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jueves, 18 de febrero de 2010

EFRAÍN BARTOLOMÉ: AGUA LUSTRADA, BEBER POESÍA.

EFRAÍN BARTOLOMÉ: AGUA LUSTRADA, BEBER POESÍA.



La biografía de un poeta está en sus libros más auténticos,
porque la verdadera poesía está hecha de vida.


Juan Domingo Arguelles


El presente ensayo tiene como objetivo presentar una lectura posible del poema Corte de café, incluido en el libro AGUA LUSTRAL de Efraín Bartolomé (1994). Si bien es cierto que el discurso estético se sustenta en una suspensión del valor referencial presente en los otros discursos y, por lo tanto hace de la verdad un valor no necesariamente pertinente al mismo (Prada dixit1), también es cierto que podemos indagar el sustento referencial del mismo.
Si el discurso estético no se refiere a algo fuera del propio discurso y por lo tanto instaura un mundo posible, consideramos que es posible hacer una lectura sociológica del poema de Bartolomé que implica un rescate de la referencialidad tratando de no perder de vista al poema como objeto estético.
En el Análisis del discurso narrativo-literario, Prada plantea que la instauración del mundo de lo posible no esta sujeto al criterio de verdad o falsedad, esto es que la suspensión de la referencialidad del discurso estético no quiere decir que el discurso sea falso ya que no puede ser sometido a parámetros de verificación o falibilidad; pareciera entonces que una lectura que priorice el valor referencial de una obra no sería lo más pertinente, sin embargo Prada nos abre una rendija al plantear que el discurso literario forma parte de la construcción social de la realidad y al suspender la referencialidad no deja de insertarse en el mundo socio-cultural.
Consideramos pues que, al ser Efraín Bartolomé un poeta mexicano, de nuestros tiempos y al hablar en su poema
Corte de café
de una actividad que nos es cercana y casi cotidiana, su discurso al ser producto de una construcción social y al estar inserto en un determinado mundo socio-cultural, nos permite abordarlo retomando algunos elementos del contexto social del autor y de la realidad que nos refiere el poema, tratando de no perder de vista su valor subjetivo y estético.
No se pretende –ni mucho menos – caer en posiciones tan atrasadas como aquellas que planteaban que el arte debe ser un reflejo de la realidad objetiva, que debe tener una utilidad política o realizar interpretaciones panfletarias o alguna situación por el estilo. Se trata de entender que los ejercicios imaginativos del poeta tienen que ver con sus vivencias ya que “(en) el momento mismo de la creación el poeta es su experiencia”(2) , y en Corte de café se siente la experiencia del poeta en su relación imaginativa con el tema de su objeto y el no-desconocimiento de la problemática social que alrededor del proceso productivo agrario se genera en Chiapas(3) .
“No hay poesía si la intensidad está ausente; ley que hoy se olvida con facilidad porque las cofradías de desapasionados festejan la vacuidad como una virtud. Sin la emoción poética, la palabra es una red vacía, un ejercicio estéril” (Argüelles.P.17), sin duda Bartolomé es un poeta apasionado, intenso. Un poema es una confidencia, una confidencia tramposa que nos hace el poeta sobre el papel, con su voz de juglar, pero el papel que no es el objetivo de la confidencia sino más bien el vehículo, el agua tatuada con tinta indeleble. Efraín Bartolomé, tatúa el agua, le saca brillo, la lustra.
En AGUA LUSTRAL, Bartolomé persigue al vital líquido desde el profundo subterráneo de la corteza terrestre; hasta la savia viva que corre por los árboles, que en amargo café entra a nuestras entrañas y desde el sudeste de nuestro país nos llega en la líquida bendición de los ríos nocturnos, la lluvia, la desdicha, las presas, como oleaje marino, desde la adolescencia o de los sueños, en charcos citadinos, de sangre que corre por las venas, por arterias asfálticas de la ciudad de México.
En el mejor poema están las experiencias entrañables de quien escribe, de quien habla, nos dice Juan Domingo Argüelles a propósito de AGUA LUSTRAL y de su autor Efraín Bartolomé. AGUA LUSTRAL es un texto que recoge cuatro poemarios que el escritor había publicado –en estricto- entre 1982 y 1987, aunque Ojo de jaguar en 1990 había sido aumentado en una nueva edición por el poeta. Ojo de jaguar; Ciudad bajo relámpago; Música solar y; Cuadernos contra el ángel, son los trabajos incluidos en esta compilación.
El poema que nos ocupa en este trabajo –Corte de café- es parte de Ojo de jaguar, poemario donde están presentes la selva y el agua como elementos que se mezclan para dar vida a Palenque y Ocosingo (la tierra del poeta), el universo de la casa paterna y la familia al pie de la vida exuberante de la selva chiapaneca. Juan Domingo Argüelles nos dice de Ojo de jaguar:

Surgió en los momentos en que comenzaba a cobrar fuerza el ejercicio intrascendente de la palabra fría y el verso desapasionado; ese que hoy llena muchísimas páginas y aleja a los lectores de los libros.
Bartolomé se instaló, desde un principio, en el lugar que le importaba y desde ahí hizo escuchar su Yo en poemas admirables que maduro en la soledad fecunda y que dio a conocer en su momento, sin precipitarse, cuando ya los escritores de su generación tenían una década de intentos en una buena cantidad de títulos. La primera virtud de Bartolomé consistió en no domesticar la emoción, y en Ojo de jaguar reconstruyó su infancia y plasmó su experiencia en versos perfectos donde la selva lo rodea todo. Se propuso hablar desde sí mismo y buscar el estremecimiento antes que el asombro.
(Argüelles.P.14)

Pelayo Fernández (1979:11), parafraseando a Ortega y Gasset, plantea que la palabra encierra un contenido múltiple, que no expresa solamente una idea, sino una realidad mediante la idea, así la palabra no es fonema-idea, sino fonema-idea-objeto; de Corte de café se pueden desprender multiplicidad de ideas, de contenidos que proviniendo de la palabra, de los fonemas nos remite a imágenes, ideas que definen un objeto.
No podemos negar que el poema es una construcción artificiosa, que hace uso de recursos retóricos, pero también la escritura, el lenguaje fonético es algo construido, no es algo natural, es un algo de artificio y convención, sin embargo son intrínsecamente humanos, tan humanos como el poeta mismo.
Un poema es un objeto semiótico, pero también es más, es un artilugio, pero no es una simulación, no es doblez ni hipocresía [menos en Bartolomé], puede ser que a partir de él podamos reconstruir trozos de una realidad que, a veces, seria preferible no buscar en el objeto estético.
El poema no es una mentira, es la expresión sintética de la vida misma, de su negación. Es la síntesis del individuo, del ser social, de la historia y de la histeria personal y colectiva. Es la expresión sintetizada de la naturaleza humana, escrito en el tiempo pero proyectado fuera de este.
Un poema no es una verdad, sin embargo es la totalidad plasmada estéticamente, en líneas versales, es la expresión de las complejidades yuxtapuestas del ser, del sentir, de lo posible, de lo imposible y, sin duda, Corte de café cumple con todos estos elementos que hemos señalado sobre el objeto de la poesía: un poema.
Corte de café es un poema escrito en siete partes que parecieran ser los siete días de la semana, el poema establece también una relación con el proceso productivo del aromático que se describe en la séptima parte, de un proceso que se inscribe -pensando en la infancia del poeta-, en el estado de Chiapas donde la producción de café es muy importante, ya que según el censo del Inmecafé(4) de 1992, este estado es el principal productor de café del país (Hernández Navarro 1995:41).
La primera parte del escrito esta compuesta por cinco líneas versales donde el poeta como un Dios o en un sueño contempla desde el aire la masa verde del cafetal, ese follaje que se mueve al ritmo del viento y de los cortadores que como masa informe agitan y dan vida a los árboles que de una manera inquietante tiemblan, con furia, con la verde furia de unas manos colectivas que manotean las ramas, las hojas verdes, para arrancar el fruto que sin duda, como parte de una riqueza social mal distribuida provoca los tiernos odios, odios que tienen que ver con las condiciones de vida de los cortadores, al respecto Hernández Navarro (1994:51) señala: “Las condiciones de vida y de trabajo de los pequeños productores chiapanecos son similares a las de cerca de 200 mil pequeños productores de café en todo el país: indígenas en la pobreza extrema con un largo memorial de agravios”.
En la segunda parte, 18 líneas versales, el poeta baja de las alturas para instalarse en los troncos verdes de los árboles para, en un intercambio de sensaciones entre los términos, decirnos que el musgo descansa y el hambre sube; esa hambre que sin duda es un hombre sugerido en la pureza de una metáfora que no necesita una relación de identidad con ningún otro término para que nosotros –los lectores- entendamos lo sugerido por el poeta. El cafetal se encuentra bajo la sombra espesa de otros árboles(5).
El corte es la actividad cafetalera que utiliza más mano de obra en un mismo momento, por lo que hay inmigración(6), esta población al no tener un asentamiento regular en donde trabajan Dormirán bajo el frío sucio de los portales/ (Qué reguero de muertos bajo la bota pesada del sueño)/ [además]Partirán con los vientos del invierno. El poeta nos habla de los cortadores (¿indígenas?) que buscan trabajo a la puerta de su casa, estos individuos no tienen rostro, no tienen nombre, no tienen voz, son una lenta sombra amarilla(7). El poeta es sensible y entiende que el café que él tome por la tarde tendrá el sabor amarillo de la sombra, el sabor amargo del hambre.
Pasando a la tercera parte del texto, el autor nos habla del hombre que sonríe torpemente y se destroza los dedos al recoger el fruto, donde los días son amargos, donde el hambre esta presente y es saciada con posol(8). Efraín, para dar un ritmo fluido al poema, expresa sus ideas utilizando elementos de dicción como la reduplicación que esta presente al ligar los versos siete, ocho y nueve con la repetición inmediata de los términos sangre y dedos: Con estas mismas manos acaricia su hambre/ a la hora del posol/ A la hora justa en que alguien bebe café/ con restos de esta sangre/ Con sangre de estos dedos/ Con dedos de estos años.
Aquí, como en la segunda parte, tenemos la contraposición de dos sujetos, el que toma café y el que lo produce; el que disfruta placenteramente del sabor del aromático -no importa que sea amargo- y de quien tiene hambre y sangra al producirlo, dos seres aparentemente lejanos y contrapuestos, ya que alguien bebe café justo: En esta exacta hora encendida de rojo/ en que un hombre sonríe torpemente/ a sus manos con sangre. La contraposición entre pobreza y riqueza esta presente en las zonas cafetaleras, el café genera riqueza pero no la distribuye, en Chiapas esta situación se ilustra en el siguiente párrafo: “En el Soconusco se concentra un buen número de los capitales más fuertes de Chiapas. Alrededor del café, del plátano, de la caña de azúcar, del ganado –y en menor medida del sorgo- se han levantado imperios económicos regionales de los que el Banco Unión es sólo una muestra” (Hernández Navarro1995: 101).
La cuarta parte inicia con enumeración de imágenes que nos acerca nuevamente a la finca, a la naturaleza selvática de la tierra natal del poeta, Ocosingo(9), como flashasos: el cafetal; la sombra; la serpiente; el vapor.
El aire se enrarece, la neblina es un trapo húmedo que ahoga al que trabaja y desde ya el trabajo en el campo lo va matando; la tierra es base de su raíz, pero también es la lenta tumba que va tragando al cafeticultor, al campesino, al indio: La tierra en que te vas hundiendo. Enseguida viene el reclamo, el malestar del poeta ante la situación, la interrogación retórica: Desde hace cuánto/ por quién/ para qué/ por qué. Quién puede responder a esto: ¿el hombre lobo del hombre? ; ¿la impía víbora venenosa? O los pequeños animales que no matan inmediatamente, pero que son parásitos que chupan la vida, poco a poco, del cortador de frutos; del recolector de los alimentos que no ha de comerse; aquí se nos presenta un campo semántico de animales, hematófagos que molestan al hombre (nigua, talaje, piojo, escarabajo, chinche, casampulga), sólo el escarabajo(10) no corresponde exactamente a la idea de parásito del hombre. Estamos ante una figura metafórica que lleva al poeta a cerrar este apartado con un reclamo ¡Respondan!, que respondan los parásitos del hombre por cada moretón en la piel del cortador por cada cicatriz en la piel de la vida.
La quinta parte del texto nos presenta una topografía del cafetal: el fondo, las hojas de los árboles, las hojas secas bajo nuestros pies, el tallo, las ramas de sombra, el sol en lo alto. El miedo y la rabia están presentes, uno se enrosca en el tallo del café, la otra llega con el durísimo sol. No esta de más señalar que los primeros tres versos de este apartado anafóricamente inician con la partícula Qué, lo que genera un tono fuerte en esa partícula, pareciendo que el resto del verso funciona de contrapunto.
En la sexta parte el poeta nos dice, partiendo de una interrogación retórica, de dónde vienen todos los males: los males vienen del sol, de la luz, de la claridad que pueden tener las conciencias y pareciera que así lo percibe el bardo: Si cada red de luz lanzada sobre el mundo/ fermenta el malestar; ¿es acaso la naturaleza la que somete al hombre? La que Hinca la brasa cruel de su cigarro/ sobre la piel más tierna; ¿es el mismo hombre?, dejemos eso al aire. ¿Es el sol el que desangra las lagunas y adelgaza los ríos o es el hombre?. Sin duda el hombre es la sal de la tierra, pero la sal, como el sudor del hombre a veces da sabor/ o cae/ sobre una llaga; la paradoja, el trabajo puede humanizar pero también ser castigo; el hombre puede ser la sal de la tierra, lo que le da sabor, pero también lo que la satura y la llena de amargura; de un dolor que puede ser individual o social.
Para finalizar, en la séptima jornada, el día del descanso, el día en que podemos beber el café (amargo), con el sabor que nos deja la confrontación con un fragmento de la realidad social, esto tiene que ver con los procesos económicos y sociales implicados en el hecho de que, una tasa de café llegue a nuestra mesa. En este séptimo apartado se resume, verso a verso, el proceso de producción(11) de la bebida que nos ocupa. Siembra, poda y corte; son tres actividades que se desarrollan directamente en la finca. Enseguida vienen dos procesos que requieren de cierta tecnología, para lo cual se utiliza el beneficio(12): despulpar, lavado y secado. Finalmente, ya en el molino, se dora y se muele el grano de oro. Todo este proceso nos es sugerido por la pluma del poeta apenas en una decena de versos, sintéticos y precisos.
Concluyendo: sin duda un poema también es un objeto artesanal, producto de un taller, realizado por un hacedor de oficio y Efraín Bartolomé nos muestra oficio en AGUA LUSTRAL, si bien es cierto lo que el mismo dice de este poemario [Va, en estos cuatro libros, la mitad de mi vida. Y voy por más], efectivamente hay vida en su poesía, hay pasión, pero también hay oficio.
Es, por otro lado, de considerarse posible –aunque tal vez no deseable-, el vivenciar (disfrutar o sufrir) el efecto estético de la poesía y recrearnos en sus posibilidades referenciales (sin cancelar con ello otras lecturas posibles), que pueden ser múltiples, y que tal vez al concretarse en una, limiten las posibilidades interpretativas y coarten el espacio abierto de la imaginación, pero es sin duda un entrenamiento válido que nos permite el ejercicio de la crítica literaria y de la interpretación, claro esta que no siempre un trabajo poético o literario podrá ser abordado de la misma manera, esto es que no resistan cierto tipo de análisis o de interpretación, como es el caso de algunos elementos de la sociología.
Es importante señalar que la temática del café no es aislada en Bartolomé [tampoco una constante], es retomada en varios poemas como es el caso de:
Bienandanza de la lluvia
(La noche derrama su esencia de café);
Valle de Ocosingo
(Es el hijueputa Cadejo/ por el cafetal);
Casa paterna
(Cuando la mañana entre mi padre gritará. Llegará hasta el insulto repitiendo instrucciones interminables sobre pequeños detalles interminables: al vaquero que trajo la leche del rancho, a los trabajadores que despulpan café, a tío Rodrigo que anoche tomó trago, al nieto en vacaciones que se levanta tarde.) y;
Oleaje adolescente
(Y desde el fondo de mí mismo viene/ el rancho donde el brillo del verde adormecía/ el rojo amanecer bajando el cerro/ el paseo a caballo con mi padre/ rumbo a los cafetales). Es de pensarse que esta recurrencia tiene que ver con las imágenes de su infancia y con el contexto geográfico en que ésta se desarrolla.
Sin duda la experiencia de vida del poeta estuvo ligada al cafetal, al café y a los trabajadores que lo cortan. Se percibe en Efraín una sensibilidad muy humana y honesta, sensible a la vida de sus semejantes, de los trabajadores del campo, mostrándonos las cosas como se presentan en un momento dado y, rescatando a su familia, sus padres, sus recuerdos, sin entrar en conflictos que le signifiquen evadir la realidad o rupturas, tal vez, innecesarias.
Finalmente, es necesario decir que, los siete apartados de Corte de café pueden ser leídos por separado sin mayores problemas de comprensión, pero juntos forman una unidad indisoluble, cada fragmento es autónomo en sí mismo y, a la vez, la pieza de un rompecabezas cada vez más amplio.

NOTAS
1. Durante el Curso propedéutico de ingreso a la Maestría en Literatura Mexicana, Renato Prada Oropeza nos impartió parte del curso: Métodos de Investigación Literaria. En dicho curso utilizamos un texto en proceso de elaboración, de Prada Oropeza, el texto lleva por titulo Análisis del discurso narrativo-literario, éste es un capítulo de un texto más amplio del cual no tengo la referencia. Lo aquí referido a Prada, pertenece a ese escrito.
2. Esta afirmación es de Juan Domingo Argüelles en su escrito: Efraín Bartolomé: hacia la poesía de lo esencial. El texto de Arguelles es la presentación del libro AGUA LUSTRAL, la cita corresponde a la página 13. La próxima vez que citemos a Argüelles, sólo lo haremos con su nombre y número de página.
3. La problemática agraria de la región esta presente en boca de las propias organizaciones campesinas regionales: “La existencia de nuestros poblados en la Lacandona obedece a la necesidad de tierra, libertad y dignidad que no teníamos en las fincas ganaderas y cafetaleras de la periferia de Ocosingo, Yajalón y Comitán, en las cuales vivíamos como peones acasillados” La Unión de Uniones: Historia-problemática y situación actual (En Hernández Navarro 1995:64)

4. “El proyecto de desarrollo agrícola implantado por el gobierno de Luis Echeverría pretendió recuperar una de las funciones que la agricultura había cumplido entre 1940-1970, la de ser subsidiaria de las importaciones industriales; para lo cual intento crear un polo exportador sobre la base de los ejidos; en el caso del café fundó el Instituto Mexicano del Café (INMECAFE), el cual fue el promotor directo del crédito y la comercialización del grano” (Ríos 1998:41)
5. El cafeto tiene que sembrarse en un efecto de invernadero, por eso los cafetales son protegidos por la sombra de otros árboles, los cuales su importancia radica en dar sombra al café y no en lo que puedan producir, para tal caso muchas de las veces se utilizan los naranjos y platanares entre otros.
6. Sobre esta situación, no en Chiapas, en el Estado de Veracruz, Artemio Ríos (1998:47) señala “Un segundo rasgo [de los enclaves cafetaleros] es ser una zona que importa mano de obra durante el corte de café, cuando se requiere de la utilización intensiva de trabajadores; hay que agregar que la mano de obra incorporada es, muchas de las veces, de extracción indígena, pues proviene de la sierra de Zongolica o del estado de Puebla. En ocasiones llegan corrientes migratorias del sur y sureste del país, específicamente de los estados de Oaxaca y Chiapas. (…)este grupo social es quizá el más pobre de la comunidad”.
7. En cuanto al actual levantamiento indígena en Chiapas -muchos de ellos miniproductores de café y por lo tanto cortadores temporaleros-, el subcomandante Marcos en los diálogos de la Catedral de San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, en marzo de 1994, plantea que los indios del EZLN tuvieron que decidirse a matar o morir para ser escuchadas. Paradójicamente hoy que se cubren el rostro y renuncian a sus nombres, se les pide que muestren la cara y digan quienes son, antes a nadie le había importado oírlos ni verlos, sólo eran lentas sombras que se deslizaban al margen de los demás.
8. El posol es el elemento fundamental de la dieta de los indígenas en el estado de Chiapas, este alimento es una bola de masa de maíz revuelta con azúcar que se prepara al agregarle agua, como una especie de atole crudo, en los momentos de bonanza puede incorporársele cacao.
9. Ocosingo era hasta 1994 el municipio más grande de Chiapas y del país en cuanto a extensión territorial, ubicándose en la región de la selva Lacandona, limitado por el río Usumacinta y por Guatemala al sur y sureste. Este municipio hoy a sido remunicipalizado por los neozapatistas al margen de las instituciones del Estado.
10. En la rebelión indígena de los noventa el escarabajo es un animal apreciado por la mitología creada alrededor del movimiento neozapatista, Durito, confidente y amigo del subcomandante Marcos, es un escarabajo.
11. “La producción del café requiere para desarrollar adecuadamente las labores culturales (resiembras, podas, manejo de sombras, fertilización y cosechas) un promedio de 80 jornales por hectárea al año” (Hernández Navarro 1995:49).
12. “El beneficio es el lugar donde se ubica la maquinaria para procesar café cereza (recién cortado); ahí se despulpa en pilas de fermentación y, mediante secado, se obtiene café pergamino” (Ríos 1998:43)





BIBLIOGRAFÍA






BARTOLOMÉ, Efraín (1994). AGUA LUSTRAL. POESÍA, 1982-1987. Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. México.



FERNÁNDEZ, Pelayo H. (1979). ESTILÍSTICA. ESTILO. FIGURAS ESTILÍSTICAS. TROPOS. Ediciones José Porrua. Madrid.



HERNÁNDEZ NAVARRO, Luis (1995). CHIAPAS: LA GUERRA Y LA PAZ. ADN editores. México.



PRADA, Renato (¿?). ANÁLISIS DEL DISCURSO NARRATIVO-LITERARIO. Mimeo.Xalapa, Ver.



RIOS, Artemio (1998). EL PROFESOR RURAL DE TELESECUNDARIA: SUPROBLEMÁTICA EN UNA COMUNIDAD.MEMORIA LABORAL, EL XÚCHIL, MUNICIPIO DE TENAMPA, VER. 1986-1988. FCPyS-UNAM. México.

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