas generalizaciones teniendo el cuidado de responder a ciertas especificidades concretas. Este trabajo es sólo un avance, una muestra de lo que podría ser un catálogo basto. Si alguien toma la estafeta, adelante, estamos en el mismo barco.
La dramaturgia universal es muy basta y variada, es un universo donde es fácil perderse, por eso hemos delimitado las propuestas de este catalogo al teatro mexicano de la segunda mitad del siglo XX, sobre todo porque es el contexto geográfico y temporal de la escuela telesecundaria.
¿De donde surge esta inquietud?, ¿Porqué es posible concretar este tipo de trabajos ahora?, ¿Para quién esta dirigida? Darle a la presente labor un status de propuesta didáctica tal vez parezca demasiado pretencioso. Nuestro objetivo es modesto pero bastante claro.
Al enfrentarnos a nuestro campo de trabajo hemos realizado nuestros mejores esfuerzos, muchas de las veces improvisando, cosa que en determinado momento es válido, pero, la práctica, las propuestas pedagógicas y los conocimientos que vallamos adquiriendo en nuestra labor docente deben conjugarse para lograr mejorías en la calidad del servicio que impartimos, en bien del país, de la comunidad, de nuestros alumnos y de nosotros mismos, el liderazgo del maestro en la comunidad debe ser ratificado por el trabajo cotidiano, además de ser una implicación institucional.
2. Las Artes como asignatura.
Las propuestas pedagógicas para telesecundarias, proyectadas por la Secretaria de Educación Pública en el marco de la Reforma de 2006, son el marco idóneo que nos permite desarrollar el presente trabajo, ¿por qué hacemos esta afirmación? Porque sin perder de vista el bagaje pedagógico que nuestro subsistema ha trabajo, dándole forma a los contenidos teóricos, actualmente se resalta el hecho de que las actividades de desarrollo acentúen la contribución a la formación integral de los estudiantes además de que
"Pretenden destacar la convivencia de que se realicen con mayor flexibilidad, sin sujetarse a una programación rígida y uniforme y con una alta posibilidad de adaptación a las necesidades, recursos e intereses de las regiones, las escuelas, los maestros y los estudiantes".
El arte no acepta recetas, eso lo tenemos claro, sabemos que es la imaginación y la creatividad lo que dan vida al teatro, sin embargo sabemos que nuestro punto de partida es la docencia, no somos directores o actores ex profeso, lo que no quiere decir que no podamos explorar la capacidad de comunicación y trascendencia de nuestro cuerpo. Como no tenemos una formación en ese sentido, sino que presumimos poseer elementos de cultura general que nos acercan al arte, es en esos supuestos que hacemos al presente propuesta, que se convierta también en un punto de partida del maestro, pero que pueda ser trascendida por el mismo.
4. Contexto
Como hemos señalado en la introducción, las escuelas telesecundarias están ubicadas en su mayoría en zonas rurales y urbano marginales. Su infraestructura no cuenta muchas veces con los recursos materiales necesarios en lo concerniente a espacios físicos destinados a la recreación y el esparcimiento, equipos o materiales que puedan permitir en desarrollo “optimo” de las actividades de desarrollo, sin embargo, contra y viento y marea, el maestro de telesecundarias ha venido desarrollando estas actividades poniendo su mejor esfuerzo, su creatividad e imaginación para trabajar, lo que pretendemos aquí es brindarle una herramienta de consulta que apoye, y en la medida de lo posible facilite la elección de creaciones dramatúrgicas para la representación teatral.
El presente manual no es el punto de partida del trabajo teatral en la escuela, éste inicia con los proyectos de la asignatura de Artes y sus correspondientes secuencias de aprendizaje, este es apenas el punto que va entre los elementos de creatividad y sensibilidad lúdica y la toma de decisión sobre un montaje teatral específico que corresponda a lo que queremos expresar, de acuerdo con nuestras condiciones materiales específicas (número de actores, temática, etc.).
3. El teatro en la escuela telesecundaria
Para la realización de este fichero no hemos partido de cero, nuestras escuelas en el estado de Veracruz tienen una basta experiencia en este sentido, una experiencia a la que han contribuido generosamente las instituciones teatrales que se desempeñan sobre todo en la capital del estado, pero también los grupos de teatro independientes y las experiencias que en ese sentido han ido acumulando los maestros, no es despreciable el que el maestro busque quien le ayude en los montajes teatrales para concurso, es más si el maestro se convierte en el asistente del director de la obra implica estar haciendo escuela, aprendiendo a la par de sus alumnos y preparándose para futuros montajes.
Es necesario trascender los marcos del concurso escolar, pensar el teatro como una actividad de Vinculación escuela-comunidad, nos permite redimensionar las potencialidades de acercamiento con los padres de familia en nuestros festivales, pero además en las Festividades de la propia comunidad, es mucho el esfuerzo para montar una obra de teatro, no podemos quedarnos en una sola representación, podemos planear funciones de intercambio y convivencia con otras escuelas de nuestra zona escolar o con la primaria de nuestra comunidad. El teatro puede ser herramienta idónea para la demostración pública de lo aprendido, por medio del sociodrama, sketches o pequeños ejercicios de creación colectiva a propósito de algún problema de la comunidad que si bien no podamos proponer una solución, sirva para la reflexión y reconocimiento de los elementos que conforman la situación en cuestión.
5. Propósitos
Recuperar la experiencia acumulada por el personal docente en el área de Actividades de Desarrollo y ofrecer a los estudiantes y a los propios docentes alternativas educativas flexibles y pertinentes que contribuyan a la formación integral de los estudiantes de acuerdo con lo establecido en el Plan y programas de estudio del nivel, de acuerdo con las características particulares de nuestro modelo educativo.
Hablar aquí del adolescente y de lo que implica el teatro como escaparate que pone al adolescente a un escaparate, buscar la afirmación y aceptación de su yo tal y como es, no como queremos que sea, y sobre el maestro tener cuidado con el contacto físico que el teatro requiere, madurar y no confundir situaciones, ni crear confusiones en los jóvenes que no pueden generar amores y odios que no contribuyen a la formación integral del educando ni a las actividades de desarrollo.
Pasemos al inicio de lo que podría ser un repertorio localizado por "Fichas Técnicas".
10. "Fichas Técnicas".
I. NO SÉ NADA: NO SE NADA.
Gerardo Velásquez.
Obra corta en un acto en la que sólo participan dos personajes: el niño y la madre. Al final de la obra aparece otro niño (hermano menor del niño e hijo también de la madre). El autor ubica su pieza en la época actual, en el patio de una casa humilde, un lavadero, un tanque de agua, tendederos sin ropa, sólo un suéter. La tarea escénica del niño es matar hormigas, la de la madre hacer el aseo del hogar en off. El conflicto dramático se muestra en los regaños de la madre al niño por jugar, mojarse, ensuciar la ropa y no cuidar al hermano menor. El niño desobedece y asume su condición rebelde. El desenlace es fuerte, trágico: el hijo menor aparece al final ahogado en el agua del tanque donde no sé nada y no se nada.
Técnicamente la obra se puede resolver con pocos recursos, el escenario vacío, el tanque puede ser un tambo o una alberca inflable trabajado exprofeso, varios tendederos, el lavadero puede ser sustituido por una piedra.
La obra puede ir precedida por un preámbulo sin diálogos, ideado por el director de escena y sus actores, como propuesta podemos ver a los niños jugando y crear una situación ambigua sobre la caída del niño pequeño al tanque, la ambigüedad es necesaria para no matar el efecto final. Si se hace voluntariamente evidente la caída, "debe ser muy evidente", como una perversidad del hermano mayor para deshacerse de una carga, por ejemplo, o un acto desesperado de la madre ante lo insoportable de la vida doméstica, o del padre ante sus frustraciones en la vida.
Otra posibilidad de preámbulo puede ser la familia, tal vez desayunando, donde el padre asuma una situación tiránica que anticipe el carácter desolador y trágico del desenlace de la obra. Todo sin palabras de preferencia, con un fondo musical dramático. Como vemos la obra se puede resolver con tres actores o más de acuerdo a los preámbulos y las necesidades del grupo de actores.
Localización: CALVO, Román, et al (1999), Teatro para estudiantes de teatro, árbol editorial, México.
II. MI FINO Y GENTIL AMIGO
Román Calvo
Comedia ligera de un acto, cuatro personajes: Artemio, Pura, borrachín y policía. La autora sitúa la acción a principios del siglo XX, aunque la contextualización es importante para entender el juego moral y de valores de don Artemio y la viuda (Purita), puede situarse en la época actual, de preferencia en una ciudad pequeña de provincia.
Don Artemio (cincuentón) es juez y tiene fama de severo; Purita es una viuda que sostiene relaciones sentimentales y físicas con el juez, su carácter es más relajado. La situación se desarrolla en la calle, cerca de la casa de Pura. En esa calle ha habido muchos asaltos, es de noche, pura se preocupa por su galán, Artemio presume de poder someter ladrones y querer hacerlo porque eso tiene que ver con la justicia y su carácter de juez. Él sale de casa de Pura después de..., trata de ser reservado, a Pura no le interesa eso. Al quedar sólo en la calle Artemio se encuentra con el borracho, amable pero necio, el juez lo somete pensando que es el ladrón y le quita la cartera creyendo que es la suya.
El borracho regresa con el policía a reclamar su cartera y acusar de ladrón al juez. Purita llega a entregar la cartera que Artemio había olvidado, ella esta en ropa de dormir. Después de resolver los enredos en el desenlace Pura y Artemio se van a casa de la primera a jugar billar, el borracho quiere acompañarlos y se queja de que no lo inviten.
La escenografía puede resolverse con el foro vacío simulando una puerta o una ventana en uno de los extremos que nos sugiera la casa de Purita. El vestuario nos lo propone el carácter mismo de cada personaje: El juez sobrio pero elegante; Pura en bata de dormir o pijama (de preferencia ridícula, sutilmente sensual); policía de rancho; el borracho fino, pero desliñado. La entrada y el cierre de la obra pueden ser ambientados con música romántica vieja, de la que invita al suspiro o al grito adolorido. Los actores son cuatro pero se pueden incorporar más se desarrollamos un preámbulo.
Como propuesta de preámbulo podemos ver un asalto en la calle, lo que nos pondrá en antecedentes de lo que va a suceder. Otra sugerencia puede ser que veamos a Purita y Artemio en una acción amorosa, él recatado o hipócrita, ella atrevida o despreocupada.
Puede ser también que veamos al policía sometiendo y extorsionando borrachos. El borracho puede andar parando transeúntes creyendo que todos son sus conocidos y lo desprecian. En fin, el límite es la imaginación del grupo de actores y su director de escena.
Localización: op. cit. (Teatro para estudiantes de teatro).
III. VIENTO SUR
Ignacio Retes
Obra en un acto sobre los últimos días de Emiliano Zapata. Ocho personajes: Zapata, Guajardo, un viejo, Antonio, un zapatista, un joven, una mujer y una muchacha. La obra fue escrita con intención didáctica. La escenografía puede resolverse con cajones que sirvan de bancas o se les consiga dar diversas utilidades. Todos los vestuarios son a la usanza de principios del siglo XX, básicamente vestimentas del campo, sólo el joven sale de ese contexto y se ubica en la época actual. Como el joven se mueve en un plano temporal distinto al del resto de los personajes, puede cambiar los cajones en el desarrollo mismo de las escenas y modificar así el sentido de la escenografía (como tramoyista en escena).
Por tratarse de un drama histórico hay que ser muy cuidadosos con el trabajo actoral, para que cobre la fuerza necesaria y no se vuelva plano o acartonado. Tal vez se pueda hacer un agregado al inicio o final de la obra con una escena de guerra entre federales y zapatistas, a fin de darle participación a un número mayor de actores. O podemos ver a la gente observando reverentemente el cadáver baleado del Caudillo del sur.
Localización: op. cit. (Teatro para estudiantes de teatro).
IV. HARINA DE DOS COSTALES
Héctor Berthier
Obra corta en un acto. Dos personajes, básicamente es un diálogo entre Francisco y Adela. La escena se desarrolla en el lugar donde se almacenan los costales de harina en una panadería de pueblo, la panadería es del papá de Adela, Francisco es el empleado. Ella siente inclinación por Francisco, él ama a otra, en eso se centra el conflicto. El escenario puede estar vacío y únicamente con costales rellenos de bolas de papel. La entrada puede ser con música, una balada de amor decepcionado. Francisco es fuerte, Adela puede llenarse de postizos para que se vea exageradamente gorda y para justificar el rechazo de él y esto dé un tono de comedia. La obra es muy corta, se puede alargar con preámbulos, sugerencias: podemos ver al dueño de la panadería negreando a Francisco, o celándolo por la hermosura de su hija. Podemos ver a Francisco cortejando a Soledad (la dependiente de la panadería). Es factible también que veamos a un grupo de gente haciendo pan, o comprándolo, en fin, las posibilidades son variadas.
Localización: op. cit. (teatro para estudiantes de teatro).
V. TRAYECTO
Antonio Argudín
Obra en un acto. Nueve personajes: La actriz, la mamá, el borracho, la señora, el niño, el chofer, el merolico, la muchacha y el muchacho. La obra inicia cuando la actriz esta en su casa platicando con su mamá. Después sale rumbo al teatro, al escenario, en el camino se encuentra un borracho y en el camión observa un niño drogado, al merolico y a unos cantantes de temas religiosos, lo que la lleva a una reflexión final sobre la vida y las situaciones que observo en camino al teatro. La obra presenta una dificultad técnica: ¿cómo resolver lo del autobús en el escenario? Una opción sería que el trayecto no se haga en camión, sino caminando y así ir encontrando al resto de los personajes y sus situaciones, involucrándolos en sus escenas. Podría ser también que el autobús se vaya formando poco a poco en el escenario, primero entra el chofer con su asiento y su volante, se instala y empieza a manejar; enseguida van entrando uno a uno el resto de los personajes (o todos juntos) con su asiento en mano y se instalan dando el sentido de una mitad del autobús ( de preferencia en diagonal) que nos permita ver el desarrollo de las escenas que se suceden ahí. No olvidemos que el teatro es ficción, no necesitamos un escenario realista, sin embargo si es necesario sugerir con claridad las cosas que queremos mostrar al público. Sería interesante dar una entrada musical a cada personaje, la música de El Tri y Chava Flores pueden ayudar en esto.
Localización: ARGUDÍN; Antonio (1994), Teatro, Editora del gobierno del Estado de Veracruz-Llave, México.
VI. LA SERPIENTE CODICIOSA O NADIE SABE PARA QUIEN TRABAJA
Antonio Argudín
Obra en un acto basada en una leyenda Cicateca, nos dice el autor. El trabajo se desarrolla a partir de una fuerte crítica a la avaricia. Anecdóticamente la obra se desarrolla de la siguiente manera: el hermano menor pide dinero al mayor para resolver sus problemas, el mayor sólo otorga un peso, todo mundo empieza a gritarle in crecendo, mezquino, tacaño, etc. Hasta que el hermano mayor muere, promete venganza. El hermano menor hereda las riquezas y la avaricia. El hermano mayor regresa convertido en serpiente se traga el dinero y al hermano. Después se traga a la mujer, los hijos y un falso sacerdote que andan tras el dinero. La serpiente se indigesta, muere y desaparece quedando el dinero tirado. Llega la gente del pueblo y, después de muchas dudas, toman el dinero y deciden compartirlo con todos en obras de beneficio social (presa, camino, escuela, etc).
La puesta en escena requiere de un grupo de alrededor de doce actores, más o menos, algunos de los cuales podrán repetir personajes. Hermano mayor y menor, la esposa de éste último así como sus cinco hijos, señoras, niños, globero, panadero, afilador, sacerdote, cargadores y serpiente son los seres que pueblan la obra.
Una dificultad a resolver es la serpiente codiciosa que se come a los avariciosos. Una idea podría ser: hacer tres círculos de polidúcto (1 m de diámetro, poco más o menos) y unirlos con una tela larga decorada a manera de los dragones que se utilizan en las festividades chinas no sería necesario hacerle una cabeza, ya que esta sería la testa del actor que personifica al hermano mayor. La serpiente sería cargada por tres actores, para comerse a los personajes podría ser en una acción envolvente o simplemente pasándolos por en medio de los pies del actor cabeza para incorporarse en la panza de la serpiente. La serpiente incluso podría hacer una pequeña danza improvisada, se me ocurre música de Silvestre Revueltas (Sensemaya).
Localización: ARGUDÍN, Antonio, op. cit.
VII. EL MÁS HERMOSO GALAN
Antonio Argudín
Obra corta en un acto. Personajes: tres rezadoras, la nana, Narcisa y la muerte. Narcisa esta tendida en su lecho de casi muerte, pero se niega a morir porque es solterona, no quiere irse sin conocer el amor. Las rezanderas ya están hartas de que Narcisa no muera, escuchamos diálogos en doble sentido referentes a soltería y el matrimonio. Entra la muerte y sostiene un diálogo con Narcisa, los demás pueden estar congelados y romper la inmovilidad cuando la muerte se va. Finalmente, después de que Narcisa es poseída por un ataque en su “querer amar”, las rezanderas huyen y entra la muerte como un galán con el que sí se va Narcisa.
Aunque los personajes son seis, el número de actores puede ser mayor, aumentando el número de rezanderas. Podemos iniciar la puesta en escena con Narcisa despreciando a Jacinto. Es posible también un baile al final de calacas galanes con mujeres quedadas que van gustosas a la muerte.
Localización: ARGUDÍN, Antonio, op. cit. Y en Tramoya, cuadernos de teatro de la Universidad Veracruzana, Nueva época No. 4. Abril-junio 1985.
VIII. SUELDO SEGÚN CAPACIDADES
Antonio Argudín
Obra en un acto. Dos personajes: la señora y la joven. La obra es una crítica a la improvisación, la pobreza y falta de estudios de la gente, lo que hace proclives a las personas a aceptar trabajos no honorables. En una oficina común y corriente la joven se entrevista con la señora para solicitar un empleo de secretaria que se anuncia en el periódico con “sueldo según capacidades”. La joven verdaderamente necesita el trabajo, pero no tiene ni los conocimientos suficientes ni la experiencia. En realidad la señora controla un restaurante para divertir a los hombres, a pesar de sus reticencias la joven termina aceptando el trabajo en el restaurante donde ganará de acuerdo a sus capacidades. Aunque la obra sólo requiere de dos personajes es posible hacer un final donde de manera paralela a los últimos diálogos veamos a dos barmen metiendo mesas y sillas para dar la idea de centro nocturno, así entraran las meseras y los clientes para finalizar con un baile un tanto sugestivo, podemos ir bajando el volumen a la música y terminar, a falta de telón, con un congelamiento de los personajes para romperlo a la hora de agradecer los aplausos del público.
Localización: ARGUDÍN, Antonio, op. cit. Y en Más teatro joven, antología por Emilio Carballido, Editores Mexicanos Unidos, 1983, México.
Primer avance de investigación.
1. Introducción
En las últimas cuatro décadas del siglo XX, la escuela telesecundaria a jugado un papel fundamental como alternativa educativa en el nivel medio básico. Pudiera pensarse que en sus inicios la telesecundaria se metió por la puerta trasera de la educación media básica, sin embargo la viabilidad del proyecto se ha reflejado en su consolidación, los números no mienten, en el ciclo escolar 2000-2001 “Las escuelas telesecundarias inscribieron el 49.2% del ingreso en el nivel de secundaria” en todo el país (Early Beau Buenfild, 2001: 46). Aunque el dato es de hace una década, no deja de ser significativo.
Sin duda la telesecundaria a rebasado su objetivo inicial de brindar oportunidades educativas a los grupos rurales y urbanos marginados, este sigue siendo su objetivo fundamental , sin embargo el comportamiento del desarrollo demográfico y el crecimiento de las ciudades ha llevado a que muchas de nuestras escuelas queden ubicadas en zonas urbanas “céntricas”, que inicialmente eran espacios exclusivos de las secundarias técnicas, generales y de las escuelas privadas
Plantear una propuesta didáctica en cualquiera de las actividades de desarrollo implementadas en nuestra modalidad educativa implica recuperar nuestra experiencia y responder a las necesidades específicas del contexto de desarrollo de nuestras escuelas, todo esto sin perder de vista los nuevos escenarios que involucran la convivencia urbana de la escuela telesecundaria con otros subsistemas educativos, nuestros alumnos son hijos de campesinos en su mayoría, sin embargo también acuden a nuestras aulas los jóvenes urbanos enlazados en tradiciones culturales nuevas que, a pesar de todo conservan vasos comunicantes con nuestras raíces campesinas.
Lo anterior implica que al proponer el presente catalogo de fichas técnicas (por llamarles de alguna manera) de obras de teatro de la segunda mitad del siglo XX, que pueden servir de guía para que el maestro de telesecundarias oriente su elección para una puesta en escena en la escuela y en la comunidad, debemos considerar una serie de variantes que comprometen realizar ciertas generalizaciones teniendo el cuidado de responder a ciertas especificidades concretas. Este trabajo es sólo un avance, una muestra de lo que podría ser un catálogo basto. Si alguien toma la estafeta, adelante, estamos en el mismo barco.
La dramaturgia universal es muy basta y variada, es un universo donde es fácil perderse, por eso hemos delimitado las propuestas de este catalogo al teatro mexicano de la segunda mitad del siglo XX, sobre todo porque es el contexto geográfico y temporal de la escuela telesecundaria.
¿De donde surge esta inquietud?, ¿Porqué es posible concretar este tipo de trabajos ahora?, ¿Para quién esta dirigida? Darle a la presente labor un status de propuesta didáctica tal vez parezca demasiado pretencioso. Nuestro objetivo es modesto pero bastante claro.
Al enfrentarnos a nuestro campo de trabajo hemos realizado nuestros mejores esfuerzos, muchas de las veces improvisando, cosa que en determinado momento es válido, pero, la práctica, las propuestas pedagógicas y los conocimientos que vallamos adquiriendo en nuestra labor docente deben conjugarse para lograr mejorías en la calidad del servicio que impartimos, en bien del país, de la comunidad, de nuestros alumnos y de nosotros mismos, el liderazgo del maestro en la comunidad debe ser ratificado por el trabajo cotidiano, además de ser una implicación institucional.
2. Las Artes como asignatura.
Las propuestas pedagógicas para telesecundarias, proyectadas por la Secretaria de Educación Pública en el marco de la Reforma de 2006, son el marco idóneo que nos permite desarrollar el presente trabajo, ¿por qué hacemos esta afirmación? Porque sin perder de vista el bagaje pedagógico que nuestro subsistema ha trabajo, dándole forma a los contenidos teóricos, actualmente se resalta el hecho de que las actividades de desarrollo acentúen la contribución a la formación integral de los estudiantes además de que
"Pretenden destacar la convivencia de que se realicen con mayor flexibilidad, sin sujetarse a una programación rígida y uniforme y con una alta posibilidad de adaptación a las necesidades, recursos e intereses de las regiones, las escuelas, los maestros y los estudiantes".
El arte no acepta recetas, eso lo tenemos claro, sabemos que es la imaginación y la creatividad lo que dan vida al teatro, sin embargo sabemos que nuestro punto de partida es la docencia, no somos directores o actores ex profeso, lo que no quiere decir que no podamos explorar la capacidad de comunicación y trascendencia de nuestro cuerpo. Como no tenemos una formación en ese sentido, sino que presumimos poseer elementos de cultura general que nos acercan al arte, es en esos supuestos que hacemos al presente propuesta, que se convierta también en un punto de partida del maestro, pero que pueda ser trascendida por el mismo.
4. Contexto
Como hemos señalado en la introducción, las escuelas telesecundarias están ubicadas en su mayoría en zonas rurales y urbano marginales. Su infraestructura no cuenta muchas veces con los recursos materiales necesarios en lo concerniente a espacios físicos destinados a la recreación y el esparcimiento, equipos o materiales que puedan permitir en desarrollo “optimo” de las actividades de desarrollo, sin embargo, contra y viento y marea, el maestro de telesecundarias ha venido desarrollando estas actividades poniendo su mejor esfuerzo, su creatividad e imaginación para trabajar, lo que pretendemos aquí es brindarle una herramienta de consulta que apoye, y en la medida de lo posible facilite la elección de creaciones dramatúrgicas para la representación teatral.
El presente manual no es el punto de partida del trabajo teatral en la escuela, éste inicia con los proyectos de la asignatura de Artes y sus correspondientes secuencias de aprendizaje, este es apenas el punto que va entre los elementos de creatividad y sensibilidad lúdica y la toma de decisión sobre un montaje teatral específico que corresponda a lo que queremos expresar, de acuerdo con nuestras condiciones materiales específicas (número de actores, temática, etc.).
3. El teatro en la escuela telesecundaria
Para la realización de este fichero no hemos partido de cero, nuestras escuelas en el estado de Veracruz tienen una basta experiencia en este sentido, una experiencia a la que han contribuido generosamente las instituciones teatrales que se desempeñan sobre todo en la capital del estado, pero también los grupos de teatro independientes y las experiencias que en ese sentido han ido acumulando los maestros, no es despreciable el que el maestro busque quien le ayude en los montajes teatrales para concurso, es más si el maestro se convierte en el asistente del director de la obra implica estar haciendo escuela, aprendiendo a la par de sus alumnos y preparándose para futuros montajes.
Es necesario trascender los marcos del concurso escolar, pensar el teatro como una actividad de Vinculación escuela-comunidad, nos permite redimensionar las potencialidades de acercamiento con los padres de familia en nuestros festivales, pero además en las Festividades de la propia comunidad, es mucho el esfuerzo para montar una obra de teatro, no podemos quedarnos en una sola representación, podemos planear funciones de intercambio y convivencia con otras escuelas de nuestra zona escolar o con la primaria de nuestra comunidad. El teatro puede ser herramienta idónea para la demostración pública de lo aprendido, por medio del sociodrama, sketches o pequeños ejercicios de creación colectiva a propósito de algún problema de la comunidad que si bien no podamos proponer una solución, sirva para la reflexión y reconocimiento de los elementos que conforman la situación en cuestión.
5. Propósitos
Recuperar la experiencia acumulada por el personal docente en el área de Actividades de Desarrollo y ofrecer a los estudiantes y a los propios docentes alternativas educativas flexibles y pertinentes que contribuyan a la formación integral de los estudiantes de acuerdo con lo establecido en el Plan y programas de estudio del nivel, de acuerdo con las características particulares de nuestro modelo educativo.
Hablar aquí del adolescente y de lo que implica el teatro como escaparate que pone al adolescente a un escaparate, buscar la afirmación y aceptación de su yo tal y como es, no como queremos que sea, y sobre el maestro tener cuidado con el contacto físico que el teatro requiere, madurar y no confundir situaciones, ni crear confusiones en los jóvenes que no pueden generar amores y odios que no contribuyen a la formación integral del educando ni a las actividades de desarrollo.
Pasemos al inicio de lo que podría ser un repertorio localizado por "Fichas Técnicas".
10. "Fichas Técnicas".
I. NO SÉ NADA: NO SE NADA.
Gerardo Velásquez.
Obra corta en un acto en la que sólo participan dos personajes: el niño y la madre. Al final de la obra aparece otro niño (hermano menor del niño e hijo también de la madre). El autor ubica su pieza en la época actual, en el patio de una casa humilde, un lavadero, un tanque de agua, tendederos sin ropa, sólo un suéter. La tarea escénica del niño es matar hormigas, la de la madre hacer el aseo del hogar en off. El conflicto dramático se muestra en los regaños de la madre al niño por jugar, mojarse, ensuciar la ropa y no cuidar al hermano menor. El niño desobedece y asume su condición rebelde. El desenlace es fuerte, trágico: el hijo menor aparece al final ahogado en el agua del tanque donde no sé nada y no se nada.
Técnicamente la obra se puede resolver con pocos recursos, el escenario vacío, el tanque puede ser un tambo o una alberca inflable trabajado exprofeso, varios tendederos, el lavadero puede ser sustituido por una piedra.
La obra puede ir precedida por un preámbulo sin diálogos, ideado por el director de escena y sus actores, como propuesta podemos ver a los niños jugando y crear una situación ambigua sobre la caída del niño pequeño al tanque, la ambigüedad es necesaria para no matar el efecto final. Si se hace voluntariamente evidente la caída, "debe ser muy evidente", como una perversidad del hermano mayor para deshacerse de una carga, por ejemplo, o un acto desesperado de la madre ante lo insoportable de la vida doméstica, o del padre ante sus frustraciones en la vida.
Otra posibilidad de preámbulo puede ser la familia, tal vez desayunando, donde el padre asuma una situación tiránica que anticipe el carácter desolador y trágico del desenlace de la obra. Todo sin palabras de preferencia, con un fondo musical dramático. Como vemos la obra se puede resolver con tres actores o más de acuerdo a los preámbulos y las necesidades del grupo de actores.
Localización: CALVO, Román, et al (1999), Teatro para estudiantes de teatro, árbol editorial, México.
II. MI FINO Y GENTIL AMIGO
Román Calvo
Comedia ligera de un acto, cuatro personajes: Artemio, Pura, borrachín y policía. La autora sitúa la acción a principios del siglo XX, aunque la contextualización es importante para entender el juego moral y de valores de don Artemio y la viuda (Purita), puede situarse en la época actual, de preferencia en una ciudad pequeña de provincia.
Don Artemio (cincuentón) es juez y tiene fama de severo; Purita es una viuda que sostiene relaciones sentimentales y físicas con el juez, su carácter es más relajado. La situación se desarrolla en la calle, cerca de la casa de Pura. En esa calle ha habido muchos asaltos, es de noche, pura se preocupa por su galán, Artemio presume de poder someter ladrones y querer hacerlo porque eso tiene que ver con la justicia y su carácter de juez. Él sale de casa de Pura después de..., trata de ser reservado, a Pura no le interesa eso. Al quedar sólo en la calle Artemio se encuentra con el borracho, amable pero necio, el juez lo somete pensando que es el ladrón y le quita la cartera creyendo que es la suya.
El borracho regresa con el policía a reclamar su cartera y acusar de ladrón al juez. Purita llega a entregar la cartera que Artemio había olvidado, ella esta en ropa de dormir. Después de resolver los enredos en el desenlace Pura y Artemio se van a casa de la primera a jugar billar, el borracho quiere acompañarlos y se queja de que no lo inviten.
La escenografía puede resolverse con el foro vacío simulando una puerta o una ventana en uno de los extremos que nos sugiera la casa de Purita. El vestuario nos lo propone el carácter mismo de cada personaje: El juez sobrio pero elegante; Pura en bata de dormir o pijama (de preferencia ridícula, sutilmente sensual); policía de rancho; el borracho fino, pero desliñado. La entrada y el cierre de la obra pueden ser ambientados con música romántica vieja, de la que invita al suspiro o al grito adolorido. Los actores son cuatro pero se pueden incorporar más se desarrollamos un preámbulo.
Como propuesta de preámbulo podemos ver un asalto en la calle, lo que nos pondrá en antecedentes de lo que va a suceder. Otra sugerencia puede ser que veamos a Purita y Artemio en una acción amorosa, él recatado o hipócrita, ella atrevida o despreocupada.
Puede ser también que veamos al policía sometiendo y extorsionando borrachos. El borracho puede andar parando transeúntes creyendo que todos son sus conocidos y lo desprecian. En fin, el límite es la imaginación del grupo de actores y su director de escena.
Localización: op. cit. (Teatro para estudiantes de teatro).
III. VIENTO SUR
Ignacio Retes
Obra en un acto sobre los últimos días de Emiliano Zapata. Ocho personajes: Zapata, Guajardo, un viejo, Antonio, un zapatista, un joven, una mujer y una muchacha. La obra fue escrita con intención didáctica. La escenografía puede resolverse con cajones que sirvan de bancas o se les consiga dar diversas utilidades. Todos los vestuarios son a la usanza de principios del siglo XX, básicamente vestimentas del campo, sólo el joven sale de ese contexto y se ubica en la época actual. Como el joven se mueve en un plano temporal distinto al del resto de los personajes, puede cambiar los cajones en el desarrollo mismo de las escenas y modificar así el sentido de la escenografía (como tramoyista en escena).
Por tratarse de un drama histórico hay que ser muy cuidadosos con el trabajo actoral, para que cobre la fuerza necesaria y no se vuelva plano o acartonado. Tal vez se pueda hacer un agregado al inicio o final de la obra con una escena de guerra entre federales y zapatistas, a fin de darle participación a un número mayor de actores. O podemos ver a la gente observando reverentemente el cadáver baleado del Caudillo del sur.
Localización: op. cit. (Teatro para estudiantes de teatro).
IV. HARINA DE DOS COSTALES
Héctor Berthier
Obra corta en un acto. Dos personajes, básicamente es un diálogo entre Francisco y Adela. La escena se desarrolla en el lugar donde se almacenan los costales de harina en una panadería de pueblo, la panadería es del papá de Adela, Francisco es el empleado. Ella siente inclinación por Francisco, él ama a otra, en eso se centra el conflicto. El escenario puede estar vacío y únicamente con costales rellenos de bolas de papel. La entrada puede ser con música, una balada de amor decepcionado. Francisco es fuerte, Adela puede llenarse de postizos para que se vea exageradamente gorda y para justificar el rechazo de él y esto dé un tono de comedia. La obra es muy corta, se puede alargar con preámbulos, sugerencias: podemos ver al dueño de la panadería negreando a Francisco, o celándolo por la hermosura de su hija. Podemos ver a Francisco cortejando a Soledad (la dependiente de la panadería). Es factible también que veamos a un grupo de gente haciendo pan, o comprándolo, en fin, las posibilidades son variadas.
Localización: op. cit. (teatro para estudiantes de teatro).
V. TRAYECTO
Antonio Argudín
Obra en un acto. Nueve personajes: La actriz, la mamá, el borracho, la señora, el niño, el chofer, el merolico, la muchacha y el muchacho. La obra inicia cuando la actriz esta en su casa platicando con su mamá. Después sale rumbo al teatro, al escenario, en el camino se encuentra un borracho y en el camión observa un niño drogado, al merolico y a unos cantantes de temas religiosos, lo que la lleva a una reflexión final sobre la vida y las situaciones que observo en camino al teatro. La obra presenta una dificultad técnica: ¿cómo resolver lo del autobús en el escenario? Una opción sería que el trayecto no se haga en camión, sino caminando y así ir encontrando al resto de los personajes y sus situaciones, involucrándolos en sus escenas. Podría ser también que el autobús se vaya formando poco a poco en el escenario, primero entra el chofer con su asiento y su volante, se instala y empieza a manejar; enseguida van entrando uno a uno el resto de los personajes (o todos juntos) con su asiento en mano y se instalan dando el sentido de una mitad del autobús ( de preferencia en diagonal) que nos permita ver el desarrollo de las escenas que se suceden ahí. No olvidemos que el teatro es ficción, no necesitamos un escenario realista, sin embargo si es necesario sugerir con claridad las cosas que queremos mostrar al público. Sería interesante dar una entrada musical a cada personaje, la música de El Tri y Chava Flores pueden ayudar en esto.
Localización: ARGUDÍN; Antonio (1994), Teatro, Editora del gobierno del Estado de Veracruz-Llave, México.
VI. LA SERPIENTE CODICIOSA O NADIE SABE PARA QUIEN TRABAJA
Antonio Argudín
Obra en un acto basada en una leyenda Cicateca, nos dice el autor. El trabajo se desarrolla a partir de una fuerte crítica a la avaricia. Anecdóticamente la obra se desarrolla de la siguiente manera: el hermano menor pide dinero al mayor para resolver sus problemas, el mayor sólo otorga un peso, todo mundo empieza a gritarle in crecendo, mezquino, tacaño, etc. Hasta que el hermano mayor muere, promete venganza. El hermano menor hereda las riquezas y la avaricia. El hermano mayor regresa convertido en serpiente se traga el dinero y al hermano. Después se traga a la mujer, los hijos y un falso sacerdote que andan tras el dinero. La serpiente se indigesta, muere y desaparece quedando el dinero tirado. Llega la gente del pueblo y, después de muchas dudas, toman el dinero y deciden compartirlo con todos en obras de beneficio social (presa, camino, escuela, etc).
La puesta en escena requiere de un grupo de alrededor de doce actores, más o menos, algunos de los cuales podrán repetir personajes. Hermano mayor y menor, la esposa de éste último así como sus cinco hijos, señoras, niños, globero, panadero, afilador, sacerdote, cargadores y serpiente son los seres que pueblan la obra.
Una dificultad a resolver es la serpiente codiciosa que se come a los avariciosos. Una idea podría ser: hacer tres círculos de polidúcto (1 m de diámetro, poco más o menos) y unirlos con una tela larga decorada a manera de los dragones que se utilizan en las festividades chinas no sería necesario hacerle una cabeza, ya que esta sería la testa del actor que personifica al hermano mayor. La serpiente sería cargada por tres actores, para comerse a los personajes podría ser en una acción envolvente o simplemente pasándolos por en medio de los pies del actor cabeza para incorporarse en la panza de la serpiente. La serpiente incluso podría hacer una pequeña danza improvisada, se me ocurre música de Silvestre Revueltas (Sensemaya).
Localización: ARGUDÍN, Antonio, op. cit.
VII. EL MÁS HERMOSO GALAN
Antonio Argudín
Obra corta en un acto. Personajes: tres rezadoras, la nana, Narcisa y la muerte. Narcisa esta tendida en su lecho de casi muerte, pero se niega a morir porque es solterona, no quiere irse sin conocer el amor. Las rezanderas ya están hartas de que Narcisa no muera, escuchamos diálogos en doble sentido referentes a soltería y el matrimonio. Entra la muerte y sostiene un diálogo con Narcisa, los demás pueden estar congelados y romper la inmovilidad cuando la muerte se va. Finalmente, después de que Narcisa es poseída por un ataque en su “querer amar”, las rezanderas huyen y entra la muerte como un galán con el que sí se va Narcisa.
Aunque los personajes son seis, el número de actores puede ser mayor, aumentando el número de rezanderas. Podemos iniciar la puesta en escena con Narcisa despreciando a Jacinto. Es posible también un baile al final de calacas galanes con mujeres quedadas que van gustosas a la muerte.
Localización: ARGUDÍN, Antonio, op. cit. Y en Tramoya, cuadernos de teatro de la Universidad Veracruzana, Nueva época No. 4. Abril-junio 1985.
VIII. SUELDO SEGÚN CAPACIDADES
Antonio Argudín
Obra en un acto. Dos personajes: la señora y la joven. La obra es una crítica a la improvisación, la pobreza y falta de estudios de la gente, lo que hace proclives a las personas a aceptar trabajos no honorables. En una oficina común y corriente la joven se entrevista con la señora para solicitar un empleo de secretaria que se anuncia en el periódico con “sueldo según capacidades”. La joven verdaderamente necesita el trabajo, pero no tiene ni los conocimientos suficientes ni la experiencia. En realidad la señora controla un restaurante para divertir a los hombres, a pesar de sus reticencias la joven termina aceptando el trabajo en el restaurante donde ganará de acuerdo a sus capacidades. Aunque la obra sólo requiere de dos personajes es posible hacer un final donde de manera paralela a los últimos diálogos veamos a dos barmen metiendo mesas y sillas para dar la idea de centro nocturno, así entraran las meseras y los clientes para finalizar con un baile un tanto sugestivo, podemos ir bajando el volumen a la música y terminar, a falta de telón, con un congelamiento de los personajes para romperlo a la hora de agradecer los aplausos del público.
Localización: ARGUDÍN, Antonio, op. cit. Y en Más teatro joven, antología por Emilio Carballido, Editores Mexicanos Unidos, 1983, México.
domingo, 21 de febrero de 2010
TOTAL ENTREGA
TOTAL ENTREGA
José Saramago
I
El concierto en su mejor momento, él entre la multitud buscando un lugar donde sentarse. Tal vez buscando a alguien. Voy presurosa a saludarlo. -¿Ya encontraste mesa?, le pregunto.
Responde que no. -Hay un lugar con nosotros, le digo y viene a sentarse. Él consume varias cervezas, esta más elocuente, alegre diría yo. Se nota despreocupado, como si no tuviera compromisos. De pronto en mi oído, en medio de la música y la algarabía, distingo sus palabras: -Nunca hemos arrancado tú y yo. Hay una asignatura pendiente.
La mano, la rodilla bajo la mesa sutilmente me toca. Hace calor aunque de pronto rachas de frío sacuden nuestros cuerpos. Reímos mucho todos en la mesa. Mi exmarido se acerca, se para junto a nosotros como cuestionando sin cuestionar, él lo ignora totalmente sin que parezca descortés, simplemente no se da por enterado de su presencia.
Al despedirnos su dedo hurga en mi ombligo, la boca, furtivo encuentro de los labios. Una mirada perdida en el horizonte del tiempo, ausente, ahora después de tanto tiempo, veinte años me digo.
¿Piensas en sus hijos?, ¿es nuevamente una despedida sin arrancar?
En el presente vivos, juntos al calor de la música. Nos conocemos sin saber a ciencia cierta los misterios de nuestras vidas, el paso del tiempo. La fraterna amistad y el cálido respeto. Viejos compañeros de escuela. Tu sonrisa, sin descifrar del todo, se siente más profunda, ahora que te despides.
¿Una promesa? ¿Ironía? ¿Felicidad por el reencuentro?
Tu voz se opaca, se escucha guardada muy adentro. Antes, no. Hoy creo que si. Te vas y pienso en los años que tardaré en volver a verte.
II
Apenas ayer nos vimos y hoy me enviaste un correo. Lacónico, tres palabras: “No te pierdas”. No importa, me emociono. Mensaje frío es insuficiente, barato decir eso. Es la primera vez que rompe su coraza, que busca comunicarse más allá del instante en que nos hemos visto. El tiempo, el transcurso de más de dos décadas, sé que le gusto, nos gustamos pues, pero… realmente no sé cuál es el pero.
III
Tú en casa de mi mamá. ¿Exploras el terreno? Parece innecesario si estoy dispuesta a entregarme, a ser tuya y hacerte mío. ¿Qué buscas en realidad? La incertidumbre me agobia. Antes lo hiciste así, varias veces veniste a casa y después desapareciste. No era el momento, supongo. Así nos hemos encontrado fortuitamente a lo largo del tiempo: en las escuelas a las que llegas buscando otras mujeres, a sabiendas que nos gustamos y que cada quien tiene sus compromisos. Me respetas, digo para consolarme. Pero ahora, ¿qué te detiene?, te digo sin decir.
IV
Mensaje telefónico, es él de nuevo, que rico, nunca antes había dado tantas señales de vida en una misma semana. No se atreve a pedirme una cita, qué paradoja: mis amigas dicen que es un descarado, siempre va al grano y no te da tiempo ni de pensar, cuando menos lo esperas ya estas en la cama con él. Eso dicen y se carcajean, saben que me duele. ¡Gr.! Viejas ofrecidas, cómo me hacen enojar.
V
Es viernes, hora de la comida. Nos vemos en el estacionamiento del centro comercial. Primero, una llamada apresurada ¿Qué haces?, me dice. ¿Dónde estás?, continúa su interrogatorio retórico: te espero a las dos y media, remata. Así, sin explicaciones y… aquí estoy, muerta de la emoción y esperando.
En el estacionamiento su figura espigada a un lado de la camioneta. Subimos, arranca. Un saludo, un beso, una risa nerviosa –mía- por el gusto de verlo, de ir a su lado percibiendo su loción, su olor limpio. Lo empiezo a cuestionar con cortesía, él evade sutilmente y… ¿Pensé que íbamos a comer? Tal vez después, me contesta con una sonrisa ancha, entre divertida, inocente y cínica.
VI
Todo empieza en mí sin pensar, el sobresalto de la sorpresa me excita. Tantos años esperándolo y, así, de pronto lo haremos por primera vez. Sólo siento el impulso del deseo de estar con él. Es tan tierno y cálido que lo siento en sus manos al tocar las mías y en su boca al encuentro de mis labios. Es como si también él hubiera esperado hace mucho ésto, al menos me consuela pensar así. Casi no lo miro, tengo confianza y vergüenza al mismo tiempo, sólo siento sus brazos, sus manos recorriéndome, quitando con maestría, sin ningún dejo de hipocresía, las prendas de mi ropa: el corpiño con una sola mano y sin demasiados problemas, con una facilidad que no incomoda.
Río otra vez, con torpeza, me siento un poco tonta, casi ebria, hace tanto que esto terminó con mi exmarido que no sé cómo funcionará. He olvidado cómo es un cuerpo masculino, he idealizado demasiado sentir la firmeza de una penetración, su penetración en mí. Tengo miedo de que esto no funcione, de bloquearme.
Relájate, susurra en mi oído. Renuncio a pensar y sólo siento. Va despacio, me dejo conducir dando tiempo a que pase lo que pase, cuando tenga que pasar. Respondo a sus estímulos de manera automática y gozosa. No hablamos, la expresión de los cuerpos se impone a cualquier otra cosa. No se escucha ni una sola voz, sólo ronroneos sensuales ligeramente emitidos y apagados en la garganta misma. Los cuerpos desnudos, qué placer, las yemas de sus dedos me erizan todo el cuerpo. Suavemente se desliza en mi pelo.
Silencio… un vaivén de contracciones corporales. Intercambio de olores y fluidos, todo se fusiona, el amor por la tarde al amparo del susurro de la lluvia tropical, húmedo el ambiente, humedad y calor en todo, ¡ah!… todo estalla dentro de mí. Estoy regresando cuando él rompe el silencio, voy a venirme, dice a media voz y una cresta se eleva sin control en mí. Un crescendo violento, involuntario me avasalla. Lo aprieto con mis brazos, con mis piernas y mis labios. Él, en un suspiro llega, suave y firme al mismo tiempo, esta tan dentro que es ahora parte de mí, un apéndice más de mi pequeño cuerpo.
Y así, con las piernas enlazadas, tejidas por la pasión, descanso de todos los problemas de mi vida, renazco en mí, una racha de luz abre la puerta. Esta vez no cerraré las ventanas, me decido. Esta vez no sentiré que esto es… ¿sucio?
Los cuerpos siguen juntos, posesionado uno del otro. Sigue el silencio y pienso sólo en el momento. Cómo he disfrutado la entrega, que rico es hacerlo conscientemente inconciente. Bueno no sé si es mejor, pero si diferente a las otras relaciones que he tenido, más intenso tal vez. Algo como decantado. Hace cinco, diez o veinte años no hubieran funcionado las cosas entre nosotros, ahora entiendo sus escapes y la reiterada frase: aun no es nuestro tiempo. Ni cuenta se da uno de cómo se acumula la experiencia. Hoy es el tiempo, aunque no me lo diga lo sé.
VII
La sobremesa devela una verdad a medias. Tiene una familia, ¿relación?, no sé. Por ahora no quiero pensar en eso. Estoy dispuesta a la entrega sin reservas. De a como nos toque. Total, igual me moriré mañana a más tardar, si Dios lo quiere.
VIII
Recado en el teléfono: te espero a las tres, mismo lugar.
El lugar ya es especial. Ha dejado de ser un hotel de paso, ahora es nuestro espacio. El primero en mi larga vida. Es especial, lleno de sensaciones, de reencuentros y recuerdos, de sorpresas, de amor. Antes hablábamos más de nosotros ahora no dice nada, pero me lee poesía. Una tras otra y yo, me siento la protagonista de las historias que subyacen en los textos. ¿Busca las lecturas especialmente para mí?, ¿escribe para mí? No lo sé, no me lo dice, en el fondo me importa pero prefiero ignorar esos cuestionamientos recurrentes. Aunque sé que no fui la inspiración para escribir sus poesías, no importa, las dice para mí y eso basta. Una copa de vino, un beso y un poema como preámbulo del amor y después el silencio. Me gusta, lo disfruto. Qué más puedo pedir después de dos patanes que juraron amor eterno, después de tantos pleitos.
Tiene razón, no quiero vivir con él, bueno, si quiero pero no debo, es mejor así.
Hombres, no supe cómo entraron en mi vida, pero cumplían con las inconcientes expectativas de mi padre: verme casada y con una familia antes de que él muriera. Es de agradecerse sus buenas intenciones, pero ahora él no esta y tengo dos hijos. Dos fracasos dice mi madre, un cúmulo incontable de pequeños rencores. La experiencia es dificil, pero ayuda sacar en limpio las cosas.
IX
Cinco años ya, el mismo hotel. Ha sido larga la estancia en el oasis. ¿Debo agradecer a la vida? ¿Preocuparme? Aquí estoy totalmente entregada dispuesta a lo que dure...
Uno no puede elegir los sueños que tiene,
Son los sueños los que eligen a las personas
José Saramago
I
El concierto en su mejor momento, él entre la multitud buscando un lugar donde sentarse. Tal vez buscando a alguien. Voy presurosa a saludarlo. -¿Ya encontraste mesa?, le pregunto.
Responde que no. -Hay un lugar con nosotros, le digo y viene a sentarse. Él consume varias cervezas, esta más elocuente, alegre diría yo. Se nota despreocupado, como si no tuviera compromisos. De pronto en mi oído, en medio de la música y la algarabía, distingo sus palabras: -Nunca hemos arrancado tú y yo. Hay una asignatura pendiente.
La mano, la rodilla bajo la mesa sutilmente me toca. Hace calor aunque de pronto rachas de frío sacuden nuestros cuerpos. Reímos mucho todos en la mesa. Mi exmarido se acerca, se para junto a nosotros como cuestionando sin cuestionar, él lo ignora totalmente sin que parezca descortés, simplemente no se da por enterado de su presencia.
Al despedirnos su dedo hurga en mi ombligo, la boca, furtivo encuentro de los labios. Una mirada perdida en el horizonte del tiempo, ausente, ahora después de tanto tiempo, veinte años me digo.
¿Piensas en sus hijos?, ¿es nuevamente una despedida sin arrancar?
En el presente vivos, juntos al calor de la música. Nos conocemos sin saber a ciencia cierta los misterios de nuestras vidas, el paso del tiempo. La fraterna amistad y el cálido respeto. Viejos compañeros de escuela. Tu sonrisa, sin descifrar del todo, se siente más profunda, ahora que te despides.
¿Una promesa? ¿Ironía? ¿Felicidad por el reencuentro?
Tu voz se opaca, se escucha guardada muy adentro. Antes, no. Hoy creo que si. Te vas y pienso en los años que tardaré en volver a verte.
II
Apenas ayer nos vimos y hoy me enviaste un correo. Lacónico, tres palabras: “No te pierdas”. No importa, me emociono. Mensaje frío es insuficiente, barato decir eso. Es la primera vez que rompe su coraza, que busca comunicarse más allá del instante en que nos hemos visto. El tiempo, el transcurso de más de dos décadas, sé que le gusto, nos gustamos pues, pero… realmente no sé cuál es el pero.
III
Tú en casa de mi mamá. ¿Exploras el terreno? Parece innecesario si estoy dispuesta a entregarme, a ser tuya y hacerte mío. ¿Qué buscas en realidad? La incertidumbre me agobia. Antes lo hiciste así, varias veces veniste a casa y después desapareciste. No era el momento, supongo. Así nos hemos encontrado fortuitamente a lo largo del tiempo: en las escuelas a las que llegas buscando otras mujeres, a sabiendas que nos gustamos y que cada quien tiene sus compromisos. Me respetas, digo para consolarme. Pero ahora, ¿qué te detiene?, te digo sin decir.
IV
Mensaje telefónico, es él de nuevo, que rico, nunca antes había dado tantas señales de vida en una misma semana. No se atreve a pedirme una cita, qué paradoja: mis amigas dicen que es un descarado, siempre va al grano y no te da tiempo ni de pensar, cuando menos lo esperas ya estas en la cama con él. Eso dicen y se carcajean, saben que me duele. ¡Gr.! Viejas ofrecidas, cómo me hacen enojar.
V
Es viernes, hora de la comida. Nos vemos en el estacionamiento del centro comercial. Primero, una llamada apresurada ¿Qué haces?, me dice. ¿Dónde estás?, continúa su interrogatorio retórico: te espero a las dos y media, remata. Así, sin explicaciones y… aquí estoy, muerta de la emoción y esperando.
En el estacionamiento su figura espigada a un lado de la camioneta. Subimos, arranca. Un saludo, un beso, una risa nerviosa –mía- por el gusto de verlo, de ir a su lado percibiendo su loción, su olor limpio. Lo empiezo a cuestionar con cortesía, él evade sutilmente y… ¿Pensé que íbamos a comer? Tal vez después, me contesta con una sonrisa ancha, entre divertida, inocente y cínica.
VI
Todo empieza en mí sin pensar, el sobresalto de la sorpresa me excita. Tantos años esperándolo y, así, de pronto lo haremos por primera vez. Sólo siento el impulso del deseo de estar con él. Es tan tierno y cálido que lo siento en sus manos al tocar las mías y en su boca al encuentro de mis labios. Es como si también él hubiera esperado hace mucho ésto, al menos me consuela pensar así. Casi no lo miro, tengo confianza y vergüenza al mismo tiempo, sólo siento sus brazos, sus manos recorriéndome, quitando con maestría, sin ningún dejo de hipocresía, las prendas de mi ropa: el corpiño con una sola mano y sin demasiados problemas, con una facilidad que no incomoda.
Río otra vez, con torpeza, me siento un poco tonta, casi ebria, hace tanto que esto terminó con mi exmarido que no sé cómo funcionará. He olvidado cómo es un cuerpo masculino, he idealizado demasiado sentir la firmeza de una penetración, su penetración en mí. Tengo miedo de que esto no funcione, de bloquearme.
Relájate, susurra en mi oído. Renuncio a pensar y sólo siento. Va despacio, me dejo conducir dando tiempo a que pase lo que pase, cuando tenga que pasar. Respondo a sus estímulos de manera automática y gozosa. No hablamos, la expresión de los cuerpos se impone a cualquier otra cosa. No se escucha ni una sola voz, sólo ronroneos sensuales ligeramente emitidos y apagados en la garganta misma. Los cuerpos desnudos, qué placer, las yemas de sus dedos me erizan todo el cuerpo. Suavemente se desliza en mi pelo.
Silencio… un vaivén de contracciones corporales. Intercambio de olores y fluidos, todo se fusiona, el amor por la tarde al amparo del susurro de la lluvia tropical, húmedo el ambiente, humedad y calor en todo, ¡ah!… todo estalla dentro de mí. Estoy regresando cuando él rompe el silencio, voy a venirme, dice a media voz y una cresta se eleva sin control en mí. Un crescendo violento, involuntario me avasalla. Lo aprieto con mis brazos, con mis piernas y mis labios. Él, en un suspiro llega, suave y firme al mismo tiempo, esta tan dentro que es ahora parte de mí, un apéndice más de mi pequeño cuerpo.
Y así, con las piernas enlazadas, tejidas por la pasión, descanso de todos los problemas de mi vida, renazco en mí, una racha de luz abre la puerta. Esta vez no cerraré las ventanas, me decido. Esta vez no sentiré que esto es… ¿sucio?
Los cuerpos siguen juntos, posesionado uno del otro. Sigue el silencio y pienso sólo en el momento. Cómo he disfrutado la entrega, que rico es hacerlo conscientemente inconciente. Bueno no sé si es mejor, pero si diferente a las otras relaciones que he tenido, más intenso tal vez. Algo como decantado. Hace cinco, diez o veinte años no hubieran funcionado las cosas entre nosotros, ahora entiendo sus escapes y la reiterada frase: aun no es nuestro tiempo. Ni cuenta se da uno de cómo se acumula la experiencia. Hoy es el tiempo, aunque no me lo diga lo sé.
VII
La sobremesa devela una verdad a medias. Tiene una familia, ¿relación?, no sé. Por ahora no quiero pensar en eso. Estoy dispuesta a la entrega sin reservas. De a como nos toque. Total, igual me moriré mañana a más tardar, si Dios lo quiere.
VIII
Recado en el teléfono: te espero a las tres, mismo lugar.
El lugar ya es especial. Ha dejado de ser un hotel de paso, ahora es nuestro espacio. El primero en mi larga vida. Es especial, lleno de sensaciones, de reencuentros y recuerdos, de sorpresas, de amor. Antes hablábamos más de nosotros ahora no dice nada, pero me lee poesía. Una tras otra y yo, me siento la protagonista de las historias que subyacen en los textos. ¿Busca las lecturas especialmente para mí?, ¿escribe para mí? No lo sé, no me lo dice, en el fondo me importa pero prefiero ignorar esos cuestionamientos recurrentes. Aunque sé que no fui la inspiración para escribir sus poesías, no importa, las dice para mí y eso basta. Una copa de vino, un beso y un poema como preámbulo del amor y después el silencio. Me gusta, lo disfruto. Qué más puedo pedir después de dos patanes que juraron amor eterno, después de tantos pleitos.
Tiene razón, no quiero vivir con él, bueno, si quiero pero no debo, es mejor así.
Hombres, no supe cómo entraron en mi vida, pero cumplían con las inconcientes expectativas de mi padre: verme casada y con una familia antes de que él muriera. Es de agradecerse sus buenas intenciones, pero ahora él no esta y tengo dos hijos. Dos fracasos dice mi madre, un cúmulo incontable de pequeños rencores. La experiencia es dificil, pero ayuda sacar en limpio las cosas.
IX
Cinco años ya, el mismo hotel. Ha sido larga la estancia en el oasis. ¿Debo agradecer a la vida? ¿Preocuparme? Aquí estoy totalmente entregada dispuesta a lo que dure...
viernes, 19 de febrero de 2010
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